Desde las acampadas hasta novedosas acciones de desobediencia civil, la movilización de afectados por las hipotecas está dando resultados palpables
«La posición mantenida por Bankia no ha cambiado en toda la negociación con la clienta Carmen Omaña, y no se ha visto influenciada por la presión de autoridades o plataformas. Bankia tiene una disposición permanente a negociar y llegar a acuerdos con sus clientes (…). La amenaza de retirar los fondos de la entidad no ha tenido nada que ver en la solución encontrada». Con estas palabras, la entidad financiera salía al paso el 10 de noviembre de las informaciones que vinculaban la concesión, el día anterior, de un alquiler social a Omaña con el éxito de su huelga de hambre y la retirada del banco de 1,5 millones de euros ordenada por el a lcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez. Pero aunque diversos medios replicaron esta versión, pocos la creyeron. «La realidad es que es totalmente falsa», asegura tajante Inmaculada Évora, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Tenerife.«La presión social sumada a la acción de retirar el dinero pudo con ellos», indica Évora, antes de repasar la sucesión de hechos que llevaron al banco a acordar con la PAH no sólo un contrato de alquiler de 270 euros al mes para Omaña sino también otros dos contratos similares y una dación en pago para otras tres familias en riesgo de desahucio. «El 28 de septiembre, al cuarto intento, sematerializó el desahucio de Carmen. Se paró tres veces y en ningúnmomento quisieron dialogar: nos reunimos tres veces con el director de zona, y siempre dijo que no tenían posibilidad de ofrecer un alquiler social. Tras las reuniones realizamos media docena de acciones ante la sucursal, pero su director sólo nos recibió cuando Carmen, un mes después de ser desahuciada, inició la huelga de hambre, a la que se sumaron diez personas, un concejal de IU entre ellas». Al quinto día de ayuno, y tras la retirada de fondos del Consistorio, el banco nacionalizado accedió por fin a cerrar un acuerdo al que se había negado dos días antes. «Bankia es bastante déspota y ni siquiera se dignó a responder las cartas enviadas por el alcalde. Tampoco quería que la PAH estuviera presente en las negociaciones pero al final lo tuvieron que aceptar», indica Évora.
Antes que Omaña, Rocío del Pilar Pérez conseguía en Madrid el 9 de octubre, la víspera de su desahucio, un acuerdo parecido con Bankia tras un ayuno de 24 horas y tres días después José Coy, uno de los motores de la PAH de la Región de Murcia, lograba arrancar a Cajamar la suspensión del embargode su casa,donde está garantizada su permanencia.Hicieron falta 14 días de huelga de hambre y su ingreso hospitalario para que la entidad cediera.
- Acciones encadenadas
Además de remover las conciencias de la ciudadanía con el drama de los desahucios y empujar en la dirección de una reforma integral de la Ley Hipotecaria, las PAH, junto a otros colectivos como las asambleas del 15M y las asociaciones vecinales, consiguen a diario resolver situaciones particulares, evitando que hogares sin alternativa habitacional sean expulsados de sus casas. Con unos tribunales que, salvo contadas excepciones, aplican con literalidad una ley que deja indefenso al deudor en el proceso de ejecución hipotecaria, el foco casi siempre se desplaza hacia las entidades financieras. Pero, según las plataformas, aunque algunos bancos se han tornado más accesibles en las últimas semanas y a la espera de ver cómo actuarán tras la aprobación del Real Decreto «contra los desahucios», lograr salidas satisfactorias casi nunca es fácil.
La mayoría de las veces no basta con una simple reunión con el director de la sucursal que concedió el crédito hipotecario. Casi siempre es necesario activar otras formas de presión. Desde la convocatoria de una acción de paralización de desahucio hasta una manifestación por el barrio de la familia afectada o una huelga de hambre, pasando por concentraciones ante las sucursales, recogidas de firmas de vecinos e informes de entidades, acampadas o las cada vez más extendidas ocupaciones de sedes bancarias. El repertorio cada vez es más amplio y su extensión cada vez mayor. Desde hace meses, no hay semana en la que no salga a la luz una acción de este tipo en algún punto del Estado.Como muestra, el 29 de octubre, el grupo Stop Desahucios del 15M de Valladolid ocupó durante varias horas una sucursal del BBVA y otra de Caja España de esa ciudad con objeto de buscar una salida a ocho familias humildes en riesgo de desalojo. La policía impidió que pasaran la noche pero el objetivo ya estaba conseguido. La iniciativa tuvo un gran eco mediático y generó enormes simpatías, además de resultar clave para la suspensión del desahucio de una familia y de la subasta de otra. Luis Miguel Durán, portavoz de este colectivo en el que actualmente participan 70 familias, lo tiene claro: «desde hace tiempo hemos visto que sólo con estas acciones los bancos se sientan a negociar. Si no haces daño a su imagen no consigues nada. Nuestra meta es cambiar este sistema injusto de hipotecas y desahucios: por eso, aunque los casos son particulares, todo va encaminado a concienciar a la sociedad de que esto que nos venden como crisis es una auténtica estafa»,asegura Durán.
Una semana antes de las tomas de sucursales de Valladolid, un grupo de afectados de Bankia se plantaba ante la sede central de la entidad en la madrileña plaza Celenque, dando origen a una acampada que seguía activa en el cierre de esta edición. «De aquí no nos movemos hasta que no se resuelvan los 55 casos que hemos puesto sobre la mesa», asegura una de las promotoras de la protesta, María Morán, que fue expulsada de su vivienda el 24 de octubre y ahora lucha por la condonación de su deuda para evitar que sus avalistas sean arrastrados y pierdan también sus bienes.
La acampada, combinada con dos ocupaciones de sucursales de Bankia, ya ha arrancado nueve suspensiones de desahucio y una decena de contratos de alquiler social. Uno de ellos corresponde a una familia que ya había sido desalojada de su vivienda. En la misma línea, el 6 de noviembre un centenar de miembros de la PAH catalana tomó durante varias horas la sede central de Catalunya Caixa en Via Laietana de Barcelona con objeto de iniciar una negociación colectiva y dar respuesta a cien casos de hogares en riesgo de desalojo, algo a lo que la entidad no tardó en dar cauce.
Imagen internacional
Para las plataformas de afectados, la extensión de estas acciones, junto a los casi 500 desalojos paralizados en dos años en el marco de la campaña Stop Desahucios,las más de 600.000 firmas recogidas hasta el momento para la ILP hipotecaria, y a acontecimientos como los dos últimos suicidios de personas que iban a ser desahuciadas, están en la base del reciente cambio de actitud del PP y el PSOE, del Gobierno central y de la propia judicatura. «La permanencia en Celenque está sirviendo para dar difusión al problema, no sólo a nivel nacional sino también internacional; y esto ha tenido una repercusión en el Gobierno, que ahora trata de dar una solución [el nuevo Real Decreto] para lavar la imagen de los bancos», sostiene María Morán, antes de añadir: «En Celenque luchamos para todo el colectivo de afectados, pero se tiene que seguir presionando en las sucursales. Todo lo que tenemos es producto de hacer ruido, nadie nos da nada si permanecemos sentados». Toda esa «bulla» está generando también un cambio de actitud en muchos directores de sucursales que hasta hace poco ni se dignaban a cursar las peticiones de suspensión de desahucio o de daciones en pago de hogares en proceso de ejecución hipotecaria.»Como ahora la gente ya no va sola, los bancos sonmás receptivos para recoger la documentación, pero eso no significa que te vayan a dar lo que pides. Para eso hay que insistir y presionar una y otra vez», indica Morán.
Según Javier Rubio, abogado de la PAH de Madrid y uno de los habituales en las negociaciones en Celenque, iniciativas como»el mes contra Bankia de julio, 15MpaRato, la actual acampada, la movilización de las preferentes, las ocupaciones, los Stop Desahucios y otras acciones imaginativas nos han llevado a una situación en la que Bankia se siente acorralada y por eso está aflojando». Pero tan importante como los resultados obtenidos es el proceso. «La actividad de las PAH, codo con codo con el 15M, las asociaciones vecinales y otros colectivos, involucrando a profesores de los colegios de niños en riesgo de desahucio, a psicólogos, trabajadores sociales, cristianos de base, etc. ha generado una labor artesanal de lucha en los barrios y ante las sucursales que ha propiciado la solución de casos de muchas familias sin ninguna ayuda estatal, además de sentar las bases de una red aún incipiente de un movimiento por la vivienda en todo el Estado», sostiene Rubio.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Luchas-artesanales-en-los-barrios.html