El ingreso constante de agua marina amenaza la agricultura y la seguridad alimentaria en vastas áreas costeras de Bangladesh, pero los agricultores encontraron formas de adaptarse, como la producción simultánea de peces y cultivos. Las zonas costeras de este país asiático de baja altitud y de casi 170 millones de habitantes incluyen estuarios y llanuras […]
El ingreso constante de agua marina amenaza la agricultura y la seguridad alimentaria en vastas áreas costeras de Bangladesh, pero los agricultores encontraron formas de adaptarse, como la producción simultánea de peces y cultivos.
Las zonas costeras de este país asiático de baja altitud y de casi 170 millones de habitantes incluyen estuarios y llanuras inundables de los ríos australes en la bahía de Bengala. La tierra fértil de estas zonas equivale a 30 por ciento del total disponible en el país.
En un estudio reciente se observó que la invasión de la salinidad debido a la reducción del ingreso de agua dulce, la salinización de las aguas subterráneas y la fluctuación de la salinidad del suelo son los principales problemas que podrían perjudicar seriamente la producción alimentaria del país.
De acuerdo con los resultados de la investigación y de otros datos, cerca de un millón de hectáreas, o aproximadamente 70 por ciento de las tierras cultivadas de las zonas costeras del sur de Bangladesh, están afectadas por diferentes grados de salinidad del suelo.
Si persiste la tendencia actual del cambio climático, la producción de arroz podría caer un 10 por ciento y el trigo en 30 por ciento en este país.
«Nos preocupa mucho la pérdida de tierras de cultivo que ya está ocurriendo en las zonas costeras, y el futuro, dadas las últimas tendencias, se presenta sombrío», advirtió Mohiuddin Chowdhury, el principal científico del Instituto de Investigación Agrícola de Bangladesh (BARI, en inglés), en diálogo con IPS.
Chowdhury explicó que la salinidad está directamente relacionada con la temperatura. Si esta sube, el suelo pierde humedad y la sal que ingresa por las mareas o las tormentas se concentra, lo que resulta en cultivos marchitos o muertos. Este fenómeno ya es muy evidente, añadió.
El experto hizo hincapié en la necesidad de tomar medidas de adaptación y de gestión de cultivos, ya que en este punto el cambio climático «no se puede evitar, tenemos que vivir con él».
La salinidad en Bangladesh, uno de los países más afectados desde hace décadas por el aumento del nivel del mar, provoca un ambiente desfavorable que limita la producción normal de los cultivos durante todo el año.
Los aluviones recién depositados desde aguas arriba en las áreas costeras se convierten en una solución salina cuando entran en contacto con el agua marina y siguen siendo inundados durante la marea alta y la entrada de agua de mar a través de los arroyos.
Un estudio del Instituto de Desarrollo de Recursos del Suelo concluyó que el área afectada pasó de los 8.330 kilómetros cuadrados en 1973 a los 10.560 kilómetros cuadrados en 2009.
Para remediar la situación, las comunidades de las zonas costeras, que siempre recurrieron a prácticas agrícolas tradicionales, ahora adoptan tecnologías de cultivo basadas en la investigación que prometen una producción de alimentos más segura.
«Nos estamos concentrando en el desarrollo de prácticas agrícolas para la adaptación a las condiciones meteorológicas extremas, especialmente en las regiones costeras», explicó el director de BARI, Mohammad Rafiqul Islam Mondal, a IPS.
BARI logró incorporar mejores prácticas agrícolas en las regiones costeras. Una de ellas, muy popular, es conocida como el modelo Sarjan.
Este modelo consiste en la formación de largas hileras de tierra de un metro de ancho y 90 cm de altura destinadas al cultivo de distintas variedades de hortalizas. Las zanjas entre las hileras se llenan de agua en la que se liberan varios tipos de pescado hasta su maduración. El agua para el riego de las plantas proviene de los lagos cercanos que tienen agua dulce extraída del río Meghna.
La ventaja del modelo Sarjan es que protege las tierras de cultivo de las inundaciones durante tormentas, maremotos e inundaciones repentinas, lo que evita la alta salinidad.
Una destacada organización no gubernamental de Bangladesh, la Asociación Costera para la Transformación Social (COAST), desempeñó un papel clave en el apoyo a los agricultores con las medidas de adaptación.
«Las prácticas agrícolas tradicionales están amenazadas, en gran parte debido al ingreso de agua salada. La elevada concentración de sal es tóxica para las plantas y ahora nos vemos obligados a buscar formas alternativas de cultivar», explicó Mohammad Jahirul Islam, un funcionario de COAST en Char Fasson, una aislada región costera apenas 30 centímetros sobre el nivel del mar.
El Programa de Extensión Costero de Tecnología Integrada (CITEP), aplicado por COAST en Char Fasson, ayuda a los agricultores desde 2003 con prácticas alternativas para mejorar la producción alimentaria en el contexto del cambio climático.
CITEP anima a los agricultores a utilizar el modelo Sarjan. «Estas tierras bajas, apenas a 25 kilómetros del mar, en la confluencia de la bahía de Bengala, son propensas a los maremotos y las marejadas… por eso los modelos agrícolas de reciente introducción fueron concebidos para proteger los cultivos», explicó Mizanur Rahman, el coordinador del proyecto en Char Fasson.
Sadek Hossain, un experimentado agricultor, asegura que el modelo Sarjan «es más seguro y produce cultivos libres de riesgo ya que el espacio entre las plantas permite una mayor exposición al sol y también menos ataques de plagas».
Más de 9.000 agricultores están utilizando el modelo en la zona. Muchos también formaron grupos de autoayuda, en los cuales los miembros comparten sus experiencias con los demás.
«Al principio, los desafíos eran enormes porque los agricultores se negaban a adaptarse al nuevo modelo. Pero al darse cuenta de los beneficios, ahora están convencidos», afirmó Manzurul Islam, un funcionario del departamento de agricultura en Char Fasson.
Las pérdidas de cultivos en tierras planas son desastrosas. Mohammad Joynal recuerda cómo las marejadas en 2013 destruyeron una gran cantidad de plantíos. «Cuando los cultivos de cerca de 5.500 hectáreas de terrenos llanos se inundaron estábamos impotentes. La inundación de agua marina durante cuatro meses hizo que los cultivos se marchitaran y, finalmente, se pudrieran», comentó.
Cientos de agricultores fueron capacitados mediante el empleo de campos de cultivo piloto en las técnicas de adaptación. «Tenemos muchos modelos diferentes desarrollados para cultivos con distintos niveles de salinidad que ya son un éxito comprobado», según Mondal, de BARI.
El aumento del nivel del mar ya es evidente en la costa de Bangladesh. Las proyecciones indican que 97 por ciento de las zonas costeras y más de 40 millones de sus habitantes son vulnerables ante los peligros del cambio climático.
Según el Índice de Vulnerabilidad ante el Cambio Climático para 2014, que evalúa la sensibilidad de las poblaciones, la exposición física de los países y la capacidad de adaptación de los Estados ante el cambio climático durante los siguientes 30 años, Bangladesh ocupa el primer lugar en el mundo en situación de riesgo en este sentido.
Traducido por Álvaro Queiruga