Espiar, como acto coligado al control hacia países, instancias y personas -connacionales y del mundo entero-, no sólo genera una posición de privilegio para el país espía, de ventajas espurias que recorren desde el espectro político y militar hasta el comercial y financiero, sino que anula los mínimos de ética que, por encima de todo, […]
Espiar, como acto coligado al control hacia países, instancias y personas -connacionales y del mundo entero-, no sólo genera una posición de privilegio para el país espía, de ventajas espurias que recorren desde el espectro político y militar hasta el comercial y financiero, sino que anula los mínimos de ética que, por encima de todo, han canalizado los sentidos de humanidad contemporánea.
Espiar todo y a todos erosiona y deslegitima aún más las instancias formales de ‘convivencia’ internacional, las instituciones encargadas de regular atribuciones, límites y sanciones en ese ámbito. Por sobre todo, vulnera los derechos humanos, los consensos inherentes a las relaciones entre países, entidades y personas.
Sólo varios días después de las revelaciones del ex agente Snowden sobre los alcances y procedimientos del sistema de espionaje de la NSA, empiezan a escucharse reacciones de algunos de los ‘grandes’ afectados. El silencio inicial parecía indicar anuencia o predisposición a la impunidad, que la confirmación de un ‘secreto a voces’ de esa magnitud sólo tendría interés mediático pero no consecuencias políticas y éticas, que las noticias sobre el asilo o el destino del denunciante eran más importantes que el contenido de su denuncia.
Consideramos, por el contrario, que los alcances y procedimientos del sistema de espionaje de la NSA, expuestos por Snowden, son un grito de alerta sobre la magnitud del control mundial que entretejen las instancias de poder amparadas en el gobierno de Estados Unidos. Se vuelve una tarea colectiva revelar y reaccionar ante los riesgos para el mundo de una política de control a esa escala.
Por eso, respaldamos la tesis del gobierno ecuatoriano de ‘colocar los principios por encima de los intereses’ y apostar por una defensa de los derechos y libertades contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros instrumentos, directamente vulnerados por tales prácticas.
Respaldamos también la defensa de la soberanía de los Estados, expresada en la contundente declaración ecuatoriana sobre la renuncia a las preferencias arancelarias por parte de ese país y su oferta de destinar recursos para que Estados Unidos de Norteamérica se capacite en derechos humanos. Expresamos nuestro apoyo al Presidente Rafael Correa en la toma de decisión soberana sobre el asilo que le ha sido solicitado por Edward Snowden.
Consideramos que la propuesta del canciller ecuatoriano Ricardo Patiño para que UNASUR analice y pida cuentas sobre estos hechos debe avanzar cuanto antes. Alentamos a todos los países latinoamericanos y del Caribe, a la ALBA y a la CELAC, a continuar en esta línea soberana y proponer al mundo una postura ética y limpia de impunidad.
Apoyamos y nos comprometemos con el impulso de soberanía plena, que encuentra hoy nuevos cauces, no aparentes o retóricos, sino efectivos y con potencial para configurar reglas y prácticas diferentes desde el Sur.
2 de julio 2013
América Latina: Articulacion continental de movimientos sociales hacia el ALBA
Alemania: Ricarda Schlittgen, Rainer Schlittgen,
Argentina: Manuel Bertoldi, Frente Popular Darío Santillán corriente Nacional, Claudio Katz, Telma Luzzani, Carlos Ernesto Motto
Australia: Federico Fuentes
Austria: Dario Azzellini
Bélgica: François Houtart
Bolivia: Alejandro Dausá
Brasil: Roberto Leher, Elder Andrade de Paula, Carlos Eduardo Martins
Canadá: Michael Lebowitz, Pierre Mouterde
Chile: Marta Harnecker, Ximena de la Barra,
Colombia: Diego Otero Prada, Catalina Toro Pérez, Hernando Calvo Ospina
Cuba: Isabel Monal, Dmitri Prieto Samsónov
Ecuador: María Augusta Calle, Jorge Orbe León, Magdalena León, Irene León, FEDAEPS, REMTE – Ecuador, Comisión de Dirigentes Indígenas de Ecuador, Manuel Imbaquingo
España: Salvador López Arnal, Juan Carlos Monedero, Lois Pérez Leira,
Estados Unidos: Arturo Escobar, Marina Sitrin, John Catalinotto
Francia: Armand Mattelart, Franck Gaudichaud, Jean Ortiz
Haití: Camille Chalmers
Italia: Alessandra Riccio, Gennaro Carotenuto
México: Ana Esther Ceceña, Carlos Fazio, Héctor Díaz-Polanco, Frida Modak, Ricardo Melgar Bao, Oscar Ugarteche, David Barkin, Miguel Socolovsky, Ángel Guerra Cabrera, Ana María Aragonés, Cristina Steffen, Nayar López Castellanos, Efraín León, Catalina Eibenschutz, Marco Velázquez, Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con los Pueblos de América Latina (SICSAL- México), Comité Monseñor Romero, Casa de la Solidaridad Mons. Sergio Méndez Arceo, Cooperativa Azul, Mujeres para el Diálogo, Ana María Rivadeo, María Guerra Tejada, Angeles Martinez Serafín, Jessica Irene Mendoza Cisneros, Helena Caeri Baca León, Juan Arturo Guerrero, Andrea Fernández, Alberto Villar, Estalí García, Eva Luna Marenco Fernández, José Luis Guzmán, Gabriela Sosa Martínez, Ana Leticia Vargas, Juan Antonio Domínguez, Andrés Fonseca, Isabel Sanginés Franco
Nicaragua: Aldo Díaz Lacayo
Panamá: Marco Gandásegui
Paraguay: Marielle Palau
Uruguay: Antonio Elías, Gonzalo Perera.
Venezuela: Fernando Báez, Aram Aharonian, Paulino Núñez, Cecilia Todd, León Moraria