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Mes y medio de concentración contra el desplazamiento y la muerte en Colombia

Fuentes: OMAL

Desde el día 19 de Septiembre, las comunidades agromineras del Sur de Bolívar se concentraron en el casco urbano de Santa Rosa para exigir al gobierno entre otras cosas, que deje de matarlos. Este mismo día, el ejército colombiano asesinó a ALEJANDRO URIBE, líder comunitario, miembro de la Federación Agrominera del Sur de Bolívar, de […]

Desde el día 19 de Septiembre, las comunidades agromineras del Sur de Bolívar se concentraron en el casco urbano de Santa Rosa para exigir al gobierno entre otras cosas, que deje de matarlos.

Este mismo día, el ejército colombiano asesinó a ALEJANDRO URIBE, líder comunitario, miembro de la Federación Agrominera del Sur de Bolívar, de tan sólo 29 años. Esta muerte, ejecutada con toda la impunidad de la que goza el ejército colombiano, es otro hecho más en la guerra sucia declarada contra las comunidades campesinas, que no tiene más fin que el desplazamiento y la muerte de los campesinos de la región, creando las condiciones apropiadas para la entrada de multinacionales. Desde luego (y como siempre) no es casualidad que la zona sea rica en múltiples minerales, entre ellos el oro. Para llevar a cabo sus objetivos, el gobierno colombiano está dispuesto a pasar por encima de cualquier cosa, de cualquier oposición, liderazgo o resistencia de las múltiples que a pesar de la violencia siguen surgiendo (y seguirán surgiendo) en la región agrominera del Sur de Bolívar.

Finalmente, los campesinos y campesinas han comenzado el retorno hacia sus comunidades, tras firmar un acuerdo de mínimos lleno de retórica sobre Derechos Humanos, que no les garantiza ni el reconocimiento como organizaciones sociales legítimas, ni la garantía de los derechos de las comunidades sobre el territorio, ni unas condiciones dignas de retorno en condiciones de seguridad.

Tras mes y medio de concentración, las comunidades no han sido escuchadas por las instancias gubernamentales, pero han salido social y políticamente fortalecidas, han aunado luchas y han ganado en legitimidad ante amplios sectores sociales. El proceso social que poco a poco se ha generado en el Sur de Bolívar, y que tiene su último reflejo en esta concentración, es una muestra más de las resistencias humildes y dignas, de los campesinos y campesinas de Colombia, dispuestos a luchar por la Colombia que Uribe vende al mejor postor.