La brecha de supervivencia urbana, alimentada por la creciente desigualdad entre ricos y pobres, tanto en los países del Norte industrial como del Sur en desarrollo, determina si millones de niños y niñas vivirán o morirán antes de cumplir los cinco años. El informe anual de la organización internacional Save the Children, titulado el Estado […]
La brecha de supervivencia urbana, alimentada por la creciente desigualdad entre ricos y pobres, tanto en los países del Norte industrial como del Sur en desarrollo, determina si millones de niños y niñas vivirán o morirán antes de cumplir los cinco años.
El informe anual de la organización internacional Save the Children, titulado el Estado de las Madres del Mundo 2015, estudia a 179 países y llega a la conclusión de que, en el caso de «los bebés nacidos en la gran ciudad, sobreviven los más ricos».
Por primera vez en la historia, más familias se mudan del campo a las ciudades para darles a sus hijos una vida mejor, señaló Carolyn Miles, presidenta de Save the Children, en la presentación del informe celebrada en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.
Pero ese desplazamiento de la sociedad rural a la urbana acrecentó las desigualdades dentro de las ciudades, añadió.
«Nuestro informe revela una devastadora brecha en la supervivencia infantil entre ricos y pobres, que cuenta una historia de dos ciudades entre las comunidades urbanas de todo el mundo, incluido Estados Unidos», afirmó.
El trabajo calcula que 54 por ciento de la población mundial vive en zonas urbanas, y que para 2050 esa proporción será de 66 por ciento, sobre todo en Asia y África.
La Organización Mundial de la Salud afirma que casi mil millones de personas viven en barrios marginales urbanos, asentamientos informales, en las aceras, bajo los puentes y a lo largo de las vías del tren.
Las mujeres que viven en las ciudades pueden tener un acceso más fácil a la atención primaria de la salud, incluidos los hospitales, pero muchos gobiernos no lograron seguirle el ritmo a ese rápido crecimiento urbano.
Un tercio de todos los residentes urbanos, más de 860 millones de personas, viven en barrios marginales donde hay escasez de agua potable y saneamiento, además de una desnutrición generalizada.
A pesar de los avances logrados en todo el mundo en la reducción de la mortalidad urbana en los menores de cinco años, la brecha de supervivencia entre los niños y niñas ricos y pobres de las ciudades crece más rápidamente que en las zonas rurales.
En la mayoría de los países en desarrollo investigados, la población infantil correspondiente al 20 por ciento más pobre de la escala socioeconómica tiene el doble de probabilidades de morir que los niños del 20 por ciento más rico. En algunas ciudades esa disparidad es mucho mayor.
Robert Clay, vicepresidente de salud y nutrición en Save the Children, explicó que los pobres urbanos son más transitorios, ya que tienden a tener empleos y condiciones de vivienda más inestables. En el medio rural, mucha gente cuenta con tierra y alimentos al menos, así como un sistema de apoyo comunitario más sólido.
«En las zonas urbanas eso no existe. Las ciudades… están superpobladas por muchos grupos étnicos que conviven, por lo que es un poco más difícil la integración, la comunicación y la generación de confianza. La población oculta es la más problemática de alcanzar», consideró Clay, en diálogo con IPS.
La falta de datos complica el acceso de organizaciones humanitarias, como Save the Children, o de los gobiernos nacionales y municipales a esas comunidades marginadas, señaló.
Los 10 países en desarrollo con la mayor brecha de supervivencia infantil son Bangladesh, Camboya, Ghana, India, Kenia, Madagascar, Nigeria, Perú, Ruanda y Vietnam.
De las 25 ciudades de países ricos estudiadas, las cinco peores para la supervivencia infantil son Washington, Viena, Berna, Varsovia y Atenas, en ese orden.
Según el índice materno de 2015, basado en los criterios de salud materna, bienestar infantil, nivel educativo, situación económica y situación política femenina, Save the Children concluye que las condiciones son dramáticas para las madres e hijos de los 10 países peor calificados, de los cuales ochos se encuentran en África occidental y central.
«En promedio, en estos países una de cada 30 mujeres muere por causas relacionadas con el embarazo, y uno de cada ocho niños muere antes de cumplir los cinco años», indicó Miles.
A nivel mundial bajaron las tasas de mortalidad de los menores de cinco años, de 90 a 46 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Sin embargo, estas cifras ocultan el hecho de que la supervivencia infantil está estrictamente ligada a la posición económica de la familia, y dejan de lado las condiciones de pobreza y la vida insalubre de los barrios marginales, según la organización.
El informe también reveló algunas buenas soluciones que aplicaron los gobiernos para reducir la mortalidad materna e infantil y cerrar la brecha de la inequidad entre los niños ricos y pobres en sus países. Los mejores casos se dan en las capitales de Etiopía, Egipto, Guatemala, Uganda, Filipinas y Camboya.
«Etiopía, donde recientemente se aceleró el crecimiento económico, se las arregló para desarrollar políticas de focalización eficaces, y brindó atención médica preventiva y curativa accesible a las madres y los niños pobres», destacó Clay.
Etiopía «debe ser un modelo para otros países, lo que debería llevar el acceso a las comunidades en los barrios pobres de manera que la población local no sea excluida», subrayó. La contratación de trabajadores de extensión urbana, que pueden ir a las localidades, hablar el idioma de la gente que vive allí y entender su situación y sus necesidades, es vital, añadió.
Miles dijo que Save the Children exhorta a todos los gobiernos a que apliquen políticas para invertir en la atención sanitaria materna e infantil universal, desarrollar planes urbanísticos intersectoriales y reducir las desventajas urbanas, así como para priorizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda de Desarrollo Post 2015.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/05/los-barrios-pobres-son-una-trampa-mortal-para-la-infancia
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga