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Entrevista a René Naba

«Occidente se muere por violar sus propios principios»

Fuentes: La Nouvelle République

Traducido para Rebelión por Caty R.

La discordancia diplomática de Obama con respecto a la lucha de los palestinos por su adhesión a la ONU; un Islam petrolero y atlantista de efecto bumerán; Europa en la trampa de la globalización financiera y depredadora de los países árabes; las monarquías bajo la capa estadounidense perjudicial para el buen funcionamiento de la Liga Árabe; una oposición siria amnésica; y finalmente un emir de Catar que juega al nuevo Field Marshall del mundo árabe, son las grandes cuestiones abordadas por La Nouvelle République con René Naba.

Sumario:

– Barack Obama, arquetipo del condicionamiento mimético del discurso dominante. La mayor decepción de la historia diplomática contemporánea.

– El Islam petrolero y atlantista, un instrumento de servidumbre del mundo árabe al eje israelí-estadounidense.

– Europa, presa en las redes de la globalización financiera, sobre el fondo de la depredación de los países árabes (Libia, Siria) para conseguir garantías con el fin de negociar mejor su inevitable exclusión de la gestión de los asuntos mundiales.

– Las monarquías árabes bajo la capa estadounidense que dispone de una minoría de bloqueo automático perjudicial para el buen funcionamiento de la Liga Árabe que implica que los vasallos de Estados Unidos y los aliados soterrados de Israel tienen el control de los destinos del mundo árabe.

– Siria: El hecho de hacer un llamamiento a la antigua potencia colonial para restaurar la democracia en el país señala una grave deformación mental.

– El Emir de Catar, que sueña con el papel de nuevo Field Marshall del mundo árabe, debería reflexionar sobre la suerte de la rana que quiso hacerse tan grande como el buey.

I.- Obama

Barack Obama acaba de pronunciar el último discurso de su mandato sobre el estado de la Unión, ¿qué reflexiones le sugieren el personaje y su mandato?

Durante sus cuatro años de mandato, Barack Obama se ha mostrado como el arquetipo del condicionamiento mimético del discurso dominante. Como símbolo de docilidad y resignación está a punto de superar en el imaginario mundial al Tío Tom y su cabaña. El hecho de poner el nombre en clave de «Gerónimo» a la operación especial dirigida a la eliminación de Osama bin Laden, el 2 de mayo de 2011, trae a la memoria los peores recuerdos de la conquista del oeste y el exterminio de los pieles rojas. Ese hecho revela el grado de condicionamiento mimético casi pavloviano de su autor, al mismo tiempo que su patología.

El léxico militar estadounidense abunda en expresiones guerreras dirigidas a magnificar el triunfo del hombre blanco sobre los indios americanos, desde Tomahawk (el misil de largo alcance utilizado en Irak) al helicóptero Apache que sembró el apocalipsis en el cielo de Vietnam. Con un léxico semejante, el primer presidente postrracial de la sociedad multicultural estadounidense oculta la parte africana de su configuración mental y de su personalidad. En realidad Obama aparece como una reproducción, en negativo, de sus antecesores depredadores.

Ya es obvio que Barack Obama no pasará a la historia como el Mahatma Gandhi (India) o el Nelson Mandela (Sudáfrica) del Nuevo Mundo, sino como la más formidable operación de blanqueamiento de la estrategia estadounidense tras el siniestro mandato de George W. Bush. Este presidente sin iniciativa es el único hombre del mundo que se ha beneficiado de un «Premio Nobel anticipado», un Premio Nobel no solo precoz, sino también prematuro, por su estricta conformación a los cánones del pensamiento wasp (blanco, anglosajón, protestante) que promueve la superioridad de la esfera anglosajona sobre el resto del mundo.

Eso explica, retrospectivamente, las líneas de fuerza de una política inaugurada con brillantez con el famoso «¡Salam aleikum!« de su discurso de El Cairo y que termina en la vergüenza de su capitulación ante el dictado israelí de la colonización rampante de lo que queda de Palestina. Por otra parte el debate sobre Palestina se ha escamoteado por medio de una amplia maniobra de distracción destinada a sacarlo de la agenda pública internacional.

A raíz de la solicitud de adhesión de Palestina a la ONU, el 23 de septiembre de 2011, la administración estadounidense ha centrado la atención en una serie de asuntos que apuntan todos al eje de la protesta: El atentado, o falso atentado, iraní contra el embajador saudí en Washington, la suerte de la democracia en Siria, el programa nuclear de Irán y finalmente el Tribunal Especial sobre Líbano (el Tribunal Hariri), dando a Israel la posibilidad de proseguir su colonización de Jerusalén sin la más mínima protesta.

En la perspectiva de la retirada estadounidense de Irak, a finales de 2011, el nerviosismo de Estados Unidos podría explicarse por la ventolera de pánico que se apoderó de la administración tras el desmantelamiento de una red de agentes de la CIA en Líbano, Siria e Irán, que condujo a la Central estadounidense a trasladar su cuartel general de Beirut a Dubái.

La revelación de Hasán Nasralá en junio de 2011 del descubrimiento de cuatro agentes de la CIA en las filas de Hizbulá dio la señal a una cacería que desembocó en el arresto de 17 agentes estadounidenses en Siria y una célula de unos treinta miembros en Irán, según el diario libanés Al Akhbar del martes 22 de noviembre de 2011.

Aunque han guardado un mutismo oficial respecto a esta asunto y han intentado minimizar el alcance del mismo, los estadounidenses han aparecido consternados por el desmantelamiento de una red que establecieron con tanto cuidado e infinitas precauciones.

Ante el temor de un atentado semejante al del 18 de abril de 1983 contra la embajada estadounidense de Beirut, que causó 63 muertos y 100 heridos e implicó la decapitación de la estación de la CIA en Oriente Medio, Washington ha procedido a centralizar todas las actividades de espionaje de la agencia estadounidense en Dubái, ordenando el traslado del personal de las centrales de Beirut y Arabia Saudí al emirato petrolero, añade el diario, bajo la pluma del director de la publicación, Ibrahim al Amine.

La Liga Árabe, por cierto, está ocupada instaurando la democracia en el mundo árabe sin el menor reproche a Estados Unidos por su abuso del veto. Barack Obama repite como un loro que está a favor de un Estado palestino, pero desmilitarizado, sin duda para protegerse de la primera potencia atómica del hemisferio sur… como si para él la seguridad de Israel fuese sagrada y la de los palestinos solo fuera buena para los perros. Un Estado palestino en las fronteras de 1967, pero obstaculizado por el muro del apartheid. Un Estado independiente, pero al que se le prohíbe proclamar unilateralmente su independencia.

Entonces, ¿por qué se autorizaron a Israel y a Kosovo unas declaraciones unilaterales de independencia que se prohíben a los palestinos? El pueblo árabe no es un pueblo de segunda y lo está demostrando. Deberá dar puñetazos en la mesa más a menudo en vez de arrastrarse ante sus verdugos.

El debate de Palestina en la ONU ha propiciado un lindo espectáculo del baile de los hipócritas. Por supuesto Europa, con Francia a la cabeza, que ha multiplicado las condiciones previas, piensa hacer una jugada maestra votando por la admisión en la UNESCO y no en la ONU. Su famosa política árabe es lamentable. Y Estados Unidos, ese gran paladín de la democracia mundial, amenaza a los palestinos con cortar el suministro de víveres. ¿Por qué lo que es bueno para Sudán del Sur no es bueno para Palestina?

Lo más intrigante es el hecho de que las petromonarquías han desecado a los palestinos cortándoles los víveres. No es extraño en Arabia Saudí, el guardián de los Lugares Santos y sobre todo un gran vasallo de Estados Unidos. Y el pequeño Catar, el gran amigo del Presidente Sarkozy, que juega a comandante en jefe en Libia y en Siria por la OTAN interpuesta, ¿por qué no despliega tanto celo disparando un tiro por la liberación de Palestina?

Lo más patéticamente cruel de este asunto es el hecho de que Rusia, que implosionó en Afganistán bajo los golpes conjuntos de Arabia Saudí y Estados Unidos, ha patrocinado la admisión de Palestina, mientras que Estados Unidos, el gran beneficiario del hundimiento de la URSS ha puesto su veto. Hay potencias que tardan en aprender.

Los occidentales derriban a los dictadores a la fuerza en nombre de la democracia. Pero solo a los que les molestan, no a los otros, los tiranos africanos proveedores de yembés y maletines. Ni a las petromonarquías que generan comisiones.

Pero, curiosamente, cuando triunfa la democracia en el mundo árabe es una debacle. Hamás es terrorista, Annahada integrista. Esta distorsión del comportamiento se detecta en el trato que reservan para los «blanquitos». Así, cuando Grecia quiere celebrar un referéndum sobre su deuda aparece un bajo movimiento de combate contra la ocurrencia de un país que sin embargo es la cuna de la democracia. Pero cuando una organización internacional, ya conocemos la famosa legalidad internacional, en este caso la UNESCO con respecto a Palestina, toma una decisión contraria a sus intereses, ellos toman represalias resueltamente, en este caso Estados Unidos, la primera democracia del mundo, e Israel, la única democracia de oriente Medio, que se dice.

II. Palestina

En la actualidad, el asunto de la creación de un Estado palestino no está zanjado. ¿Qué resultados podemos esperar, teniendo en cuenta la política occidental pro sionista?

El asunto palestino ha desenmascarado definitivamente a los parangones de la diplomacia occidental mostrando a Barack Obama como un renegado, a Nicolás Sarkozy como un belicista inveterado y confirmó a Tony Blair en su papel de caniche de la estrategia estadounidense.

En vías de convertirse en una marioneta, Barack Obama, rehén del lobby pro israelí, pasará a la historia como la mayor decepción diplomática de la historia contemporánea, y Nicolás Sarkozy, en vías de incineración tras sus sucesivos contratiempos políticos y económicos, como el peor presidente francés desde Pétain, de quien recuperó la temática en beneficio propio.

Sabiendo que los «amos» del juego actual ponen obstáculos a la creación de un Estado palestino, ¿cree que algún día los palestinos llegarán a arrancar ese derecho inalienable y en qué condiciones?

Los deberes de un intelectual son la integridad y la clarividencia. Cualquiera que sea mi simpatía por la causa palestina debo aplicarme este método en el análisis del enfoque palestino en la ONU, por respeto a los miles de mártires, el dolor del despojo de varios millones de palestinos y el sufrimiento de millones más bajo la humillación de los abusos y privaciones cotidianas.

Así que sin concesiones ni complacencia daré mi análisis de la situación tras el 23 de septiembre. Está claro que nacerá un Estado palestino, pero a la medida de los sacrificios de los palestinos y de los simpatizantes de la causa.

Un Estado palestino independiente y soberano, no un estado de segunda para saldar todas las cuentas de la mayor operación de despojo de la historia contemporánea, comparable por su naturaleza al atraco europeo de América. No un estado de saldo ni un bantustán a merced de la caridad internacional como señal de buena conciencia de la mala conciencia crónica.

Esos son los términos de los retos subyacentes de la solicitud de adhesión de Palestina como Estado independiente en la Organización de las Naciones Unidas. Palestina ha cedido mucho, sin contrapartida, y niegan su existencia.

Nadie puede obligar al pueblo palestino a renunciar al 80% de su territorio nacional, a Jerusalén, a la tierra de Palestina, a Al Quods y al derecho de retorno de los millones de refugiados.

Al utilizar su derecho de veto, Estados Unidos juega una carta política arriesgada con su rechazo a la existencia de un Estado palestino soberano, ¿se trata de un error estratégico que podría comprometer sus relaciones con el mundo árabe-musulmán?

 Es importante obligar a Estados Unidos a que utilice su derecho de veto a la solicitud de Palestina como miembro de pleno derecho de la ONU. Este enfoque reviste un alcance pedagógico a dos niveles:

Desenmascarar ante los ojos del mundo la hostilidad de Estados Unidos a que se ejerza un derecho fundamental del Derecho Público Internacional, el derecho a la autodeterminación de los pueblos, y la falta de respeto al compromiso de Barack Obama de sentar a Palestina en la ONU en septiembre de 2011. Barack Obama está desnudo e impotente, lamentable espectáculo para un dirigente que llegó como promesa de una nueva era; patético para un Premio Nobel de la Paz.

– Eliminar definitivamente al Islam atlantista y petrolero y las ganas de comprometerse en una cooperación con Israel del tipo de la de Hosni Mubarak, el rey de Jordania o el Emir de Catar.

 Estados Unidos y sus lacayos árabes deben pagar la factura de su desprecio a las aspiraciones legítimas de los pueblos árabes y hay que desenmascarar su connivencia en la concesión estadounidense ante el dictado israelí.

¿Cómo es desde el punto de vista palestino?

 Por parte palestina Mahmud Abbas, presidente al final de un mandato privado de cualquier legalidad, e incluso para algunos de toda legitimidad, sin el menor balance positivo, tuvo que proceder a semejante enfoque en el que la indigencia intelectual y la inconsistencia política han llevado a este atolladero.

¿Según qué principio estratégico este negociador de la parte económica de los Acuerdos de Oslo concedió a Israel sin contrapartida la adopción de la divisa israelí (shekel) como moneda de cambio en el comercio israelí-palestino? ¿En virtud de qué inspiración, de qué genio político, confió a Israel la misión de cobrar los impuestos palestinos con la condición de que el ocupante se los entregue? Una debilidad innombrable. ¿Por qué no el dólar como moneda de cambio? ¿O el euro para sensibilizar e implicar a los europeos? ¿Por qué no pensó en crear un banco central para centralizar las transferencias?

Finalmente, ¿por qué aceptó la infamia de celebrar el congreso general de Fatah, el primero después de Arafat, en 2009 en Ramala bajo ocupación israelí, dejando en manos del Estado judío la potestad de rechazar a los delegados indeseables según el criterio de Israel? ¿Por qué en su discurso en la ONU se dedicó a tranquilizar a Israel con respecto a su existencia mientras el Estado hebreo posee la bomba atómica y es la superpotencia militar de la región firmemente apoyada por la superpotencia mundial y la propia existencia de los palestinos es objeto de negociación, lo mismo que su subsistencia?

«Dominar el lenguaje es la primera victoria del amo sobre el esclavo», se dice. En ese contexto Israel ha invadido todos los campos del léxico, lo que le ha permitido ponerse en la piel de la víctima en vez de la del verdugo, ¿no es este el primer terreno que los palestinos no supieron ocupar?

Los daños de la alienación son inconmensurables. Eje de la moderación, dijeron para justificar la destrucción de Gaza y su bloqueo. Todos arrastrados por la historia o en vías de serlo: Ehud Olmert y Tzipi Livni, Hosni Mubarak y Ahmad Abul Geith, Bernard Kouchner. Sólo queda Nicolás Sarkozy, pero mayo de 2012 está próximo. Paciencia.

Incluso en la batalla mediática Abbas ha dado prueba de torpeza. Frente al concepto del miedo a un nuevo genocidio esgrimido por los israelíes para justificar su severidad, el arsenal semántico es amplio. En el terreno de la guerra psicológica, en el orden simbólico, es absolutamente insano tomar prestado el léxico del adversario.

Es señal de renuncia mental e intelectual. Conviene desterrar de nuestro vocabulario los términos Shoa (lengua hebrea) u Holocausto (bíblico) y recurrir a términos objetivos. «Genocidio» es el término más apropiado para las atrocidades de Hitler dirigidas a eliminar a una generación. Como contrapunto los palestinos sufren un auténtico «sociocidio» en cuanto que el acoso permanente que padecen tiene como objetivo la destrucción del conjunto de su sociedad a través de varias generaciones, la desnaturalización de su país, la falsificación de su historia, su judaización y su «desarabización».

 Los árabes deben dominar los conceptos. La lucha del imaginario es el principal desafío del siglo XXI, el siglo de la sociedad de la información. Palestina se pierde por culpa de la apatía árabe ¿Por qué se concede una prima a la empresa Alsthom, contratista del tranvía que ratifica la amputación de Jerusalén de su medio ambiente árabe y la «guetización» de Cisjordania?

¿A qué se debe el intempestivo celo de Catar ante el más antiárabe de los presidentes franceses, Nicolás Sarkozy, el presidente de un país con una pesada deuda colonial con los árabes, desde Alexandrette a Sétif, Suez, Bizaerte o Bir Zeït? Un país en decadencia que dedica más dinero al reembolso de los intereses de su deuda que a la modernización de su equipamiento o a la investigación científica.

III.- Siria

Después de Libia, aquí está la nueva campaña contra Siria. Según su opinión, ¿cuáles son los desafíos de esta nueva escalada?

El asunto sirio es un enorme camelo. Una superchería monumental que hay que denunciar sin rodeos. El sistema sirio debe ser reformado seriamente, pero no por esa yunta renqueante y tortuosa.

El jefe nominal de la oposición siria, Burhane Ghaliune, alimenta una especie de «complejo de los exiliados de Coblenza» (Ciudad alemana donde en 1791 el Conde de Artois empezó a reunir un ejército de exiliados franceses partidarios del rey para derribar a la República, N. de T.). Una metamorfosis sorprendente que dice mucho retrospectivamente respecto al compromiso anterior del personaje. Una postura que podría convertirse en impostura debido a sus recientes alianzas.

En ningún caso, bajo ningún pretexto, en ninguna circunstancia es conveniente aliarse con el enemigo. El hecho de que Siria apele a su antigua potencia colonial para restaurar la democracia en el país señala una grave deformación mental. Una patología de orden psiquiátrico que necesita un severo tratamiento. Hacer causa común con los responsables del desmembramiento del país, en este caso Francia y Turquía, con la amputación por parte de Francia del distrito de Alexandrette y su anexión a Turquía, es un insulto a la memoria del líder nacionalista Yussef al-Azmeh y a los 300 muertos en el campo del honor de Mayssalon, en 1921, la batalla fundadora de la conciencia nacional siria.

Ese llamamiento arroja sospechas sobre las motivaciones profundas de la oposición, su oportunismo a todo trapo tanto más preocupante en cuanto que agrupa a siniestros personajes como el baasista renegado Abdel Hakim Khaddam, depredador en jefe de la economía libanesa en comandita con su socio en los negocios Rafic Hariri, así como al carnicero de Hama en 1982, el general Rifa’at al Assad, hermano del Presidente Hafez al-Assad, y sobre todo cuñado del actual Rey Abdalá de Arabia.

No nos dejemos engañar, el profesor universitario parisino Burhane Ghaliune, un hombre sin apoyo popular ni arraigo territorial, antes o después aparecerá como la careta de los Hermanos Musulmanes quienes, para ganar credibilidad deben renunciar a sus eternas muletas, la muleta saudí del untraconservadurismo y la muleta estadounidense del ultrasionismo.

Abdel Halim Khaddan, por otra parte, es el ilustre precursor de Burhane Ghaliune, con quien constituye, junto a su compañero libanés, el trío pro Hariri; el extrotskista mundano Samir Frangieh, antiguo compañero de viaje de la resistencia palestina; el periodista Samir Kassir y el excomunista Elías Atallah, la generación más famosa de la izquierda árabe mutante de la ultraizquierda al neoconservadurismo.

¿Hace falta recordar el lema que sigue candente en la actualidad? «Una sociedad sin izquierda es una sociedad de ladrones y depredadores. Una sociedad sin alma»

Michel Kilo, uno de los opositores sirios más respetado, en una broma de mal gusto llegó a desear que se mantenga Bachar al-Assad antes que vivir bajo el yugo extranjero, según el testimonio de los participantes en un coloquio sobre el futuro de Siria celebrado en Beirut en otoño.

Jeffrey Feltman, el director de orquesta de la pantomima estadounidense en el mundo árabe, lo afirmó públicamente el 7 de diciembre de 2011, después de una gira de movilización de sus tropas en Oriente Medio, asegurando que la cofradía no cuestionará los acuerdos israelíes-egipcios de Camp David. De eso no hay duda, pero es bueno que se recuerde sin la menor ambigüedad por su patrón efectivo.

Curiosa concepción del honor y la dignidad nacional, al someterse al yugo de sus enemigos más implacables, que la desarrollada por los Hermanos Musulmanes, más preocupados de mantener su tutela masculina sobre las mujeres que de levantar la dura tutela israelí que pesa sobre Palestina. Más dispuestos a denunciar la pasividad siria con respecto al Golán que la inercia saudí en relación con los islotes de Tiran y Sanafir, a la entrada del golfo de Akaba.

Que por añadidura Khaled Machaal, el líder político del movimiento palestino que ha disfrutado durante veinte años del asilo político de Siria mientras le boicoteaban todos sus hermanos árabes musulmanes, desde Jordania a Egipto y Arabia Saudí, no levante un dedo para defender la causa de su protector, demuestra una ingratitud total y contraproductiva en el ámbito de la moral política y de la ética de la lucha. La lealtad es un punto cardinal del combate político. Un campeón de la integridad y la coherencia ideológica no puede flaquear en sus convicciones frente a la perspectiva de de una lubrificación de sus compromisos por parte de las petromonarquías sumisas al dictado israelí-estadounidense.

En cuanto al Emir de Catar, un parricida, no lo olvidemos, se considera el rey de la pista. Se metió en el bolsillo al PSG (París Saint Germain Fútbol Club, el equipo de la ciudad de París en Isla de Francia, N. de T.), compró los excedentes de vacunas de Francia para aliviar la tesorería gala. Tuvo una reunión a escondidas con el israelí Benjamín Netanyahu en el Elíseo como un juego del escondite judío. Llevó en avión a los yihadistas de Afganistán para luchar en Libia.

La vida es bella para él mientras tenga gas y a Al-Jazeera. Pero eso se le está avinagrando. Al-Jazeera, tan alabada, ha perdido plumas debido a su cobertura de las revoluciones árabes, únicamente las que afectan a las repúblicas, nunca a las monarquías. Libia empieza a quejarse de su activismo y de su pesada tutela. El Emir debe andarse con ojo. El Sha de Irán, el antiguo gendarme del Golfo, Mubarak, el faraón egipcio, Ben Alí, el muro tunecino, el filipino Marcos, el zaireño Mobutu… «Non gratos» al primer tropezón.

Apuesto a que los primeros que le abandonarán serán su protector estadounidense y su atronador amigo francés. Los franceses ya lo hicieron con el padre del Emir. Que mire la suerte reservada por Estados Unidos a su aliado el Sha de Irán y por Francia a Sadam Husein, y que el destino de los dirigentes de los dos países vecinos de Catar le haga reflexionar.

Megalómano e indisciplinado, el Emir de Catar, que sueña con desempeñar el papel de nuevo Field Marshall del mundo árabe, haría bien en reflexionar sobre la suerte de la rana que quería ser grande como el buey.

Francamente, el hecho ce confiar el destino de Palestina, el principal punto de fractura entre Occidente y el mundo árabe musulmán a los «confetis» del antiguo imperio francés: Yibuti, cuya actividad principal se reduce al consumo de qat y al alquiler de una base militar franco-estadounidense, da testimonio de una grave patología, un insulto a la inteligencia.

El Islam petrolero y atlantista es maléfico en cuanto que instrumentaliza la organización panárabe en una política que precipitó al mundo árabe a una regresión espantosa bajo el pretexto de la regeneración democrática de la «Primavera Árabe».

¿Cuál sería el impacto de la desestabilización de Siria?

Un impacto doble: La batalla de los estrechos entre Rusia y Estados Unidos, la batalla por la supremacía regional entre Turquía e Irán con el plan subyacente de resolver a costa de Siria el agudo problema kurdo.

Los kurdos, adláteres ejemplares de Estados Unidos en la invasión de Irak en 2003, que pensaban obtener un Estado como recompensa por su colaboración no lo han conseguido por la hostilidad de Turquía a un proyecto que podría desestabilizarla debido a la presencia de un fuerte sentimiento irrendentista kurdo en su territorio.

IV.- Europa y el mundo árabe, Francia y Argelia

En Libia, Francia y Gran Bretaña ocuparon el primer plano del escenario ¿En qué posición sitúa el papel estadounidense?

Europa está presa en las redes de la globalización financiera. Se abate depredadora sobre los países árabes (Libia, Siria) para conseguir avales destinados a negociar mejor su inevitable exclusión de la gestión de los asuntos mundiales.

La estrategia occidental ha consistido en cortar las vías de suministro energético de China para obligarla a una negociación global paritaria. Así China ha perdido dos fuentes principales de suministro, Sudán del Sur y Libia, pero la crisis de la deuda bancaria europea ha reducido a nada los supuestos efectos beneficiosos de esa estrategia ya que la Eurozona ha tenido que mendigar 50.000 millones de euros a China para reflotar el euro tras la caída de Grecia e Italia.

Estados Unidos es más sutil. Los estadounidenses quieren propulsar a los Hermanos Musulmanes -durante mucho tiempo aliados suyos, vía Arabia Saudí, en Egipto contra Nasser, en Siria contra Assad- para hacer una especie de lavado de cara con el fin de ocultar su antigua alianza, corrosiva para su imagen, con los talibanes y al-Qaida.

Esta nueva alianza, aunque responda a las aspiraciones de las masas árabes, las convertirá nuevamente en vasallos en una especie de servidumbre voluntaria en tanto que se sellará sobre las mismas bases que las del pacto saudí-estadounidense. Un pacto que vincula a los dos países que ostentan el récord mundial absoluto de ejecuciones capitales al año, en igualdad con China.

Libertad religiosa y libertad de empresa significa que las protestas sindicales, las reivindicaciones laborales o patrióticas deberán hacerse en el marco de la libertad de mercado y no llegarán a afectar a las inversiones occidentales ni a los intereses de la estrategia occidental, poniendo en sordina la cuestión de la reivindicación nacional palestina.

En Libia los occidentales utilizaron la carta de los «rebeldes» ¿Cómo será en Siria, donde las condiciones son muy diferentes? En otras palabras, ¿cuál será la carta adecuada para derrocar al gobierno de Bashar al-Assad?

 Nicolás Sarkozy saca pecho. Desembarca en Libia, amenaza a Siria, con la esperanza de impresionar a sus invitados alabando la vanidad de estos y la suya propia y arramblar con algunos miles de millones. En su embriaguez, incluso se le atribuye esta frase: «en un año en Argelia, en tres años en Irán». No nos dejemos impresionar. Ya hace cuatro años que Sarkozy lanzó a bombo y platillo la Unión para el Mediterráneo, que debía hacer maravillas. El balance es lamentable. Los dos pilares sur del proyecto, Mubarak y Ben Alí ya están en el basurero de la historia.

Peor, Turquía, que miraba por encima del hombro, acaba de expulsar al embajador de Israel y el Estado hebreo se ha visto obligado a repatriar a su embajador de El Cairo durante algunos meses bajo la presión popular, cosa inimaginable hace poco tiempo.

Hagamos la apuesta de quien seguirá en el poder dentro de un año, Ahmadineyad o Sarkozy.

Hace cinco años que Sarkozy amenaza a Irán con una fórmula que ha pasado a la posteridad como ilustración de su ignorancia del problema: «la bomba o el bombardeo». Mientras tanto Irán ha llegado al estatuto de potencia de umbral nuclear. La central de Boucher se ha conectado a la red eléctrica iraní y Sarkozy todavía no ha sido capaz desde esa fecha de volver ante la losa de Argenteuil (barrio de la Isla de Francia emblemático de los disturbios de 2005).

Con respecto a Argelia, Sarkozy no tiene nada que ofrecer a este país por el cincuentenario de su independencia, el Presidente está atrapado en su demagogia y en su rechazo del arrepentimiento. Solo ofrece caos.

En general Europa gesticula sin ninguna originalidad ni ninguna autonomía para tomar decisiones independientes de Estados Unidos y los grupos de presión pro israelíes. Recuerde que el alcalde de París, Bertrand Delanoe, inauguró una plaza en París en honor de David Ben Gurion, el fundador del ejército israelí, en plena tormenta del ataque de Israel a la Flotilla de la Libertad de Gaza.

La demagogia electoralista no siempre es buena consejera y a menudo se vuelve contra sus propios autores. Piense que la obra magna diplomática de Nicolás Sarkozy, la Unión para el Mediterráneo, se ha convertido en una catástrofe absoluta y ha dejado en ridículo a su promotor. Sarkozy es un estratega de salón. ¿Qué se puede esperar del presidente de un país que no se atreve a visitar la periferia de su capital? La losa de Argenteuil es la auténtica prueba de la credibilidad de Sarkozy.

El objetivo de los estadounidenses y los europeos, en asociación con los suníes, ¿no es destruir a los chiíes con el fin de paliar las consecuencias de las pérdidas del Islam suní en Estados Unidos? ¿Apostar por esta alianza sería una garantía de permanencia para los suníes?

 Para Estados Unidos la destrucción del chiísmo sería una compensación a los suníes y para los suníes un consuelo por los desaires de Estados Unidos. No es de extrañar que surjan revoluciones en la esfera árabe-musulmana.

Turquía, durante cincuenta años, ha sido el centinela del «mundo libre» de la OTAN frente al bloque soviético. Pero cuando ha solicitado su ingreso en la Unión Europea se ha recordado que es un país musulmán y no todo lo democrático que debería. Todo tipo de excusas que nadie planteó cuando era el guardián de Europa.

Respecto a Arabia Saudí, que ha financiado todos los equipos del neocolonialismo estadounidense, desde Afganistán a Nicaragua y África, lo mismo. Autor de dos planes de paz, el proveedor de energía y banquero de Estados Unidos no ha podido conseguir la restitución de la más mínima parcela de Palestina ni detener la judaización rampante de Jerusalén, que depende de él en su calidad de guardián de los Lugares Santos del Islam.

Peor, Arabia Saudí tampoco ha conseguido la restitución de sus dos islotes, Tiran (80 km2) y Sanafir (39 km2) situados a la entrada del golfo de Akaba, que Israel ocupó en 1967 a raíz de la tercera guerra árabe-israelí. Esos islotes, de un valor estratégico absoluto, puesto que controlan el acceso al Golfo, nunca han sido objeto de una reivindicación saudí, ni de un enfoque ante Estados Unidos, amigo común de los saudíes y de los israelíes, dirigido a su restitución.

Un engañabobos. Un país que quiere respeto hace valer sus derechos. Cobra sus facturas a tocateja. Siempre dando. Nadie mata por ti y encima se humilla. Todos los serviles del mundo árabe deben irse. Y no solo Ben Alí, Mubarak, Alí Abdalá Saleh, Gadafi…

Para que haya más justicia en el mundo también deben rodar algunas testas coronadas. Esa será la señal indiscutible de que se opera una auténtica revolución en el universo mental de los árabes y modificará la percepción que tienen los occidentales de ellos. Porque hasta ahora el comportamiento de los gerontócratas del Golfo da muestras de surrealismo político e incluso de una historia de demencia cotidiana.

Arabia Saudí, uno de los focos de la regresión social y del integrismo religioso tiene, desde el principio de las manifestaciones, el problema resuelto. Por medio de una fatwa de su consejo religioso a las órdenes del soberano wahabí, Riad ha prohibido las manifestaciones, decretando que la protesta de un dirigente va contra las prescripciones del Islam. Aparte de reprimir las reivindicaciones populares en Barhéin con el consentimiento estadounidense, Arabia piensa que puede compensar su letargo gerontocrático con el financiamiento de las revueltas exteriores: Egipto, Siria y en cierta medida Túnez.

Los kuwaitíes están totalmente al oeste. En plena primavera árabe, una activista kuwaití propuso la constitución de brigadas de concubinas para satisfacer la libido de los varones kuwaitíes. La dama en cuestión, Salwa Al-Mutairi, es militante política y excandidata a diputada. Pretende instituir, simplemente, una agencia de «esclavas sexuales» para satisfacer los deseos de sus compatriotas varones.

Aparte de que han nacido sobre un mar de petróleo, ¿que tienen de extraordinario los kuwaitíes? ¿Han llegado a la luna? ¿Han inventado la pólvora? ¿Han liberado Palestina? Han entendido bien: «esclavas»… ¿En plena Primavera Árabe? ¿Semejante propuesta un 5 de junio, en la fecha conmemorativa del 44 aniversario de la derrota árabe de junio de 1967? Esa señora debería empezar por preocuparse de la condición femenina en su propio país, de ayudar a sus hermanas saudíes a conseguir el derecho a conducir libremente. Pretender esclavizar a otros pueblos para satisfacer a los hombres de su país. Los kuwaitíes están totalmente al oeste de Alá.

La primera condición para la recuperación del mundo árabe es el confinamiento de toda esa calaña en un hospital psiquiátrico en una zona de alta seguridad. Hay que eliminar este engaño permanente que ha precipitado al mundo árabe a los bajos fondos de la historia. El poder colonial inglés salió de la zona petrolera del Golfo confiando el poder a los suníes, que eran claramente minoritarios en sus países, porque el sunismo es la corriente mayoritaria en el mundo árabe y en el mundo musulmán. Fue en particular el caso de Irak con la dinastía Hachemita, así como en Barhéin, donde la dinastía Al-Khalifa reina sobre una población de un 75% chií.

Nadie protesta por el liderazgo suní, pero la deontología del mando impone que el líder tire de su mundo hacia arriba y no hacia abajo. Los textos sagrados proscriben por otra parte la distinción entre «arabi aw a’jami» y la compasión.

¿Cómo justificar entonces, en Arabia Saudí, además de la eterna minoría de edad de sus mujeres, que la cuarta parte de la población chií vive como paria en el reino sin poder acceder a los puestos de autoridad en la administración o el gobierno? ¿Cómo explicar esa insistencia de la dinastía wahabí a señalar con el dedo el peligro iraní resultante de la constitución de un arco chií y a complacer sistemáticamente a Israel, el enemigo oficial del mundo árabe?

La primera revolución democrática del siglo XXI ha pillado desprevenida a Francia, sumergida en un anticuado debate -caso único entre las grandes democracias occidentales- sobre el «papel positivo» de la colonización. Hasta el punto de que esa insistencia plantea la cuestión de la pertinencia de esta temática y de sus objetivos subyacentes; hasta el punto también de que se plantea la cuestión de saber si «la Patria de los Derechos Humanos» no pretenderá erigir en dogma la doctrina oficial francesa por miedo a que algún día se cuestione debido a las reminiscencias de hechos horribles procedentes de su memoria oculta. Si nadie previó lo que iba a suceder es por la razón obvia de que los franceses se han cegado a sí mismos, intoxicándose con su propio veneno. Como paralizada por su nostalgia de grandeza, en este período de cambio Francia ha dedicado lo esencial de su energía intelectual no tanto a un estudio discursivo de su nuevo entorno internacional como a una lucha en la retaguardia contra sus antiguos combatientes.

A la par, los árabes y los musulmanes ocupan el primer puesto en el hit parade de la fobia de los occidentales, cuyo odio rancio sólo se iguala con su crasa ignorancia, a pesar de que está claro que Occidente debe una parte de su libertad y su independencia a la contribución de los «pueblos morenos» en las dos guerras mundiales, a pesar de está claro que Occidente debe una parte de su victoria sobre la Unión Soviética a la aportación árabe musulmana en el conflicto afgano y a pesar de que Occidente debe una parte del asedio a Irán, el «coco» actual, a sus vecinas las petromonarquías árabes y musulmanas.

Occidente se está muriendo por violar sus propios principios. Porque tiene miedo de que la Primavera Árabe signifique el otoño de los occidentales.

La lucha por la democracia en el mundo árabe no incumbe en primer lugar a los gerontócratas ahítos, sino al conjunto de la comunidad de los ciudadanos democráticos del mundo árabe en un amplio frente que federe los diversos sectores sociales: obreros, artesanos, agricultores, profesionales liberales, cristianos y musulmanes, del Machreq o del Magreb, laicos o religiosos, hasta los intelectuales liberados de su letargo y su servilismo… porque es cierto que «Min Uafa Ila Beyrouth Cha’bon Wahad Lan yamout» (De Jaffa a Beirut un pueblo único no puede morir).

Fuente: http://www.renenaba.com/l-occident-se-meurt-de-ses-propres-manquements-a-ses-principes/