«Las elecciones más importantes de la historia de Turquía», como muchos han bautizado grandilocuentemente la consulta del próximo domingo, darán lugar a un hecho sin precedentes: los políticos nacionalistas kurdos elegidos podrán formar grupo parlamentario propio en el Parlamento turco. Ante la dificultad de superar la barrera electoral del 10% a nivel nacional, el Partido […]
«Las elecciones más importantes de la historia de Turquía», como muchos han bautizado grandilocuentemente la consulta del próximo domingo, darán lugar a un hecho sin precedentes: los políticos nacionalistas kurdos elegidos podrán formar grupo parlamentario propio en el Parlamento turco.
Ante la dificultad de superar la barrera electoral del 10% a nivel nacional, el Partido de la Sociedad Democrática (PSD) ha optado por la estrategia de presentar a sus candidatos de forma independiente de manera que, con el gran apoyo que cuenta esta formación en el sureste de Turquía, podría obtener entre 25 y 35 escaños, suficientes para formar un grupo parlamentario.
Miedo a hablar
Actualmente, en el Parlamento turco, aproximadamente un tercio de los diputados son de origen kurdo, pero según el candidato independiente y exdirigente del PSD en Estambul, Dogan Erbas, «no se atreven a hablar sobre el tema kurdo». Este es uno de los asuntos más espinosos de la política turca, pues el enfrentamiento entre el Ejército y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha dejado más de 35.000 muertes en los últimos 20 años. Ahora, el PSD reclama su oportunidad para poder avanzar en la solución del conflicto. «No se puede separar el tema kurdo del PKK, se debe afrontar como un conjunto», afirma Erbas, quien pide un proceso dialogado para el fin de la violencia.
En 1991, varios diputados kurdos accedieron al Parlamento en coalición con los socialdemócratas, pero su actitud más radical les llevó a ser expulsados de la Asamblea. «No repetiremos nuestros errores del pasado», dijo el líder del PSD, Ahmet Türk. Además se ofreció a apoyar desde el exterior al Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD, islamista moderado) si no logra una mayoría suficiente para gobernar.
Estambul se ha convertido en el foco de la inmigración kurda que huye de la pobreza y la violencia. La mayoría de los kurdos se concentra en los humildes barrios de Tarlabasi o Gaziosmanpasa, aunque también hay triunfadores: algunos de los restaurantes de más postín de la parte asiática son regentados por kurdos.
Como confesó sarcástico un periodista local, «no hay ningún obstáculo para que los kurdos triunfen en Turquía, siempre que no reivindiquen su identidad». Con la apuesta del PSD por la vía democrática estas cosas podrían comenzar a cambiar en Turquía.