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Los seis gobiernos que los medios llaman «comunidad internacional» deliberan en Nueva York sobre Irán

Fuentes: Rebelión

Cuando escribimos estas líneas están reunidos en Nueva York los seis grandes de este mundo: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Alemania, para discutir el futuro de Irán y la posibilidad o no de desencadenar una nueva guerra, la quinta en quince años. Los llamamos grandes porque además de su poderío económico y […]

Cuando escribimos estas líneas están reunidos en Nueva York los seis grandes de este mundo: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Alemania, para discutir el futuro de Irán y la posibilidad o no de desencadenar una nueva guerra, la quinta en quince años.

Los llamamos grandes porque además de su poderío económico y militar son, a escala mundial, los más grandes mercaderes de armas, han sido o son los más grandes violadores de los derechos humanos en los últimos cien años y varios de ellos continúan explotando y extorsionando a los pueblos de todo el planeta. Es decir son una especie de «cosa nostra» global que toma las decisiones y las pone en práctica, a veces cubiertas con la hoja de parra del Consejo de Seguridad.

Los medios de comunicación, que intoxican sistemáticamente a la opinión pública, acostumbran llamarlos «la comunidad internacional» pese a que la inmensa mayoría de los Estados del mundo quedan al margen de sus decisiones.

Estados Unidos, con la complicidad servil de Francia y Gran Bretaña, tratan ahora de obtener una resolución del Consejo de Seguridad intimando a Irán a que cese sus actividades tendientes a obtener uranio enriquecido, incluida la investigación.

El Consejo de Seguridad ya lo hizo mediante una declaración de la Presidencia el 29 de marzo. El proyecto actual agrega la exigencia de que Irán suspenda la construcción, iniciada en 2004, de un reactor nuclear destinado a producir electricidad.

Unos treinta países en el mundo poseen en total más de 400 reactores nucleares en funcionamiento y una decena de ellos producen combustible nuclear.

Brasil acaba de anunciar que ha comenzado a producir dicho combustible con el fin de alcanzar su independencia en la materia, lo que no ha provocado ninguna reacción de la llamada «comunidad internacional «, pese a que el Gobierno brasileño sólo acepta un control limitado de los inspectores de la OIEA con el fin, dice, de preservar contra el espionaje industrial el secreto del procedimiento empleado.

El informe de la Oficina Internacional de la Energía Atómica sobre Irán del 28 de abril último comienza diciendo que la Oficina no puede progresar en sus esfuerzos tendentes a dar seguridades sobre la naturaleza exclusivamente pacífica del programa nuclear iraní. Y a continuación, contradictoriamente, proporciona detalles minuciosos, actualizados al 18 de abril de 2006, que se basan en las inspecciones de la OIEA, sobre lo que está haciendo Irán actualmente en ese campo [1] . Detalles que confirman que Irán está cumpliendo con las normas internacionales vigentes.

No hace falta ser un especialista para darse cuenta que en este momento el programa nuclear de Irán está sujeto a un estricto control -quizás el más estricto en el mundo en este momento- por parte de la OIEA.

No obstante, el proyecto de resolución del Consejo de Seguridad patrocinado por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, exige a Irán que renuncie a derechos soberanos que se reconocen internacionalmente a los 188 Estados Miembros del Tratado de No Proliferación Nuclear (Irán es uno de ellos).

Además, el Proyecto de resolución invoca el Capítulo VII de la Carta (amenazas a la paz), lo que abre la vía a sucesivas resoluciones que pueden desembocar en una decisión autorizando la agresión militar o que, sin llegar a ese extremo, den lugar a que Estados Unidos, interpretando a su manera las resoluciones del Consejo, inicie por su cuenta la agresión (la opción militar de la que hablan repetidamente Bush y sus colaboradores), como ocurrió en el caso de Irak.

De manera que existe realmente una amenaza para la paz a que se refiere el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, pero ella no proviene de Irán, sino de Estados Unidos.

Pero de esa amenaza, que es inminente, no se ocupa el Consejo de Seguridad, como debiera.

Y mientras la «cosa nostra » mundial delibera a puertas cerradas en Nueva York, 185 Estados Miembros de las Naciones Unidas son relegados a la condición de meros observadores de decisiones de una pequeña minoría de Estados o unilaterales de la superpotencia, que pueden tener gravísimas consecuencias para buena parte de la humanidad.

Pero en el ámbito del derecho internacional vigente, no es inevitable que sea así.

En efecto, frente a las evidentes amenazas a la paz que provienen de Estados Unidos y ante la pasividad del Consejo de Seguridad, hay una serie de medidas que se pueden tomar en el marco de las Naciones Unidas.

1) El Secretario General de las Naciones Unidas puede llamar la atención del Consejo de Seguridad sobre cualquier situación que, en su opinión, amenace la paz y la seguridad internacionales (art. 99 de la Carta). Esto es impensable que ocurra dado el servilismo manifiesto de Kofi Annan hacia los Estados Unidos.

2) El Consejo de Seguridad puede convocar a la Asamblea General a una sesión especial con el voto afirmativo de nueve cualesquiera de sus miembros (arts. 20 y 27.2 de la Carta de las Naciones Unidas). Es decir que esta decisión la pueden adoptar miembros no permanentes del Consejo de Seguridad aunque no la apoyen los miembros permanentes. Esto es muy poco probable que ocurra.

3) La mayoría de los Estados Miembros de las Naciones Unidas (es decir 97 Estados sobre 191) pueden pedir la convocatoria de la Asamblea General (artículo 20 de la Carta). La Asamblea General puede «discutir toda cuestión relativa al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales que presente a su consideración cualquier miembro de las Naciones Unidas…» (artículo 11, párr. 2, y artículos 34 y 35 de la Carta de las Naciones Unidas).
«La Asamblea General podrá recomendar medidas para el arreglo pacífico de cualesquiera situaciones…» (artículo 14).
El 3 de noviembre de 1950 la Asamblea General adoptó la resolución 377 (V) «Unión para el mantenimiento de la paz», más conocida como «resolución Dean Acheson», donde se establece que cuando se reúnen ciertas condiciones (impotencia del Consejo de Seguridad, decisión de reunir a la Asamblea General, etc.), la Asamblea general «examinará inmediatamente la cuestión a fin de hacer a los miembros las recomendaciones apropiadas sobre las medidas colectivas a adoptar»…
La Asamblea General ha utilizado el «procedimiento Acheson» en varias oportunidades y en distintas épocas: intervención militar en Egipto (1956), en Hungría (1956), Líbano (1958), conflicto indo-pakistano (1971), Jordania (1980), Afganistán (1980), Namibia (1981), Bosnia- Herzegovina (1992), etc.

Es decir que existe la posibilidad de que, a iniciativa de 97 Estados, tome cartas en el asunto la Asamblea General, para intentar poner freno a las proyectos guerreristas de Estados Unidos.

No se nos oculta que esto también es hipotético, pero queda el recurso de que los pueblos, en la medida de que tomen conciencia de la gravedad de la situación, hagan oír su voz, no solamente con manifestaciones multitudinarias, sino adoptando otras iniciativas tales como paros de protesta y boicots, coordinando jornadas de resistencia pasiva en las que no se hagan compras, no se utilicen los medios los transportes ni las comunicaciones electrónicas, etc.



[1] L’Agence ne peut progresser dans ses efforts visant à donner des assurances quant (…) à la nature exclusivement pacifique de ce programme. Depuis plus de trois ans, l’Agence s’efforce d’élucider tous les aspects du programme nucléaire de l’Iran, et les zones d’ombre qui subsistent restent préoccupantes «, estime Mohammed ElBaradei, directeur de l’AIEA, dans son rapport.

» On ne pourra progresser à cet égard que si l’Iran fait preuve de transparence et coopère activement une transparence qui aille au-delà des mesures prévues par l’accord de garanties et le protocole additionnel afin que l’Agence puisse comprendre pleinement 20 ans d’activités nucléaires iraniennes non déclarées «, déclare le directeur de l’AIEA.

» En février 2006, l’Iran a commencé des essais d’enrichissement en alimentant une seule machine P1 avec de UF6 (uranium hexafluoride) et, par la suite, des cascades de 10 et de 20 machines. En mars 2006, une cascade de 164 machines a été achevée, et les essais de cette cascade avec de l’UF6 ont commencé «, indique le rapport.

» Le 13 avril 2006, l’Iran a déclaré à l’Agence qu’un niveau d’enrichissement de 3,6 % avait été atteint. Le 18 avril 2006, l’Agence a prélevé des échantillons à l’IPEC, et les résultats de l’analyse de ces prélèvements tendent à confirmer à partir de cette date le niveau d’enrichissement déclaré par l’Iran «, explique Mohammed ElBaradei.

» Ce jour-là, la cascade de 164 machines était encore en train d’être alimentée avec de l’UF6 et deux autres cascades de 164 machines étaient en construction «, ajoute le directeur.

» La campagne actuelle de conversion d’uranium à l’ICU (Installation de conversion d’uranium d’Ispahan) , qui a démarré en novembre 2005, se poursuit encore et devrait s’achever en avril 2006. Depuis septembre 2005, environ 110 tonnes d’UF6 ont été produites à l’ICU, toutes soumises aux mesures de confinement et de surveillance de l’Agence «, souligne le rapport. (Nouvelles de l’ONU, rapport de l’AIEA, 2 mai 2006).