Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Inspirado por el sionismo, el partido de Narendra Modi hace de la religión una condición de ciudadanía india al tiempo que excluye a los grupos indígenas y musulmanes.
Protesta en Nueva Delhi protestan contra la Ley de Enmienda de Ciudadanía el 14 de diciembre de 2019. (Sanjeev Yadav / CC-BY-SA-4.0)
En las últimas semanas la policía en India ha estado tomando medidas enérgicas contra miles de manifestantes en todo el país. En muchos casos la policía local está respondiendo con brutalidad y violencia mortal para infligir «el máximo daño» a los manifestantes. Un video cargado en las redes sociales muestra a los oficiales en Kanpur maldiciendo a los manifestantes y atacándolos con fuego real. Otro video de la universidad Jamia Millia Islamia en Delhi, muestra nuevamente a los policías usando munición real contra los manifestantes. Las imágenes de las protestas en Jamia también muestran a las estudiantes manifestantes rescatando a sus colegas varones de la violencia policial.
Las protestas son en respuesta a la aprobación de la Ley de Enmienda de Ciudadanía (CAA) en diciembre. Presentada por primera vez en el Parlamento por el Partido Bharatiya Janata (BJP), la ley permite a los miembros de las comunidades hindúes, jainistas, parsi, sij, budistas y cristianas de Pakistán, Bangladesh y Afganistán reclamar la ciudadanía en la India, al tiempo que en la cláusula se excluye a los musulmanes de ese país.
Si bien los miembros de BJP han retratado la ley al público internacional como un medio para ayudar a los grupos minoritarios de los países musulmanes vecinos a escapar de la persecución, de hecho es la última de una serie de medidas represivas que el Gobierno indio ha tomado contra la minoría musulmana del país. Al hacer de la religión una condición para la ciudadanía india, el acto tiene un propósito más preocupante: transformar la India en una versión hindutva de Israel.
Hindutva, o nacionalismo hindú, es la ideología política seguida por el BJP y su líder, el primer ministro Narendra Modi. En la época precolonial, los seguidores de la religión hindú nunca se consideraron una nación. Como argumenta la profesora Romila Thapar, de la Universidad Jawaharlal Nehru, una narrativa nacional del hinduismo solo surgió después de los escritos de los historiadores británicos de principios del siglo XIX de la India, como James Mill, quien escribió sobre una nación musulmana y una nación hindú «perpetuamente antagónicas entre ellas».
Sin embargo, el padre ideológico del nacionalismo hindú de hoy es Vinayak Damodar Savarkar. Político de principios del siglo XX, se inspiró tanto en la Alemania nazi como en el movimiento sionista al abogar para que la India se convirtiera en un Estado etnocrático hindú que trate a los musulmanes como Estados Unidos trataba en su tiempo «a los negros«.
A fines de noviembre, el cónsul general indio de la ciudad de Nueva York, Sandeep Chakravorty, citó los asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada como un ejemplo de lo que India espera lograr en Cachemira. En los trabajos de académicos como Vivek Dehejia y Rupa Subramanya queda claro que esta visión de Israel como modelo para la India no solo es aplicable en Cachemira -un territorio bajo la ocupación militar india durante siete décadas- sino también dentro del «continente» y otros estados.
En línea con su afinidad ideológica con el sionismo, el BJP se comprometió durante las elecciones indias de 2014 a instituir una política similar a la Ley de Retorno de Israel, que otorgaría la ciudadanía india a los hindúes de los países vecinos. Posteriormente, en el verano de 2016, se presentó el proyecto de ley de enmienda de la ciudadanía en la cámara baja del Parlamento de la India, Lok Sabha.