Un nuevo grupo parlamentario, que reunirá a los diputados independientes, luchará por «una Turquía democrática en la que los kurdos puedan expresarse con libertad»
Con el 99% de los votos escrutados, los demócrata-islamistas del gobernante Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) dirigido por el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, han obtenido algo más del 46 de los votos, un 12 por ciento más que en los últimos comicios de 2002. Con este resultado, el AKP cosechó ayer una abrumadora victoria en las elecciones generales en Turquía y vencieron los temores de una islamización del país esparcidos por la oposición laicista y las fuerzas ultranacionalistas.
A la espera de los resultados definitivos, que se publicarán hoy lunes, y que poco cambiarán la situación, tres partidos políticos, además de 26 candidatos independientes, entrarán en la Gran Asamblea Nacional (Parlamento) cuando se forme de nuevo.
El AKP podrá gobernar cómodamente en solitario, aunque el partido de Erdogan pierda una quincena de los 356 diputados actuales y, en todo caso, superando con facilidad el mínimo requerido para una mayoría absoluta de 276 diputados.
Al conocerse estos resultados, una multitud de personas se concentró hoy ante la sede del AKP en Ankara para celebrar un resultado que sólo habían pronosticado los sondeos más optimistas.
El segundo partido representado en el hemiciclo es, al mismo tiempo, el gran perdedor de la jornada, el laicista y nacionalista Partido Republicano del Pueblo (CHP), que obtuvo un 20,7 por ciento, apenas un punto porcentual más que hace cinco años. Su debacle sin embargo es notable al haber perdido 67 escaños con respecto a la legislatura anterior. En realidad, no supo capitalizar el miedo a un supuesto programa de islamización del AKP, pese a tener en sus manos una situación coyuntural inmejorable y contar con el apoyo de una muy influyente institución: el Ejército turco.
La mayoría de los analistas políticos atribuyeron este pobre resultado de los seculares del CHP precisamente a la amonestación del Ejército, que tiene un historial de tres golpes de estado desde 1960, ya que la población consideró que debía defender al partido en el gobierno del AKP y que los militares no tenían vela en este entierro. Las fuerzas armadas interfirieron en la política el pasado abril con una advertencia al AKP por querer imponer como candidato a la presidencia de la República al ministro de Asuntos Exteriores, Abdullah Gül, considerado por el estamento castrense como otro elemento más en el programa de islamización del gobierno.
La tercera formación en acceder al Parlamento será el ultraderechista Partido de Acción Nacionalista (MHP), que se apuntó el 14,3 por ciento de los votos, frente a un escuálido 8,3 por ciento de 2002, que no le permitió entonces tener diputados al existir en Turquía un umbral mínimo del 10 por ciento. En realidad, el MHP ha sido el único que ha sabido sacar partido del miedo real o imaginario de una islamización a cargo de los islamistas moderados del AKP, consiguiendo 70 escaños.
Por primera vez en la historia del país, los kurdos estarán representados en el Parlamento con cerca de 27 diputados independientes, que formarán un grupo parlamentario llamado Partido de la Sociedad Democrática (DTP). El jefe de este partido, Ahmet Türk, comentó que usarán este grupo para lanzar un nuevo proceso para actuar ‘en una Turquía democrática en la que los kurdos puedan expresarse con libertad’.
‘Intentaremos lograr estos objetivos mediante la reconciliación y diálogo’, dijo el dirigente a la televisión. La delicada cuestión kurda será una de las primeras cuestiones que aborde el Parlamento, según Erdogan.
Desde que el ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado como el brazo armado del DTP, comenzó la lucha armada en 1984, más de 35.000 personas han muerto en Turquía, ante todo miembros de esta guerrilla, además de soldados turcos y miembros de la población.