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Aislados y rechazados por ocho de cada diez panameños, el Presidente Torrijos y su gobierno han sido derrotados por la movilización popular

Panamá: Una victoria histórica

Fuentes: Camino Alternativo

A no dudarlo, la suspensión de la entrada en vigor de la Ley N° 17 (reformatoria de la Ley Orgánica de la CSS) es una victoria histórica sin precedentes obtenida por el pueblo panameño. El gobierno ha sido derrotado políticamente, demostrándose con ello que la movilización popular unitaria genera la fuerza suficiente como para detener […]

A no dudarlo, la suspensión de la entrada en vigor de la Ley N° 17 (reformatoria de la Ley Orgánica de la CSS) es una victoria histórica sin precedentes obtenida por el pueblo panameño. El gobierno ha sido derrotado políticamente, demostrándose con ello que la movilización popular unitaria genera la fuerza suficiente como para detener y hacer retroceder la aplicación de las política neoliberales.

En nuestro Balance Electoral (junio de 2004) advertíamos sin tapujos que el enorme globo de las ilusiones depositadas en Martín Torrijos explotaría al primer pinchazo popular, puesto que su gobierno no se apartaría ni un ápice de las políticas neoliberales impuestas desde Washington. Así, pronosticábamos que sus primeras medidas no serían otras que las de un rechazo frontal a la convocatoria de una Constituyente, la aplicación de una nueva reforma fiscal «saca plata», y la imposición de la reforma antipopular de la ley de la CSS, para seguir posteriormente con la ampliación antinacional del Canal de Panamá. Advertíamos, igualmente, que la explosión social y el desfondamiento político del nuevo gobierno sería una cuestión de pocos meses, puesto que en las elecciones de mayo de 2004 «se votó por Martín contra Mireya», dado el cúmulo de agravios políticos y sociales padecidos por el pueblo panameño con motivo de la aplicación de las políticas neoliberales.

Lecciones para no olvidar

Sólo nueve meses después de asumido el poder, el gobierno de Martín Torrijos, confiado en la débil resistencia popular que tuvo su nueva reforma fiscal «saca plata», se sintió con las fuerzas suficientes para arremeter frontalmente contra el pueblo panameño e imponer la reforma neoliberal de Seguro Social, lo que denunciamos en su momento como el más grave y despiadado ataque realizado contra el derecho a la vida de los panameños. El cálculo fue tan erróneo como grande fue el acierto popular de unificar sus luchas bajo una sola bandera: el Frente Nacional por la Defensa de la Seguridad Social (FRENADESSO), aglutinó desde el primer momento al grueso de los movimientos sociales organizados, con las vergonzosas y traidoras excepciones de CONATO y FENASEP, organismos convertidos en cascarones vacío que no son otra cosa que brazos encubiertos de las políticas neoliberales en el seno del movimiento obrero y del funcionariado público. En ese sentido, el nombre de Leandro Avila, ayer Secretario General de FENASEP, y hoy Diputado del PRD que cargó con la responsabilidad de imponer las derrotadas reformas, quedará para siempre en la memoria popular como sinónimo de traidor a su pueblo.

La unidad organizativa y la movilización popular pacífica, tras objetivos unificadores de los intereses del pueblo panameño, han sido la clave de la victoria. Queda atrás, pues, «el rosario de reivindicaciones» a que se nos tenía acostumbrados, y que, más que unificar, fragmentaba a los distintos actores sociales. Por otra parte, la agitación pedagógica y el fortalecimiento de las asambleas son otras de las lecciones que no debemos olvidar . De nada sirven los «discursos ideológicos y políticamente correctos», si no engarzan con el verdadero nivel de la conciencia popular. Y por último se deben seguir fortaleciendo los métodos de dirección y toma de decisiones democráticas . Hay que huir como del fuego de los rasgos sectarios que aún permanecen, y que se convierten en obstáculos insalvables para la construcción de la necesaria unidad popular.

Se abre una nueva etapa de lucha

La derrota histórica que se le ha infligido al gobierno en la lucha por suspender la entrada en vigor de la ley de la muerte, no debe confundirnos con respecto a la naturaleza de la etapa de lucha que se abre con el llamado «diálogo nacional». Si bien el movimiento popular entra en el «diálogo» fortalecido por la correlación de fuerza favorable lograda en la lucha contra la ley, el escenario del «diálogo» es otro muy distinto. En la etapa anterior la unidad popular se dio en razón de que la reforma, tal como se quiso imponer, afectaba al conjunto de los distintos y más variados sectores. Pero en la etapa actual, la del «diálogo», la cuestión es muy distinta. Ahora, al intentar una salida popular a la crisis de la CSS, el peligro de la fragmentación del movimiento popular es la principal amenaza . Para evitarla habrá que elaborar una política de alianzas responsable y nada sectaria , que abomine del maximalismo «ideológico» de algunos sectores. La victoria en la anterior coyuntura no garantiza para nada la victoria en la coyuntura del «diálogo».

Si las fuerzas dirigentes del FRENADESSO, hoy legitimadas por la victoria popular, avanzaran por el camino de «poner de rodillas» al gobierno neoliberal de Torrijos, como si se tratase de ganar la «guerra» y no una batalla, podrían conducir al movimiento popular a una derrota inesperada, lo que conllevaría la pérdida de la legitimidad ganada y a un retroceso importante del movimiento popular. Por ello la política de alianzas y los métodos de dirección democráticos cobran hoy más nunca una trascendental importancia.

Una gran oportunidad para construir un bloque histórico popular

Desconcertados y divididos, el gobierno ha perdido el rumbo. La ruptura de su estrategia neoliberal los ha sumido en la desorientación. El mayor rechazo ciudadano de la historia política de Panamá (ocho de cada diez panameños), los ha tomado por sorpresa. Intentando su recomposición, Martín Torrijos anuncia destituciones que afectarán a mandos medios, como si con ello pudiese corregir el rumbo errático de su gobierno. Por otra parte, no es un secreto que en el mes de septiembre, después de terminado el «diálogo, se producirán cambio en su Gabinete. ¡ Como si su crisis fuese de personas y no de políticas! Allá ellos.

Por otra parte, el escenario político deja ver con claridad un espacio que sólo podría ocuparlo el movimiento popular. Ciertamente, la «oposición» partidocrática neoliberal ha iniciado un débil proceso de recomposición, que no es suficiente; y el PRD arrastrará, durante lo que resta de período gubernamental, la derrota histórica que se le ha infligido. Ha llegado la hora para la construcción de una alternativa popular al neoliberalismo y a sus partidos.