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Saludamos este importante momento histórico que se abre con la Cumbre de Cochabamba y tiene el reto de profundizar un proceso de integración regional que exprese los intereses populares.
Los pueblos de América hemos sufrido la aplicación de un modelo económico que basado en el fundamentalismo de mercado, la privatización y la liberación comercial, ha conducido al aumento de la desigualdad, el deterioro de las condiciones laborales, el desempleo, la generalización de la informalidad, la depredación del medio ambiente, la profundización de la discriminación contra las mujeres, la pobreza, la marginalización de las comunidades originarias y campesinas y la pérdida de la capacidad del estado de promover políticas de desarrollo social y económico.
En la búsqueda de generalizar y profundizar estas políticas se intentó crear el ALCA y los Tratados de Libre Comercio, por medio de los cuales se abandonaba cualquier perspectiva de desarrollo autónomo, basado en el mercado interno y en el respeto de todos los derechos humanos, sociales, económicos, culturales y ambientales.
Los pueblos del continente hemos sido protagonistas de una lucha contra este modelo, contribuyendo decisivamente a detener el ALCA y los acuerdos entre países que privilegian lo comercial y los intereses de las multinacionales
La creciente organización del movimiento popular en Sudamerica, incluyendo las comunidades originarias, los campesinos, los habitantes marginalizados de las ciudades, las mujeres, los jóvenes, los estudiantes, los trabajadores y el conjunto de las organizaciones sociales ha determinando un nuevo momento político y social, avanzando en la conformación de nuevos gobiernos sensibles a las demandas populares, que se distancian de la agenda del gobierno de Estados Unidos y de las corporaciones y que buscan un camino propio. Este momento político que vive Suramérica ofrece una oportunidad histórica que no puede desaprovecharse para avanzar hacia una verdadera integración soberana y para los pueblos.
La Comunidad Suramericana de Naciones no debe ser una prolongación del modelo de libre mercado basado en la exportación de productos básicos y bienes naturales, fundamentada en el endeudamiento y en la desigual distribución de la riqueza.
La creación de una autentica Comunidad Suramericana de Naciones no puede ser un proceso que excluya las exigencias populares y para esto requiere una auténtica participación social.
Consideramosos que se requiere otro tipo de integración en la cual prime la cooperación sobre la competencia, los derechos de los habitantes sobre los intereses comerciales, la soberanía alimentaria sobre la agroexportación, la acción decidida del Estado en procura del bienestar sobre las privatizaciones y el sentido de equidad sobre el afán de lucro, el respeto del medio ambiente sobre el saqueo despiadado de los recursos naturales y la equidad de genero sobre la injusta división sexual del trabajo. También debe primar el reconocimiento, respeto y promoción del aporte de las comunidades originarias sobre la marginación, explotación y folclorización de sus valores y tradiciones económicas y culturales.
Debe ser promotora de la paz, garante de los derechos humanos de los pueblos y, en oposición a las pretensiones imperiales, contraria a la intromisión de tropas, a la instalación de bases militares extranjeras y a la participación de fuerzas de ocupación en terceros países.
Sólo en la medida en que se cambie el tipo de desarrollo y se defienda la soberanía de las naciones será fructífero el esfuerzo de construcción de la Comunidad Suramericana de Naciones.
Los pueblos de todo el continente seguiremos promoviendo una integración desde y para los pueblos, participando con nuestras propias reivindicaciones y propuestas.
Estamos dispuestos a promover el dialogo que conduzca a resultados reales, mantendremos las luchas de resistencia que aseguren el protagonismo del movimiento popular en el proceso de integración, para promover una verdadera democracia y bienestar para nuestros pueblos.
Por la Integración de los pueblos, otra América es posible