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Una historia política-militar marcada por las intervenciones de las grandes potencias

Los talibanes anuncian la toma de Kabul, capital afgana

Fuentes: Rebelión

Desde el anuncio de la retirada de las tropas estadounidenses, el avance del grupo Talibán fue creciendo con el correr de los días, dominando nuevamente la mayoría del territorio de Afganistán en pocas semanas. La historia vuelve a repetirse mostrando el fracaso de las intervenciones extranjeras y el impacto en la población civil.

Este domingo se anunció por parte de los talibanes la entrada a la capital afgana, Kabul, quedando bajo su dominio como no ocurría desde la intervención estadounidense en 2001. El movimiento también confirmó la renuncia del ya expresidente afgano, Ashraf Ghani, quien abandonó el país dejando el camino liberado para la toma del poder de los talibanes.

De esta manera, no hubo lugar a combate armado al no presentar resistencia, al mismo tiempo que el grupo Talibán comunicó que no se avanzará con acciones violentas sobre la sociedad. Por otro lado, Naciones Unidas estima que cerca de 400 mil personas  ya se encuentran abandonando el país y que la migración podría ser masiva en los próximos días.

Pero, ¿cómo se llegó hasta acá nuevamente? El expresidente Donald Trump había anunciado el retiro de las tropas militares estadounidenses de manera escalonada el año pasado, medida que fue continuada por el nuevo mandatario de la casa Blanca, Joe Biden. Este último afirmó la decisión de terminar con “la guerra más larga”, según sus palabras, luego de un gasto de casi un billón de dólares. No podemos confirmar si Estados Unidos ganó o perdió esta guerra, aunque queda claro que determinados objetivos no pudieron ser cumplidos pero otros sí. El negocio espectacular de un complejo militar e industrial del país del norte es innegable, la creación e instalación a nivel global de los nuevos enemigos y la figura del terrorismo como motivos justificable de guerras es lo que se lleva Estados Unidos luego de 20 años de intervención en el país afgano, sumado a múltiples firmas de negocios.

Los talibanes resistieron durante 20 años de dominio militar extranjero replegándose, formando guerrillas para combatir, dominando los pocos lugares que podían, a la par que Estados Unidos y la Alianza del norte (coalición armada en 1996 para enfrentar al régimen Talibán) sumaban tropas en tierra afgana. El movimiento Talibán volvió al negocio de las droga para financiarse, el opio como cultivo principal de la región, pudiendo aumentar los ataques desde el 2010 logrando recuperar provincias del norte para 2016, representado cerca del 20% del territorio total.

¿Por qué las grandes potencias tienen responsabilidad histórica? Podemos pensar como punto de partida el año 1978 con la Revolución de Saur, la cual marca la implementación de un gobierno de corte socialista en el país. Derrocado el monarca afgano en 1973, el país quedó con cierta inestabilidad política permitiendo, finalmente, la toma del poder por parte de la facción marxista-leninista del Partido Democrático Popular de Afganistán. El dato clave y más relevante es que Estados Unidos utilizó aquella situación para financiar un ejército que luchara contra el nuevo gobierno socialista, el cual ya contaba con el soporte económico y militar proveniente desde la Unión Soviética.

Así, entre 1990 y 1992, Estados Unidos invirtió entre cuatro y cinco billones de dólares para ayudar a los muyahidín[1]. Pero, ¿quiénes eran los muyahidín? Básicamente podemos afirmar que son los predecesores de los talibanes, siendo una agrupación político-militar que fue organizada con el único fin de debilitar al bloque comunista, implementando mecanismos similares a los de los talibanes.

Ya para 1988, como producto del fuerte soporte económico que continuaba llegando desde los Estados Unidos, comenzó a tomar forma la agrupación conocida como al-Qaeda, liderada por Osama Bin Laden. Mientras el conflicto tuvo como principal objetivo terminar con el gobierno pro-soviético, Occidente utilizó estas fuerzas en su favor, otorgándoles apoyo económico y militar. Pero las cosas tomaron otro rumbo una vez debilitados los comunistas.

Luego de la retirada de las tropas soviéticas en 1989, se extendió el conflicto para derrocar al Presidente comunista Najibulá. Finalmente, esto ocurriría en 1992 cuando los muyahidines tomaron Kabul, ya con la URSS desintegrada. Simultáneamente, crecieron en fuerza y número los talibanes, alineándose con las tropas de Al-Qaeda, agrupación que iniciaba a ser conocida mundialmente para ese entonces.

En 1994 los Talibán dominaban cada vez más territorios a través de la implementación de la yihad (la guerra santa) para combatir. Por otro lado, pusieron en práctica la interpretación más estricta de la ley musulmana, la sharia: cerraron escuelas de niñas, las mujeres no podían trabajar, prohibieron muchos deportes, ordenaron dejarse crecer las barbas a los hombres, entre otras ordenanzas. En 1996 los Talibán tomaron Kabul y su dominio político en el país se extendió hasta la entrada en escena de Estados Unidos en 2001.

¿Qué dejó la intervención de Estados Unidos en Afganistán? Los atentados del 11 de Septiembre contra el Pentágono y el World Trade Center, adjudicados por al-Qaeda, trajeron consigo la decisión del por entonces Presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, de declaración de guerra contra los Talibán y movilizar tropas hacia el país afgano. Pese a la destrucción del régimen Talibán, con la entrada de las tropas estadounidenses, el movimiento nunca desapareció del todo, quedando pequeñas células en las zonas del norte del país.

Luego del accionar militar en Afganistán, vino la intervención a Irak en el 2003 acusando al régimen de Saddam Hussein de poseer armas de destrucción masiva y de cooperar con el terrorismo proveniente de la región. El resultado fue el mismo: se impusieron las tropas lideradas por Estado Unidos terminando con el gobierno de Saddam. En ambos casos, sumado a la intervención a Libia con el derrocamiento y asesinato de Muamar el Gadafi en 2011, la intervención estadounidense no cumplió los objetivos con lo que se justificaron las guerras a nivel global. En todos los países se dieron situaciones similares, quedando divididos, mostrando regiones conducidas políticamente por distintas agrupaciones teniendo más de un gobierno dentro del territorio total del país.

Actualmente, el retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán dejó el camino libre para que los talibanes volvieran al poder, mostrando el fracaso de más de 20 años de intervención. Las grandes potencias anunciaron que solo participarán para garantizar el retiro de sus diplomáticos sin mayores problemas, y podemos prever, en base a lo anunciado por Naciones Unidas, una nueva ola de refugiados como sucedió con el conflicto sirio.

[1] Rashid, A. (2001). Los Talibán. El islam, el petróleo y el nuevo “Gran Juego” en Asia Central. Barcelona: Ediciones Península.p.40.