Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
La influencia de China en la política nuclear de Corea del Norte es mínima. La República Democrática Popular de Corea (RDPC) sabe que la República Popular de China (RPCh) valora a Corea del Norte como tampón y como rentable provincia interior para mano de obra y materias primas baratas que no está dispuesta en absoluto a ceder a Corea del Sur. Por tanto, la RPCh no va a poner a la RDPC contra la pared a causa de sus armas nucleares.
EEUU y la RDPC entienden bien ambos que, a falta de una implosión del régimen consentida por la RPCh, Corea del Norte no va nunca a deshacerse de su arsenal de armas nucleares, teniendo en cuenta los ejemplos negativos de Iraq (sin armas nucleares) y, bajo la administración Obama, de Libia (totalmente desnuclearizada de acuerdo con las exigencias de EEUU pero sometida, en cualquier caso, a un cambio de régimen propiciado por EEUU).
Sin embargo, más allá de los auténticos riesgos de seguridad de una Corea del Norte nuclear y del teórico compromiso estadounidense con la no proliferación nuclear (la base algo débil del Premio Nobel de la Paz otorgado al Presidente Obama), hay razones geoestratégicas urgentes y apremiantes por las que a EEUU le resulta prácticamente imposible aceptar a Corea del Norte como potencia nuclear.
Con una RDPC nuclear, hay crecientes llamamientos dentro de Corea del Sur y Japón para que se establezcan elementos disuasorios independientes y, con ellos, políticas de seguridad independientes que echarían por tierra las proclamas estadounidenses de servir como potencia indispensable para evitar la carrera armamentística en el Pacífico Occidental… y cuestionarían la validez estratégica del «pivote asiático» tan querido de la administración Obama. Por tanto, cada vez que Corea pone en marcha otra provocación nuclear, EEUU está obligado a responder con un montón de alaridos y alardes de alto perfil.
La RPDC está desesperada por salir de su aislamiento y explotación como satrapía china e iniciar contactos con EEUU, como hizo Birmania. EEUU es muy consciente de eso, como reveló WikiLeaks. A pesar de toda la verborrea estadounidense sobre las armas nucleares de Corea del Norte, utiliza continuos canales extraoficiales, apodados diplomacia Track II, a través de la misión de la RPDC ante las Naciones Unidas y recibe a sus misiones de alto nivel. Sin embargo, la pesadilla de Corea del Norte es una justificación demasiado útil para no abandonar el «pivote asiático»; también para que Japón y Corea del Sur -que han enganchado su vagón a la estrella de Pyongyang- mantengan un veto de facto ante cualquier posible acercamiento estadounidense.
Con EEUU dispuesto a apuntalar a Japón y Corea del Sur como elementos claves del contenido de su constelación para contener a China, la única forma en la que la RPDC puede establecer su importancia regional es a través de la arriesgada política de las amenazas nucleares, amenazas con las que no tiene intención de seguir adelante.
En cuanto a lo que la RPDC espera lograr tocándole las narices al Tío Sam en el terreno nuclear, creo que hay funcionando unos cuantos cálculos racionales. En primer lugar, Corea del Norte está feliz de demostrarle a EEUU que China no puede moderar su conducta; por tanto, si la administración Obama quiere abordar el problema de Corea del Norte, tiene que negociar directamente con Pyongyang.
En segundo lugar, probablemente la RDPC acoge con satisfacción la agitación nuclear en Corea del Sur y Japón conseguida por su alarde nuclear, ya que la crisis genera un cierto grado de urgencia en la administración Obama para contactar con Pyongyang y evitar que le dejen de lado como la única -y el más distante- de las seis potencias nucleares (China, Rusia, EEUU y la RDPC, actualmente, y Japón y Corea del Sur, potencialmente) en Asia Oriental.
En tercer lugar, la RDPC -cuyas capacidades técnicas en las áreas de misiles y tecnología nuclear, aunque ridiculizadas a menudo, no deben descartarse del todo- puede explotar las tensiones para justificar una carrera a fin de: a) incrementar su arsenal de material fisible para armas nucleares; b) probar a pequeña escala sus ojivas de guerra para convertirlas en misiles y c) trabajar en los misiles de largo alcance antes de que EEUU se decida finalmente a negociar con Pyongyang para que ponga freno a sus programas de armas de destrucción masiva.
La forma teórica de salir de este dilema para EEUU es ofrecer a la RPCh alguna concesión importante (hoy, una concesión importante significa probablemente rebajar a relación con los japoneses y retirar el apoyo a las pretensiones japonesas respecto a las islas Senkaku y al aumento de la proyección de su poder en Asia Oriental) a cambio de que Pekín le cierre el grifo a la RDPC y facilite algún tipo de transición del régimen. Pero eso no va a suceder, teniendo en cuenta la aversión del Presidente Obama por la RPCh, su encaprichamiento con el «pivote» y el rechazo estadounidense a traicionar a Japón y Corea del Sur.
Así pues, EEUU está haciendo limonada sin limones utilizando la arriesgada política nuclear de la RDPC para impulsar la narrativa del pivote de la indispensabilidad estadounidense en Asia Oriental con la defensa de misiles, los vuelos de los B2, las maniobras militares, etc., que no resuelven el problema de Corea del Norte pero hacen un trabajo espléndido exacerbando la hostilidad china. Por esta razón es por la que creo que EEUU está desperdiciando una oportunidad (si bien ciertamente remota).
Peter Lee edita «China Matters». Su rompedora historia sobre el programa nuclear de Corea del Norte, Big Bang Theory in North Korea, se ha publicado en el número del mes de marzo de CounterPunch magazine. Puede contactarse con él en: [email protected]
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/04/05/missed-opportunities-in-north-korea/