Una ráfaga de traiciones y crímenes abofetea a los que votaron por Fox. ¿Votarán de nuevo por ese proyecto?
- Defensa de los privilegios de clase. Acumulación cínica del capital, explotación impune con tortura y muerte de los trabajadores. Saqueo degenerado de los recursos naturales. Hipocresía clerical desvergonzada. Uso mafioso de la violencia y monopolio de las fuerzas represivas gubernamentales en contra de toda oposición. Exhibición obscena de la ignorancia, la degeneración y la corrupción de la burguesía… Servilismo ante el imperio.
- Sometimiento de la masa al «caudillo»: credulidad y fe milagrosa en un «caudillo salvador», en un «jefe carismático»a caballo.
- Monopolio paternalista e incuestionable de la violencia por parte del Gobierno al servicio de la burguesía.
- Concepción del Estado como fanfarronada servil, mediocre y corrupta disciplinada sólo para ser sumisa ante la autoridad del «libre» mercado de los monopolios y sus Empresas.
- Familiarismo retrógrada y mojigato no sólo como hecho político sino también psicológico, la familia, como una célula para la reproducción del hombre reaccionario y conservador.
- La desigualdad folklorista de las «razas» humanas. No es lo mismo el patrón que el empleado, menos si es «indio». Forma xenofobia anti indígena. Los indios no existen o existen sólo para la servidumbre, si se bañan y se perfuman.
- Nacionalismo fanático, patriotero y populachero como signo de superioridad adoración mística de la clase.
- Desprecio por todo cuanto ponga límite al autoritarismo burgués, en las empresas y su gobierno.
- La «Tolerancia» como dádiva del superior que concede, armado con paciencia, su permiso para que la controversia y distinto existan, mientras no intranquilicen demasiado.
- Resentimiento presidencial que quiere la revancha desigual además de la ventaja económica degenerada. Envidia, odio, avaricia, agresividad y violencia.
- Se gobierna con los mass media. Adoración de los «espectáculos» masivos y rentables.
- La certeza de que todos son estúpidos, menos los que se encaraman en las empresas y las burocracias.
- Sumisión a costa de hambre y sangre ante el imperio yanqui sus reglas, sus ganancias y sus atropellos.
- El nazi-fascismo a la mexicana insistirá hasta el cansancio en la necesidad de mantener íntegra la raza, (empresarial) de regenerarla, subsidiarla, premiarla para que la superestructura le venga como anillo al dedo. Que la clase empresarial bien persignada domine los factores «emotivos» e «irracionales» de las masas ignorantes y que las empresas «inteligentes» hagan buenos negocios con ello… que los sentimientos populares se conecten con los sentimientos electorales burgueses y reine un alma colectiva de gatopardo, un estado hipnótico y borracho de irrealidad con, claro, una predisposición social a permitir hasta con explicaciones sobrenaturales, que nos saqueen la materia prima, nos exploten impunemente y nos vendan muy caro lo que nosotros producimos… que seamos agradecidos, que los admiremos y reverenciemos. Un clima, pues, favorable a la corrupción y al hurto. El nazi-fascismo a la mexicana tiene contactos internacionales, corrientes subterráneas. No nos engañemos.
- No se expresa sólo a palos. Se inocula en el «alma colectiva» a fuerza de moralidad burguesa, mitos de peligro y miedo… y cuanta cosa sirva para derrota al pensamiento racional. Se expresa en la manipulación de mitos, símbolos y rituales. El nazi-fascismo a la mexicana inoculó una cantidad importante de liturgias, incluso ritos cristianos para hacerse patente en misas solemnes al aire libre, marchas diurnas y nocturnas alumbradas con velas, antorchas o bengalas (como aquellas en Argentina -y no sólo- disfrazadas de peticiones de paz y contra el gatillo fácil) La gente canta rezos, saca sus banderas nacionales, se olvida de la división de clases, y se amontona hasta la despersonalización para que los aparatos de propaganda discursen con el cine, la radio, los panfletos, la televisión e internet, qué clase jolgorio de inconsciencias y de vida pacífica demanda el pueblo. Eso si con ternura, lágrimas, tequila y mariachis.
- La propaganda nazi-fascista se volvió un instrumento de divulgación política, masiva y eficaz, para adoctrinar con los valores del Capitalismo que impresionan el alma popular y la llenan de entusiasmo por la familia, la patria y la religión. Así lo quería Hitler: «La imagen conlleva en breve tiempo y casi de golpe aclaraciones y nociones que el escrito permite obtener sólo a través de una lectura aburrida.»1 Por eso seguramente el éxito de las «ingenierías de imagen» que pueblan las fantasías de muchos «políticos» confiados en que un buen manejo de su imagen es un éxito electoral seguro. Eso lo creen sobre todo los que, sin base social, se sienten apoyados por la participación de las grandes empresas inversionistas beneficiarias del ascenso del rearme de los proyectos hegemónicos presidenciales.
- A ese respecto el papel jugado por los industriales en la profundización del nazi-fascismo a la mexicana es fundamental. La empresa no puede mantenerse al margen del control directo sobre los políticos que son puestos para garantizar la confianza inversionista. Y los valores con que se ejerce ese control no son los valores de la clase trabajadora que representa, en este esquema, al enemigo que asusta. Y esos jerarcas industriales piensan que al «pueblo» hay que enseñarle a tener una idea clara de dónde está la autoridad verdadera, quién representa al nacionalismo, la mano de hierro, la continuidad de las clases dirigentes económicas y políticas. Quién debe cuidar el patrimonio burgués. Este nazi-fascismo a la mexicana aparece, chico o grande, para garantizar privilegios y contra la posibilidad de una revolución social que termine con tanta injusticia y robo. También con la versión vernácula de la «Globalizción».
- No se derrota al nazi-fascismo con provocación, con indiferencia o con miedo:
- No les tengamos miedo. Claramente el régimen actual y sus séquitos son enemigos de la clase trabajadora. Este gobierno, cómplice del hurto, que traicionó toda confianza y todo voto no debe tener continuidad alguna. Es necesaria la unidad para derrotarlo. Si el nazi-fascismo a la mexicana, esté donde esté su grado de desarrollo, intenta perpetuarse como gobierno, es decir continuar con su modelo de barbarie y miseria… es indispensable luchar a tambor batiente antes de que la clase trabajadora sea aniquilada y estrangulada. Es tarea vital poner a salvo todas las organizaciones de los trabajadores que serán de inmediato blanco de agresiones sin fin. Hay que defender, con un plan conjunto todo espacio, taller, asamblea… contra cualquier ataque. Defendernos con un frente único de la clase trabajadora, frente firme, fraternal y solidario comprometido a sostener una política avanzada que impida todo delirio y nos tome desprevenidos o débiles.
- De paso al prepararnos para defendernos prepararnos también para avanzar sin actitudes vacilantes ni apáticas. Hay muchos compañeros muertos y Fox estuvo muy dispuesto a utiliza a las hordas policíacas más enloquecidas para aplastar y atomizar a los movimientos de trabajadores en lucha. Nadie se confíe porque aunque parezca que temporalmente el sistema «afloja»… no hace más que preparase para soltar la represión que mientras serena los miedos pequeño burgueses, quiere aleccionar a los inadaptados con el evangelio de palos, tortura y muerte que imparten sus vándalos fascistas. Nuestra defensa exige al mismo tiempo debate político. Y es que el fascismo facturado en casa, intentará destruir toda posibilidad de cambio en el seno mismo del capitalismo. Intentará la destrucción completa de las organizaciones de la clase trabajadora. Midamos bien las fuerzas y las nuestras y veremos cuántas posibilidades tenemos si logramos luchar en un frente único. Que no nos asusten. Ya hemos visto cómo y cuánto el pequeño burgués nacionalista odia los trabajadores cómo desea fulminar a quienes «destruyen el país», a los campesinos o a los huelguistas… a quien proteste contra los crímenes. Esa es la mano que quiere poner «orden» que no es otra cosa que una dictadura cruel, camuflada, del capitalismo monopolista. Detrás están quienes pagan a los gángsteres que no se toman a la ligera su deseo de reprimir. El odio y la venganza son la esencia destilada por el imperialismo. Veamos Irak.
- Debemos insistir en la unidad de acción. Eso implica unificar las luchas con programas y demandas de intervención en el proceso electoral sin renunciar a las movilizaciones y con un programa socialista consensuado desde abajo. Luchar, por ejemplo y ya para una Huelga General que defienda la autonomía de los sindicatos, su independencia política, que defienda la libertad de todos nuestros compañeros de lucha presos políticos del foxismo. Luchar contra toda la política del gobierno actual y contra el sistema capitalista que representa. Organicemos la Huelga General para frenar a la derecha y someterla a un juicio social por las muertes y por los robos que han perpetrado y consentido. Organicémonos contundentemente digámosles con el voto, y no sólo con el voto, que no deseamos sus planes burgueses, que no queremos más explotación ni más saqueos, digámosles con votos, y mucho más que votos, con nuestras organizaciones en pie y en debate abierto, que podemos enfrentarlos y superarlos de una manera muchísimo más organizada y combativa.
- La profundización de la crisis económica, que disparó el desempleo exige de nosotros medidas urgentes para dignificar los niveles de vida de la mayoría. Esto requiere una política socialista independiente. No nos pongamos bajo el programa de la burguesía, engañándonos con defender esa «democracia» mentirosa que a ellos les conviene, uniéndonos a la burguesía «democrática» que ha traicionado todo lo comprometido. Un frente único debería ser un arma de lucha contra toda forma de represión y para construir el socialismo, no una maquinaria electoral para conformarnos con la burocracia. Los bastiones de la clase obrera más conciente con sus expresiones de verdadera democracia desde abajo: los sindicatos, los partidos, los clubes de formación, las organizaciones deportivas, las cooperativas, etc. llegarán al poder no por creer ingenuamente, una vez más confiados, en el marco formal de la democracia burguesa, sino por la vía revolucionaria y eso habrá que demostrarlo en la teoría como en la experiencia. Pero es precisamente para conquistar y poner a salvo esta vía revolucionaria que necesitamos unidad férrea desde las bases mismas de apoyo capaz de construir otra democracia de los trabajadores independiente y poderosa aun en el interior del Estado burgués. Ahí sólo podemos llegar unidos y sin miedo a nosotros mismos.
- A estas horas también debemos derrotar los prejuicios y obstáculos propios de todo tipo. Mejorar nuestras ideas y actitudes hacia la unidad contra toda calumnia de sectarios y división de burócratas. México está ávido de una lucha entre todos hacia una liberación verdadera contra tanta humillación y robo, las tendencias generales de todos los sectores de las masas lo reclaman al oído y también lo gritan a voz en cuello. Aunque a veces parece que nadie escucha. Por eso hoy la exigencia de una Huelga General anda en bocas de mineros, electricistas, telefonistas, etc. La Huelga General a estas horas es un arma suprema que reportaría una lección histórica contundente contra todo sectarismo que intente facilitar la represión pero, fundamentalmente, sería un motor extraordinario para el ascenso de los trabajadores.
- A estas horas la burguesía vernácula mexicana está preocupada, asustada, por la fortaleza de la clase trabajadora en las minas, en los campos, en los mares y en las ciudades. Por eso reprimen con salvajismo, no es que sean loquitos dementes que abusan individualmente de su poder, son agentes represivos cuyas órdenes fueron escarmentar a los rebeldes, que la letra con sangre entre, que se diluyan y que no se unan… y para completar el cuadro cuentan con los tribunales y los leguleyos cómplices que simpatizan con los nazis a la mexicana y coinciden en su asco contra el movimiento obrero, campesino e indígena y los trabajadores en general. La única forma de derrotar al nazi-fascismo a la mexicana es enfrentándose a ellos con el poder de la unidad. Lo que hace falta no es la defensa del gobierno traidor y ni la «legalidad» de los jueces mercenarios existentes, sino que la clase trabajadora luche para defender y fortalecer sus propias organizaciones. A los trabajadores sólo los salvan los trabajadores con un programa socialista y científico. No es mucho pedir.
- A estas horas urge prepararnos contra la represión y urge debatir un programa que nos una pronto acaso en un frente único sólido y consensuado que de, por ejemplo, a la Huelga General, certeza para que caminemos seguros y acompañados, nuestro propio camino hacia la transformación social con rumbo al socialismo revolucionario. Si Fox impone, de un modo u otro a Felipe Calderón como presidente, o a Madrazo, bajo cualquier chapuza con las que gustan regodearse, seremos testigos de un fraude inmenso. En México ya los hemos visto miles de veces y contra eso sólo la organización en los barrios, fábricas y escuelas, podría tener éxito.
- Esa parte la burguesía esta asustada y desesperada, ve que se les va de las manos el poder, el confort, los privilegios, la burguesía que en México resiente el escenario de la lucha de clases en todas partes, sabe que sus horas están contadas porque han abusado del pueblo de manera infame, pero no están vencidos y a estas horas están preparándose. Escondidas tras las faldas de una democracia formal burguesa están las consecuencias nazifacistas de su miedo. Es el miedo del sistema económico desde su punto de vista de clase. La historia demuestra que en tales circunstancias la burguesía no dudará en abandonar la democracia y gobernará por otros medios. No necesariamente con las formas del nazi-fascismo clásico pero no renunciará al control del estado con formas sucedáneas actualizadas «creativamente». Atenco a la vista. Bajo el pretexto de la llamada «guerra contra el terrorismo» guerra contra el «desorden» recrudece su intransigencia. Aprueba leyes reaccionarias que serán utilizadas contra los trabajadores y no por todo ello sería imperdonable no conquistar un frente único que nos impulse, nos de confianza y fortaleza a todos.
- No tengamos miedo. Pero atentos, el nazi-fascismo a la mexicana no es cosa del pasado. Aunque formalmente no hay partidos fascistas, como los que existían antes de la Segunda Guerra Mundial, existen partidos de extrema derecha, xenófobos, por todas partes. Hay «porros» a todas horas, hay espías, infiltrados y fuerzas armadas con la idea insana de apagar toda llama de esperanza que los trabajadores enciendan. Pero la fuerza de ellos no es mayor que la de un pueblo unido. No nos dejemos engañar ni asustar. En Irak ni todos los soldados yanquis, armados hasta los dientes, han podido ganar al pueblo que se resiste, en Venezuela el pueblo unido salió a defender el gobierno que eligió y en unas cuantas horas obligó a los golpistas, también armados hasta los dientes, a devolver a su presidente y a reponer su mandato… USA con todo su bravuconería, espionaje y millones de armas no ha derrotado al pueblo de Cuba, no pudo con el pueblo de Vietnam y no ha podido contra los trabajadores inmigrantes que han dado una lección de dignidad absolutamente inspiradora el primero de mayo. Que no nos gane el miedo, no ignoremos el peligro.
- A estas horas es fundamental la unidad del frente único capaz de luchar por la preservación y extensión de todos los derechos democráticos, rechazar cualquier recorte de las libertades con el pretexto de la «guerra contra el terrorismo» la «desestabilización» o cualquier otra calumnia tarada que refuercen los monopolios mass media para criminalizar las luchas justas. Ha estas horas combatir hombro con hombro es la clave para la defensa y la construcción impulsándonos con las diversidades, y desde las diversidades, no como un fin sino sólo un medio para un fin mayor: la Revolución Socialista. Transformar la sociedad de abajo a arriba, contra toda dictadura del Capital. Se llame como se llame.
- Y más, semejante organización tendría que plantear la urgencia de la unidad de acción entre sindicatos, organizaciones campesinas, estudiantiles… y un programa que vaya más allá, que legue hasta el hueso de nuestros problemas, incluido el saber por qué vivimos amenazados, golpeados y explotados, y saber cómo se sale de eso, discutir con qué acuerdos y programas nos lanzamos al camino de la revolución y caminamos juntos con los pueblos de América Latina que han iniciado esa ruta y que serán, de inmediato, solidarios con nosotros. Esta es una hora crucial para los trabajadores, hora de unirnos hacia transformación radical de la sociedad, enamoradamente, permanentemente. Hora de poner un alto a la represión contra obreros y campesinos. Hora de exigir la libertad inmediata de los compañeros luchadores presos políticos. Hora de unificar todas las luchas contra el gobierno corrupto y represor. Hora de una huelga general de 24 horas. Hora de la verdad. Hora nuestra. ¿Sincronizamos relojes?
1 Mein Kampf: http://es.wikipedia.org/wiki/Mein_Kampf