Traducción Susana Merino
Más de dos docena de camiones – tanque de petróleo transportando suministros a las tropas de los EEUU destinadas a atacar Kandahar fueron destruidos el viernes pasado en el sur de Pakistán durante dos episodios diferentes. Estos ataques han agravado la crisis ya existente entre las fuerzas de ocupación de la OTAN y de los EEUU y el gobierno de Pakistan debida al cierre de un paso de la frontera el día anterior.
Se estima que el 80% de los suministros que reciben las tropas aliadas de la OTAN y de los EEUU, incluido el 50% del petróleo pasa por Pakistán.
El Paso Khyber que conecta Peshawar en el noreste Pakistán con Jalalabad en el este de Afganistán fue cerrado a los convoyes de suministros de la OTAN en respuesta a los ataques de los EEUU del martes a puestos militares pakistaníes en los que murieron tres miembros de la Guardia de Fronteras de Pakistán dejando a varios más heridos. Washington continúa justificando como de «autodefensa» estos ataques realizados por helicópteros armados dentro de Pakistán en flagrante violación de la soberanía pakistaní.
Tales ataques siguieron a otro de un helicóptero en el lado pakistaní de la frontera en los que murieron unos 55 pakistaníes. El mes pasado los EEUU incrementaron el uso de aviones teledirigidos de la CIA en alrededor de 20 o más ataques durante el mes de setiembre, para lanzar misiles a supuestos Taliban en las regiones tribales de Pakistán y a blancos de Al Qaeda.
Hablando de las potenciales implicancias del cierre del paso fronterizo para la guerra neocolonial que se está desarrollando en Afganistán, Teresita C. Schaeffer directora del programa para el sudeste asiático del Centro de estudios estratégicos internacionales en Washington dijo al New York Times: » «Desde hace un par de años estamos tratando de reducir nuestra dependencia logística de Pakistán y solo lo hemos logrado bajar de un 90 a un 80 % Claramente no tenemos otra opción.
Por la mañana temprano alrededor de una docena de enmascarados armados, atacaron el convoy de camiones tanque petroleros en la ciudad de Shikarpur en el sur de la provincia Sind. Los insurgentes realizaron disparos al aire para advertir a los conductores y luego incendiaron los vehículos destruyendo 27 del total. Fue esta la primera emboscada en ese lugar de la provincia de Sindh.
Más tarde, el viernes militantes armados prendieron fuego a dos vehículos de la OTAN al suroeste de la ciudad de Khuzdar en la provincia de Baluchistan.
En ambos casos los camiones atacados transitaban la ruta entre el puerto de la ciudad de Karachito en el cruce limítrofe de Chaman, que conecta la ruta hacia Kandahar, la segunda ciudad más importante de Afganistán, por mucho tiempo bastión de los Taliban. La semana pasada los EEUU lanzaron, su más importante ofensiva militar desde la invasión en 2001, contra Kandahar y sus alrededores. El régimen pakistaní no ha cerrado el cruce de la frontera Chaman a los convoyes de la OTAN y de los EEUU. Sin embargo se informó oficialmente que en el cruce de la ciudad de Torkham se hallaban estacionados unos 400 camiones de la OTAN.
El lugar adonde se han producido los ataques insurgentes parece responder a la estrategia de impedir el aprovisionamiento que transita por esa ruta que permanece abierta y conduce a Kandahar ocasionando problemas a las fuerzas de ocupación debido al cierre de la ruta norte.
Se trata de otra señal del aumento de la insurgencia en Pakistán, en donde el jueves la policía informó que 200 militantes habían capturado y mantenido como rehenes en Chitral a doce policías un lugar que la prensa describe como un distrito «normalmente plácido» cerca del límite con Afganistán.
La escalada militar de Washington dentro de Pakistán ha incrementado las tensiones entre ambos países mientras se agrava aún más la ya desesperante crisis política del gobierno del presidente Asif Ali Zardari. Este último aceptó tácitamente los ataques con aviones no tripulados de la CIA en las regiones tribales que bordean a Afganistán, pero ha tratado de establecer un límite entre las abiertas incursiones militares de los EEUU de aire y de tierra.
La indignación popular en Pakistán tanto contra los EEUU como contra el gobierno de Islamabad, cada vez más despreciado como títere de Washington, se ha visto acrecentada aun más a causa de los recientes ataques usamericanos. El malestar es igualmente creciente debido al fracaso del gobierno en solucionar los problemas de millones de pakistaníes desplazados por las inundaciones de este verano.
Al mismo tiempo los EEUU incrementan su presión sobre Zardari y sobre los militares paquistaníes – en parte debido a los recientes ataques- para que aumenten su ofensiva contra las reacciones anti-gubernamentales y anti-usamericanas de las regiones tribales, del Waziristan Sur y del Waziristán Norte consideradas por los EEUU como la base operativa central de los Talibán en la frontera con Afganistán.
El viernes, el embajador pakistaní en Bélgica presentó una protesta oficial por ante el cuartel general de la OTAN en Bruselas relacionada con las recientes incursiones de los EEUU y la OTAN en su país. El Primer Ministro Yousuf Raza Gilani anunció al Parlamento pakistaní que el gobierno va a «considerar otras opciones si se producen interferencias en la soberanía de nuestro país».
El New York Times informó el viernes que un importante miembro de la inteligencia pakistaní dijo que las incursiones en la frontera pueden conducir a «una ruptura de relaciones» entre Islamabad y Washington. Hubo al mismo tiempo informes sobre intentos de resolver el conflicto realizando una investigación conjunta sobre los ataques de los EEUU.
En 2008 Pakistán cerró la frontera por varios días luego de que un avión de los EEUU bombardeara un puesto pakistaní en el área tribal de Mohmand. Un incidente en el que murieron once pakistaníes.
La prensa usamericana ha publicado recientemente algunos informes relacionados con el incremento del malestar tanto en el gobierno de los EEUU como entre los miltares pakistaníes con el régimen de Zardari y las discusiones de los generales pakistaníes sobre una eventual depuración y la posibilidad de remover al mismo Zardari.
El Washington Post del jueves citando a funcionarios de los EEUU sin identificar comentó ciertas discusiones relacionadas con la posibilidad de provocar un golpe de estado. Funcionarios de los EEUU, escribió el diario han comenzado a analizar el cambio y las alternativas de renuncia de Zardari, de disolución del gobierno o de convocatoria a nuevas elecciones según la constitución.
«Algunos sugieren la conformación de un gobierno más popular con fuerte apoyo militar más predispuesto a aceptar las políticas de los EEUU…» «Se obtendría un buen resultado debido a la inestabilidad que podrá ser aprovechada por los militares para deshacerse de muchos de sus camaradas» dijo el funcionario.