En Asunción, un grupo de activistas de derechos humanos y autoridades de Paraguay se habían reunido en la mañana de este miércoles para inaugurar un museo en lo que una vez fue un centro de torturas de la dictadura. De pronto llegó la noticia: Alfredo Stroessner había muerto. Esta coincidencia fue interpretada por el abogado […]
En Asunción, un grupo de activistas de derechos humanos y autoridades de Paraguay se habían reunido en la mañana de este miércoles para inaugurar un museo en lo que una vez fue un centro de torturas de la dictadura. De pronto llegó la noticia: Alfredo Stroessner había muerto.
Esta coincidencia fue interpretada por el abogado y ex preso político Martín Almada, premio Nobel Alternativo 2002, como una señal de que había concluido una era, y se iniciaba otra en la que las nuevas generaciones tendrán como principal misión conocer a fondo lo que sucedió durante la sangrienta dictadura del general, que gobernó con mano de hierro entre 1954 y 1989.
Stroessner falleció este miércoles en Brasilia, prófugo de la justicia de su país, tras ser internado en un hospital a causa de una complicación pulmonar luego de haber sido operado de una hernia inguinal. Estaba sedado y respiraba artificialmente. Con 93 años, pesaba apenas 45 kilos.
«Nos sorprendió que muriera justamente en el día en que estábamos abriendo el Museo de la Memoria, la Dictadura y la Democracia en el mismo lugar donde funcionó el centro clandestino de torturas de la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos, más conocido como ‘la Técnica’, a partir de 1956 con apoyo de Estados Unidos», dijo Almada a IPS.
El presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower (1953-1961) «había enviado a la Técnica al coronel Robert Thierry para enseñar a torturar a los paraguayos», indicó el activista, quien encontró en 1992 los llamados «archivos del terror», informes confidenciales que prueban la existencia del Plan Cóndor.
Esa operación nació a comienzos de los años 70 en Chile para coordinar la acción represiva de las dictaduras de ese país, Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, sin importar las fronteras.
«Es motivo de alegría que ahora la gente pueda saber qué fue lo que sucedió. Porque por la Técnica pasó mucha gente. El Plan Cóndor acabó con la vida de cerca de 100.000 personas» en toda la región, señaló Almada.
El abogado fue perseguido por la policía secreta de Stroessner luego de publicar un discurso doctoral que criticaba al sistema educativo paraguayo. Fue detenido y acusado de «terrorismo» y de vinculación con grupos comunistas.
Su esposa murió de un ataque cardíaco cuando tenía 33 años, luego de recibir una llamada telefónica en la que los militares reproducían los gritos de su esposo mientras era torturado.
Almada abandonó el país en 1977 y regresó en 1989, para iniciar un proceso contra Stroessner.
El activista admitió cierta frustración por no haber logrado que el ex dictador «viera la cara de la justicia paraguaya», aunque señaló que se enfrentará a la «justicia divina».
En Paraguay se recibió la noticia en general con esperanza de que se pudiera poner fin a un capitulo triste de la historia, aunque hubo tristeza entre quienes todavía ensalzan la figura del militar. En algunas zonas de la capital aún se recuerda su cumpleaños.
Es que el ex dictador sigue siendo venerado por ciertos sectores. Su nieto Alfredo «Goly» Stroessner está en medio de una campaña con miras a postularse para las elecciones presidenciales de 2008 por el gobernante Partido Colorado.
Stroessner llegó al poder por medio de un golpe de Estado en mayo de 1954. Posteriormente introdujo cambios en la Constitución para poder permanecer en al mando durante ocho periodos presidenciales seguidos.
Su dictadura cívico-militar, siempre apoyada en el tradicional Partido Colorado, lanzó una represión anticomunista que terminó con cerca de 900 muertes y desapariciones forzadas, según grupos de derechos humanos. Alrededor de 1.000 paraguayos habrían sido torturados y cerca de un millón se exiliaron.
Stroessner usó al Partido Colorado como herramienta de propaganda personal. Para satisfacer a Estados Unidos, procuró dar a su régimen una imagen de democracia, permitiendo a otros partidos presentarse en «elecciones» que siempre le otorgaban en torno a 90 por ciento de los votos.
Durante su régimen prosperaron el contrabando, el narcotráfico, el clientelismo político y la corrupción. Almada calcula que el ex dictador y sus más cercanos allegados acumularon una fortuna de 5.000 millones de dólares.
Stroessner finalmente fue derrocado por un golpe encabezado por su consuegro, el general Andrés Rodríguez, apoyado por colorados disidentes, quien convocó poco después a elecciones generales.
El legado de Stroessner no será fácil de erradicar de Paraguay, señaló Almada.
El ex dictador «corrompió al país y al Partido Colorado, que era en sus orígenes socialdemócrata, y él lo condujo a la extrema derecha, provocando grandes divisiones internas», afirmó.
«Además, prostituyó a las Fuerzas Armadas y vendió al país. Hasta hoy hay muchas estancias en manos de militares y políticos que lo apoyaron», añadió.
La familia de Stroessner, los militares y algunos senadores del Partido Colorado hicieron pedidos para que el cuerpo del ex dictador fuera repatriado y enterrado con honores de Estado, pero organizaciones defensoras de los derechos humanos repudiaron la idea.
«Es un criminal y prófugo internacional. Tiene causas abiertas en Paraguay, Francia, Chile, Argentina, Suiza, Italia y Alemania», afirmó Almada.
Mientras, el Movimiento Nacional de Víctimas de la Dictadura llamó a organizar manifestaciones callejeras si el cuerpo de Stroessner es repatriado.
La última palabra la tiene el gobierno del presidente Nicanor Duarte Frutos.