Rusia efectuó el viernes el mayor canje de espías con Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría, que celebró como una muestra elocuente de la mejora de las relaciones entre Moscú y Washington. Tras días de intensas consultas diplomáticas, EEUU entregó a Rusia a diez rusos detenidos por espiar para Moscú, que a […]
Rusia efectuó el viernes el mayor canje de espías con Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría, que celebró como una muestra elocuente de la mejora de las relaciones entre Moscú y Washington.
Tras días de intensas consultas diplomáticas, EEUU entregó a Rusia a diez rusos detenidos por espiar para Moscú, que a su vez liberó a cuatro ciudadanos rusos que cumplían condena por trabajar para los servicios secretos norteamericanos.
El intercambio de espías tuvo lugar en el aeropuerto Schwechat de Viena, donde habían aterrizado un Boeing-767 procedente de EEUU y un Yak-42 enviado por el ministerio ruso de Situaciones de Emergencia.
«Según testimonios oculares, el intercambio (de agentes) tuvo lugar mediante un microbús negro», informó la agencia austríaca APA.
Una vez producido el canje, el Yak-42 voló hacia Moscú, donde aterrizó a las 17.50 hora local (13.50 GMT) en el aeropuerto de Domodédovo.
La nave que recogió en Viena a los rusos liberados por Moscú aterrizó a su vez en la base aérea británica de Brize Norton, condado de Oxfordshire, que, según había reconocido Londres, recibe en ocasiones aviones de la CIA estadounidense.
Los diez rusos detenidos en EEUU hace dos semanas han aceptado la víspera un trato con la justicia por el que se reconocieron culpables de actividades ilegales, aunque no de espionaje, a cambio de su deportación a Rusia.
Por su parte, Rusia liberó de la cárcel y entregó a tres ex oficiales de sus servicios secretos y a un científico a los que el presidente ruso, Dmitri Medvédev, indultó la víspera para hacer posible el intercambio.
La Cancillería rusa declaró que el acuerdo de canje con EEUU, el mayor entre ambos países desde 1985, cuando más de 20 espías fueron intercambiados en Berlín, fue posible gracias a la actual primavera en las relaciones bilaterales.
El intercambio de agentes se efectuó «en el contexto general de mejora de las relaciones ruso-estadounidenses, con el fin de darles un nuevo dinamismo en el espíritu de los acuerdos al más alto nivel entre Moscú y Washington sobre el carácter estratégico de la cooperación bilateral», señaló el ministerio.
Agregó que el canje fue acordado por el Servicio de Espionaje Exterior ruso (SVR) y la CIA norteamericana con el visto bueno del Kremlin y la Casa Blanca, partiendo de «consideraciones humanitarias y los principios de cooperación constructiva».
Según analistas, tanto Moscú como Washington deseaban cerrar cuanto antes el embarazoso caso de espionaje, que ensombrecía sus nuevas relaciones y podría torpedear la ratificación en EEUU del nuevo tratado de desarme nuclear.
«El acuerdo de canje demuestra que el nivel de entendimiento entre Rusia y EEUU ha mejorado significativamente con la llegada del presidente Barack Obama», dijo a la agencia Interfax el diputado Nikolái Kovaliov, ex jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).
Otras voces criticaron al Kremlin por canjear ciudadanos rusos por ciudadanos rusos, y no por espías norteamericanos detenidos, así como la escasa eficacia del servicio de espionaje.
«Ha sido el golpe más duro a nuestro espionaje en el último medio siglo», dijo el presidente del Comité de Seguridad del Parlamento, Guennadi Gudkov, coronel del FSB en la reserva.
La prensa destaca que solo tres deportados de EEUU estaban registrados en ese país con su verdadero apellido: la peruana Vicky Peláez, columnista del diario neoyorquino en español El Diario/La Prensa, Mikhail Semenko y Anna Chapman, aunque ésta llevara el apellido de su ex marido británico.
Los demás son el matrimonio de Vladimir y Lydia Guryev («Richard y Cynthia Murphy»), Mikhail Kutsik («Michael Zottoli»), Natalia Pereverzeva («Patricia Mills»), Andrey Bezrukov («Donald Howard Heathfield»), Elena Vavilova («Tracey Lee Ann Foley»).
El último es Mikhail Vasenkov («Juan Lázaro»), marido de Peláez, mientras otro presunto espía, «Chris Metsos», logró huir tras haber sido detenido en Chipre y puesto en libertad bajo fianza.
El «topo» más importante liberado por Rusia es el ex agente del SVR Alexandr Zaporozhski, condenado en 2003 a 18 años por trabajar para Washington y al que la prensa mencionaba como posible autor de la detención en EEUU de Aldrich Ames y Robert Hansen, altos cargos de la CIA y la FBI reclutados en tiempos de la URSS.
Otros dos son Serguéi Skripal, ex coronel del espionaje militar encarcelado en 2006 por 13 años por trabajar para el Reino Unido, y Guennadi Vasilenko, ex agente del KGB condenado por tenencia ilegal de armas, y no por espionaje, aunque vinculado con el caso Hansen.
La figura más polémica es el científico Ígor Sutiaguin, que cumplía una condena de 15 años por espiar para EEUU, al que Amnistía Internacional considera un «preso político» y que solo se reconoció culpable esta semana para acogerse al canje.
Retiran los cargos
La Fiscalía federal de Manhattan retiró el viernes los cargos contra las diez personas que espiaron en EE.UU. para Rusia y que fueron canjeadas por cuatro ciudadanos rusos condenados por trabajar para los servicios secretos estadounidenses.
«Como resultado del exitoso intercambio producido en Viena entre diez agentes rusos y cuatro individuos que habían sido encarcelados previamente en Rusia, la Fiscalía ha pedido a la corte que desestime cualquier cargo que quede pendiente contra esos diez individuos», explicó el fiscal federal de Manhattan, Preet Bharara.
El fiscal explicó en un comunicado que envió esa petición a la jueza del caso, Kimba Wood, «una vez ejecutado el acuerdo entre EE.UU. y Rusia», por el que ambos países procedieron al intercambio de esos individuos en Viena, después de que el jueves los diez detenidos en EE.UU. se declararan culpables y fueran expulsados del país.
«La Fiscalía procede ahora a desestimar cualquier cargo que aún esté abierto con relación a la acusación», explicó el fiscal federal en virtud del acuerdo que alcanzó con los detenidos según el que éstos se declaraban culpables y aceptaban ser expulsados de EE.UU.
El jueves los diez espías que fueron detenidos el pasado 27 de junio en distintos puntos del país aceptaron ante la jueza que eran «agentes ilegales» de Rusia, lo que condujo a su inmediata deportación.
Entre los deportados se encuentran la periodista peruana Vicky Peláez y su marido, conocido hasta ahora como «Juan Lázaro» y quien reconoció ser en realidad el espía Mikhail Anatonoljevich Vasenkov.
Los otros espías intercambiados son la rusa Anna Chapman, de 28 años, el matrimonio de Vladimir y Lydia Guryev («Richard y Cynthia Murphy»), Mikhail Kutsik («Michael Zottoli») y Natalia Pereverzeva («Patricia Mills»), Andrey Bezrukov («Donald Howard Heathfield») y Elena Vasilova («Tracey Lee Ann Foley»).
EE.UU. confirmó que los transportó a todos ellos a Viena, donde abordaron un avión Yak-42 del Gobierno ruso, que aterrizó en el aeropuerto Domodédovo de Moscú a las 17.50 hora local (13.50 GMT), según la prensa del país.
Por su parte, Moscú entregó a tres oficiales de sus servicios secretos y a un científico que cumplían condena por espiar para Washington y a los que el presidente ruso, Dmitri Medvédev, indultó el jueves.
Este intercambio, acordado con relativa rapidez entre las autoridades de ambos países, es el mayor canje de espías entre Washington y Moscú desde el fin de la Guerra Fría.