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Pakistán

Por Allah contra todos

Fuentes: Rebelión

El lunes 12 de abril, fue detenido en la ciudad de Lahore, capital de la provincia pakistaní de Punyab, el maulana (maestro religioso) Saad Rizvi, líder e hijo del fundador, en 2015, del partido Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP),el clérigo ultra fundamentalista Khadim Rizvi, quien murió por coronavirus en noviembre del 2020.

Los Rizvi, junto a su partido, han encabezado desde finales de octubre del 2020, innumerables manifestaciones contra los intereses franceses en el país, y procuran la expulsión de su embajador francés, y la ruptura de relaciones con París, tras la nueva torpe y estúpida provocación del semanario Charlie Hebdo, que en octubre del 2020, había publicado nuevamente imágenes que ridiculizaban al profeta Mahoma, volviendo a generar una sucesión de trágicas consecuencias: Cómo la decapitación del Samuel Paty, un maestro de los suburbios parisinos, quien había exhibido esas imágenes a sus alumnos, muchos de ellos musulmanes, a la que le siguió una breve, pero sangrienta seguidilla de ataques (Ver: Je suis hypocrite y Je suis le suivant) para terminar con las declaraciones, más torpes todavía, del presidente francés Emmanuel Macron, quién, tras defender el derecho de los franceses de publicar las infamantes caricaturas, acusó a los musulmanes, nada más que unos mil quinientos millones de habitantes de este planeta, de ser “separatistas” y “estar en crisis”. Lo que generó no pocas manifestaciones de repudió, por altos mandatarios de diferentes gobiernos islámicos y protestas alrededor del mundo islámico, que llamaban a boicotear todo lo que huela a francés.

Desde la detención del nuevo maulana Rizvi, las protestas se incrementaron y con mucha más violencia, mientras se acercaba la fecha límite, veinte de abril, fecha a la que se arribó durante las conversaciones de noviembre último entre el gobierno de Islamabad y los jefes del TLP, para la expulsión del diplomático francés; el retiró del embajador de Pakistán en París y la ruptura de relaciones con Francia, lo que aparentemente está lejos de resolverse, y a lo que se le suma la detención del maulana, ha tensado la situación a extremo insostenibles.

Con la noticia de la detención del nuevo ameer (director) Rizvi, las protestas se intensificaron en las ciudades de Lahore, Karachi y Rawalpindi, en las que participaron cientos de miles de personas sin distanciamiento y mucho menos tapabocas, lo que sin duda incrementaría de manera notoria en las próximas semanas los casos de coronavirus, los que hasta ahora se vienen reportado un promedio de 6 mil al día. En esas multitudinarias marchas fueron atacados edificios públicos y locales comerciales, al tiempo que se producían numerosos bloqueos de rutas, entre ella la que une Lahore con Islamabad, la capital del país. Mientras que la ciudad portuaria de Karachi, la más poblada de Pakistán, se encuentre prácticamente sitiada, mientras otros informes indican que el tránsito en las rutas principales de las provincias de Punjab, Sindh y Khyber Pakhtunkhwa, se encuentra detenido, afectado el suministro de oxígeno a los hospitales donde se trata a los pacientes con Covid-19, que en todo el país superan los 700 mil infectados, mientras que los muertos se aproximan a los 20 mil. En este marco de situación y dada la escalada de la crisis de seguridad y el incremento de las amenazas, contra ciudadanos franceses, París, recomendó a sus ciudadanos abandonar el país centroasiático.

La situación que ya ha generado cerca de una veintena de muertos, la mayoría militantes del TLP, los que, según uno de sus líderes en Lahore, Muhammad Shafiq Amini, no serán enterrados hasta el embajador no sea expulsado”, al tiempo que el mismo dirigente había dado un ultimátum al gobierno para que sea liberado Rizvi antes del día veinte, además de las víctimas fatales son casi mil los heridos, incluyendo 300 policías y miles los detenidos. El último domingo, se profundizó la gravedad cuándo se conoció que los manifestantes habían secuestrado una docena de agentes de seguridad en Lahore, los que fueron liberados a las pocas horas, y robado dos camiones de trasporte de combustible, generando más inquietud en las autoridades que temen puedan ser usado para atacar a las fuerzas represivas. Las autoridades religiosas llamaron a una huelga general, con el cierre de comercios, para el día lunes, la que fue acatada de manera dispar.

Este último lunes 19, en un discurso televisado, Khan, además de pedir el fin de las protestas, sinceró su negativa a la expulsión del diplomático, argumentando que: “Si expulsamos al embajador francés la pérdida sería para Pakistán, ya que a Francia no le pasaría nada”. Es claro que un quiebre con el Eliseo, significa, dado los estatutos de la Unión Europea (UE), cerrase todas las puertas con esas naciones. Lo que acarrearía, no solo una drástica disminución de sus exportaciones, sino, además, el incremento, de por sí ya muy alto, del desempleo (28%), el cierre de fábricas, el aumento de la inflación, que ya es desbordada, y de la pobreza (66%), para los 210 millones de pakistaníes. Panorama que todavía se ensombrece más por la presión GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) para que Pakistán, demuestre claramente que no tiene vinculaciones con grupos terroristas, para poder acceder a diferentes créditos.

En vista de las presiones del GAFI, en una memorable pirueta de Realpolitik el Primer Ministro, olvidó los tiempos que siendo parte de la oposición al entonces gobernante partido de la Liga Musulmana de Pakistán Nawaz (PMLN) del ex Primer Ministro Nawaz Sharif, se alió con el TLP contra el gobierno, el pasado día quince Khan, decretó la ilegalización del TLP y otros partidos religiosos, junto a la decisión de congelar sus activos, amparándose en las leyes antiterroristas, al tiempo que al día siguiente las autoridades bloquearon los sitios de redes sociales al menos cuatro horas en un intento de acallar el creciente malestar.

Más allá de cualquier intento de terminar con las manifestaciones y la violencia que están deteniendo el país, Khan ha cedido frente a los reclamos por lo que en las primeras horas del martes veinte se conoció en una declaración televisada del ministro del Interior, Sheikh Rashid Ahmad, donde anunció: “Después de largas negociaciones entre el gobierno de Pakistán y el TLP, se acordó que presentaremos hoy (martes veinte) una resolución en el parlamento para expulsar al embajador francés”. Otorgando una muy peligrosa victoria a los fundamentalistas, por lo que el TPL, llamó a detener las protestas.

Un barrio difícil

No es novedad, la histórica y alta conflictividad en que ha vivido la región desde los principios de los tiempos, qué con epicentro en Afganistán, siempre fue objetivo de los grandes imperios, donde finalmente han sucumbido todos, el último los Estados Unidos.

Particularmente y desde el comienzo de la guerra antisoviética en Afganistán, Islamabad fue un jugador fundamental en el resultado de esa guerra, en la que ganó a dos puntas, evitar que un estado socialista se instale a lo largo de los 2700 kilómetros de su frontera norte, que, en el marco de la Guerra Fría, hubiera sido casi insostenible e impedirle a la India, enemigo jurado desde la partición de 1947 y aliado a Moscú, pudiera tener alguna injerencia en una nación que con la irrupción de los jóvenes talibanes, había dado un vuelco total al fundamentalismo wahabita.

Para alcanzar la memorable victoria sobre el Ejército Rojo, Estados Unidos y sus aliados, alentaron el crecimiento del Inteligencia Inter-Servicios (ISI), que, desde el corazón del ejército pakistaní, escaló hasta ser un poder autónomo dentro de la estructura del estado, lo que le ha permitido operar según sus interese en muchos casos incluso lejos de los de Islamabad. Por lo que se ha implementado en muchos casos una joint venture, con los Talibanes y otros grupos takfiristas que operan en India e incluso en Pakistán. El refugio de Osama bin Laden, en Abbottabad, a tan solo 120 kilómetros de Islamabad y pocos metros de una base y escuela militar, los ataques de Bombay en 2008, y las innumerables acciones terroristas en la disputada frontera de Cachemira, son solo unas pocas muestras de la alianza entre el ISI y los grupos fundamentalistas.

Por lo que la próxima retirada de los Estados Unidos de Afganistán y el irremediable ascenso del poder Talibán, por una guerra civil o un acuerdo de paz, hará que la inteligencia pakistaní, acceda a una parte de ese nuevo poder que los Estados Unidos dejaran vacante y que prácticamente en su totalidad ocuparan si o si los mullah, que sin duda pagaran sus deudas con el ISI y los grupos fundamentalistas pakistaníes, como el Tehreek-e-Labaik Pakistan, que han colaborado en mucho a esa victoria. Sellando de manera casi definitiva, la posibilidad de que India, pudiera tener alguna influencia en Kabul, el principal objetivo de Pakistán, aunque por Allah deba estar contra todos.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.