Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Ghana celebró elecciones generales el 7 y 8 de diciembre de 2012 y reeligió al presidente John Dramani Mahama. Sin embargo, Nana Akufo-Addo, abanderado del opositor Nuevo Partido Patriótico, cuestiona la estrecha victoria de Mahama y se propone impugnar el resultado ante el tribunal, un proceso legal que seguramente será prolongado. El veredicto podría poner en duda el entorno político generalmente estable y pacífico de Ghana. Lo que no cambiará son los estrechos vínculos económicos del país con China.
En mi viaje a Ghana en 2011, observé a capataces chinos en la construcción de la ahora terminada carretera George W. Bush. El gran edificio del Ministerio de Defensa en la capital de Ghana, Accra, fue construido con una subvención china de 50 millones de dólares. La Represa Hidroeléctrica Bui es un proyecto de colaboración del gobierno de Ghana y de SinoHydro, una compañía china de construcción. En 2012, China invirtió en una nueva línea aérea ghanesa que realiza rutas internas y es probable que la Corporación China de Construcción de Aeropuertos (CACC) participe en la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Accra.
Ghana no es el único país africano en el que opera China. Por cierto, China es el mayor financista en todo el continente. Corporaciones, instituciones financieras chinas y el gobierno chino han invertido miles de millones de dólares, por ejemplo, en nuevas grandes represas.
Una acusación común es que las compañías chinas prefieren llevar empleados chinos (e incluso prisioneros) para que trabajen en proyectos africanos en lugar de basarse en la fuerza laboral local. Pero el economista zambiano Dambisa Moyo sostiene que, por lo menos en Zambia, la relación entre trabajadores africanos y chinos excede el 13 a 1 y que no hay evidencia de que haya prisioneros chinos trabajando allí.
Ya que países africanos como Ghana buscan mejoras de la infraestructura para acelerar su crecimiento económico, China ha reducido el papel de Occidente en el continente.
Un aspecto fundamental es la forma en que el modelo chino de actividad económica en África difiere del enfoque de los países occidentales y si África se beneficia de este hecho. El analista del Banco Mundial David Dollar señala que en general Occidente se ha mantenido fuera de proyectos de infraestructura dura, que es donde China concentra su actividad, en particular en la energía y los ferrocarriles.
Un informe del Banco Mundial de 2009 estima que los compromisos financieros chinos en proyectos africanos de infraestructura aumentaron de menos de 1.000 millones de dólares anuales en 2001-2003 a cerca de 1.500 millones anuales en 2004-2005, llegando por lo menos a 7.000 millones en 2006. En julio de 2012, el presidente chino Hu Jintao ofreció 20.000 millones de dólares en préstamos a países africanos durante los próximos tres años. El cálculo del total de la inversión china de 2010 a 2012 es de 101.000 millones de dólares.
¿Hasta qué punto es bueno todo esto para África? La secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton no se ha mostrado optimista sobre el papel de China en África, implicando durante su viaje por África en agosto de 2012 que China no se preocupa por la democracia y los derechos humanos en el continente, en comparación con EE.UU., que según ella está comprometido con «un modelo de cooperación sostenible que agrega valor en lugar de extraerlo». En Zambia, advirtió de que un «nuevo colonialismo» amenaza al continente africano, y agregó: «Vimos que durante los tiempos coloniales es fácil llegar, sacar los recursos naturales, remunerar a los dirigentes, e irse».
En julio de 2010, el embajador chino en Sudáfrica, Xian Xuejun, criticó a los políticos y medios occidentales que «hacen observaciones irresponsables sobre las relaciones entre China y África». Después de todo, cuando se trata de colonialismo y neocolonialismo por igual, no se puede decir que el historial de Occidente sea inmaculado. Basta recordar la confortable relación entre EE.UU. y el destructivo dictador congolés Mobutu Sese Seko, uno de los numerosos gobernantes autoritarios del continente que fueron apoyados por Washington. Primero, la propia experiencia en el desarrollo de China tiene valor instructivo. Segundo, China satisface la necesidad de infraestructura crítica de África a menor coste, con menos burocracia y más rapidez. Y finalmente, China presenta a África de un modo más positivo como socio en una «cooperación mutuamente provechosa» y «prosperidad común», en lugar de un «continente arruinado» que requiere ayuda.
El historial de China en África seguirá siendo variado y sujeto a debate, pero lo que ocurre sobre el terreno en los tratos diarios entre africanos y chinos conformará el consenso. Las historias de peligrosas escaramuzas pueden deslucir a cualquiera de los dos lados, pero la reputación de los chinos se basará en última instancia en si China da lo que es mejor para el continente.
El columnista Kwei Quartey nació en Ghana y fue criado por su madre africana-estadounidense y un padre ghanés, ambos profesores universitarios. Vive en Pasadena, California, donde dirige una clínica de cuidado de heridas y es el principal médico en un centro de urgencias. Es autor de dos novelas: Wife of the Gods y Children of the Street, y Murder at Cape Three Points que aparecerá pronto. Su web es www.kweiquartey.com .
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/China_Business/NL22Cb02.html
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