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¿Qué vientos soplan en Birmania?

Fuentes: daniellesabai.wordpress.com

¿Qué pasa en Birmania? El 12 de enero, la amnistía presidencial permitió la liberación de 300 presos políticos. Un gesto importante que parece querer indicar, a la población del país y a la comunidad internacional, que Birmania opta por la democracia. El anuncio de esta medida se inscribe en un contexto político marcado por cambios […]

¿Qué pasa en Birmania? El 12 de enero, la amnistía presidencial permitió la liberación de 300 presos políticos. Un gesto importante que parece querer indicar, a la población del país y a la comunidad internacional, que Birmania opta por la democracia. El anuncio de esta medida se inscribe en un contexto político marcado por cambios significativos. Al menos a tres niveles: en el terreno político y en lo que respecta a las relaciones con la oposición, en relación a los grupos armados étnicos en guerra con el Estado y a nivel internacional.

Se trata de cambios reveladores en un país que desde 1962 a marzo del 2011 no ha conocido más que dictaduras. Además, habiendo sido uno de los países más herméticos del mundo y estando dirigido por una junta militar depredadora, cuesta entender que los militares se hayan convertido a la democracia. Así pues, ¿qué es lo que les ha llevado a impulsar unas reformas a las que se han negado durante decenios? ¿Cuáles son las perspectivas reales de democratización y de mejora de las condiciones de vida para el pueblo birmano?

Cambios políticos y relaciones con la oposición 

Los primeros cambios políticos llegaron tras las elecciones del 7 de noviembre de 2010, que fueron presentadas como el punto de llegada de una «hoja de ruta hacia la democracia» iniciada por la junta militar en 1993 y relanzada en 2003. Ahora bien, estas elecciones, fuertemente controladas, estaban lejos de representar un proceso democrático. El principal partido de la oposición, la Liga Nacional por la Democracia (LND) y otros particos representantes de grupos étnicos habían sido disueltos o se les había impedido participar en las mismas.

Tras las elecciones de marzo de 2011 se estableció un gobierno semi-civil, que estaba compuesto por un número importante de antiguos militares y en el que, incluso su presidente, Thein Sein, antes de ocupar el nuevo puesto, había sido general y último primer ministro de la Junta.

Tras poner fin a los métodos empleados por la junta militar durante el periodo que estuvo en el poder, el nuevo gobierno ha tratado de establecer relaciones con la oposición y, en particular, con Aung San Suu Kyi. Se han dado encuentros oficiales al más alto nivel del Estado. El verano pasado tuvieron lugar los dos primeros encuentros entre Aung San Suu Kyi y el minisrro Aung Kyi.

Aunque no se conoce en detalle lo que trataron en las reuniones, parece que discutieron sobre la necesidad de obtener ayuda humanitaria suplementaria para mejorar la situación de este país tan empobrecido. Asimismo, parece que fueron abordadas cuestiones más conflictivas, como la liberación de presos y presas o la constitución de 2008 /1. Del segundo encuentro salió una declaración conjunta dando cuenta de la voluntad compartida de «cooperar en la búsqueda de la estabilidad y el desarrollo nacional», «de evitar conflictos y cooperar en base a la reciprocidad» /2. El paso siguiente, se dio el 19 de agosto de 2011 cuando el Presidente Tein Sein invitó a Aung San Suu Kyi. Fue un encuentro con una carga simbólica fuerte, y ambos participantes se dejaron fotografiar bajo el retrato de Aung San, padre de Suu Kyi y héroe nacional de la independencia birmana.

Tras este encuentro, Suu Kyi declaró que creía en la sincera voluntad del Presidente Thein Sein para democratizar el país y se mostró dispuesta a asumir responsabilidades en el Gobierno tras las elecciones parciales que tendrán lugar el 1 de abril de 2012. Recientemente, la LND, que fue disuelta en 2010, se registro oficialmente y Aung San Suu Kyi anunció su candidatura a las próximas elecciones.

Las revueltas de 1988 y de 2007 condujeron a baños de sangre y a una represión muy dura. En un contexto en el que la oposición birmana es muy débil, Suu Kyi parece apostar porque, a partir de los cambios actuales que por el momento resultan muy limitados, se vayan a producir cambios reales.

Junto a esta tregua con la oposición, el Gobierno ha evolucionado sobre la cuestión de los derechos humanos y de las libertades democráticas. Los partidos políticos y los sindicatos han sido autorizados y se ha restablecido el derecho de huelga, aún que apenas se materialice. El gobierno también ha puesto en pie una comisión de derechos humanos reconociendo de ese modo que Birmania arrastra un problema sobre este tema. Bastante significativo.

El gobierno también ha levantado la prohibición de determinadas páginas web y de emisoras de la oposición como The Irrawaddy, la BBC, Democraticc, Voice of Burna, Radio Free Asia. Y aunque resulte episódico, ahora se pueden escuchar en Birmania.

Tras 23 años de censura, Suu Kyi ha recibido la autorización para publicar un artículo en el periódico Pythu Khit News y The Messenger incluyó en su portada una entrevista de la premio nobel de la Paz

Por último, la liberación de 651 presos y presas políticos ha llamado la atención a nivel internacional. Era una de las condiciones impuestas por las potencias occidentales para levantar las sanciones económicas. Figuras importantes de la oposición como el dirigente de la Generation 88, Min Ko Naing, el dirigente étnico Shan U Khun Tun Oo y el dirigentes religioso U Gambiara se han beneficiado de esta medida.

No obstante, la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos Birmanos (AAPPB) informa que sólo 272 de los 651 liberados serían presos de conciencia. Han sido liberado «en virtud del artículo 401/1 de la Ley de Enjuiciamiento Penal, que indica que su puesta en libertad está sujeta a condiciones. Según ese artículo, las condenas de los presos quedan en suspenso pero no son anuladas. Por tanto pueden ser arrestados de nuevo y forzados a cumplir la condena en cualquier momento» /3. Los presos políticos no han recibido ninguna disculpa por parte del nuevo gobierno por las injusticias padecidas. Algunos de ellos llevaban más de 20 años en prisión. En todo caso, en Birmania aun quedarían cerca de 1.000 presos políticos que las autoridades no reconocen como tales.

¿Hacia la solución de los conflictos étnicos?

En todo caso, la situación política en Birmania es más compleja de lo que pueda mostrar el juego entre el gobierno y los militares de un lado y la oposición democrática birmana por otro. Prácticamente desde la independencia de 1948 Birmania ha estada inmersa en conflictos militares entre las minorías étnicas y el Estado dirigido por birmanos. Los grupos étnicos reivindican el derecho a la autonomía y se oponen a los nacionalistas birmanos cuyo objetivo es el establecimiento de un Estado único y centralizado. Determinados conflictos entre los grupos étnicos y la Tatmadaw (ejército birmano) se mantienen desde hace más de 60 años, y han causado inmensas pérdidas humanas, impidiendo el desarrollo económico de regiones enteras.

A principios de los 90, la Junta Militar firmó una serie de treguas con 17 de grupos étnicos entre los más importantes de las numerosas facciones. La situación mejoró en determinadas zonas, pero las treguas no fueron seguidas de conversaciones para alcanzar una paz duradera. Jamás se habló de las reivindicaciones de las minorías étnicas que constituyen la raíz del conflicto.

En 2009, la relación del gobierno con los grupos armados étnicos se deterioraron de nuevo de forma considerable. Mientras la junta se preparaba para el cambio hacia un gobierno civil, los militares quisieron imponer a los grupos armados su integración en una nueva fuerza guarda-fronteras que les hubiera situado bajo el mando del ejército regular. La mayoría de los grupos armados rechazaron esta propuesta, lo que llevó a la junta a dar por concluidos todos los acuerdos de la tregua anterior.

Los meses siguientes, los conflictos se recrudecieron incluso en regiones donde el cese el fuego venía siendo respetado desde hacía muchos años. Una situación que no ha mejorado mucho tras el establecimiento del gobierno civil: el número personas desplazadas a causa de los ataques y abusos se ha duplicado, pasando de una media anual de 70.000 a casi 150.000.

En setiembre de 2011, la situación cambió de nuevo. El Presidente reconoció la importancia de la cuestión étnica y ofreció abrir el diálogo con el conjunto de los grupos armados. Más en concreto, abandonó la idea de integrarlos en las guardias fronterizas como condición previa a cualquier acuerdo /4. Tres de los principales grupos armados étnicos han firmado un acuerdo de cese el fuego y existen contactos con la mayoría de ellos. Sin embargo, la situación sobre el terreno continúa siendo conflictiva. Los grupos armados son escépticos y no se fían de las intenciones reales del gobierno. No es la primera vez que se llega acuerdos de cese el fuego sin avanzar hacia una paz duradera.

En Birmaia no será posible avanzar hacia un Estado democrático sin que las demandas de los grupos étnicos, que representan alrededor de un tercio de la población del país, sean tomadas en cuenta de forma efectiva. Las minorías étnicas o religiosas y, también, las poblaciones de origen indio o chino están discriminadas y no son tratadas en pie de igualdad en relación a la mayoría birmana. Una paz duradera sólo será posible si sus reivindicaciones, que giran en torno a la igualdad de derechos, la autonomía y el desarrollo económico y la demanda de un sistema federal para Birmania, sean atendidas.

Evolución de las relaciones internacionales

Las reformas actuales también tienen consecuencias sobre las relaciones de Birmania con los países vecinos; en primer lugar, con China. La junta militar siempre ha tenido una relación estrecha con Pekín. China ha invertido miles de millones de dólares en infraestructuras y en la compra de materias primas, sin que la población birmana se haya beneficiado lo más mínimo de ello. Entre estos grandes proyectos se encuentra la construcción del gigantesco embalse de Myitsone (río Irrawaddy en el Estado de Kachin) que Pekin había puesto en marcha en 2009. El 90% de la producción iba a ser enviada a Yunnan al sur de Ciha. Desde que se firmó el contrato en 2006, el proyecto encontró una fuerte oposición entre la población de Kachin. Con el proceso actual de apertura, las críticas han alcanzado un eco nacional y, ante la fuerza de la oposición, el Presidente ha preferido suspender sine die la construcción del embalse, sin prevenir a Pekín. Una decisión que parece indicar el interés del Gobierno por ampliar sus relaciones internacionales y depender menos de China.

Las relaciones de Birmania con la ASEAN (Asociación del Naciones del Sureste Asiático) también están en plena evolución. El gobierno ha logrado la presidencia de turno para el 2014, dos años antes de lo que le correspondería. Esta posición internacional le permite asentar su legitimidad en Birmania antes de las elecciones que tendrán lugar en 2015.

Un mercado codicioso

La amnistía de los presos políticos, el deshielo de las relaciones con la oposición y la evolución sobre el terreno de las libertades democráticas han sido saludadas como «verdaderos avances» tanto por la oposición interna como por la comunidad internacional. Sin embargo, las reformas emprendidas por el Gobierno, impensables hace un año, no son el resultado de una conversión democrática del régimen. La prioridad del presidente Thein Sein es que se levanten las sanciones económicas para que las inversiones occidentales lleguen al país. Los cambios emprendidos por el nuevo gobierno se dan en un contexto económico muy degradado. La junta en el poder no tenía otra perspectiva que enriquecerse personalmente, saqueando y desviando las riquezas del país, que es rico en recursos naturales. Tras 60 años de dictaduras militares, el país estaba exhausto y se encontraba entre los «menos desarrollados del mundo». (Fuente: Naciones Unidas). El subdesarrollo económico es tal que ahora es imposible continuar enriqueciéndose sin abordar reformas económicas de calado.

Las potencias occidentales, por su parte, toman buena nota de cada nuevo paso del régimen, por muy limitado que sea, como un avance hacia la democracia a fin de justificar su retorno al país. Birmania constituye una mercado potencial enorme que agudiza las apetencias de las multinacionales. Es rica en recursos naturales (madera, minerales, piedras preciosas, gas y petróleo, entre otros) y está en un enclave estratégico: entre la India y China y con acceso al océano Índico. Esa es la razón que explica el desfile de representantes de países occidentales (Estados Unidos, Australia, Unión Europea, Gran Bretaña, Francia, Noruega…) que hacen de embajadores de las grandes empresas nacionales y multinacionales.

Los militares quieren asegurar una transición política preservando el control de la economía y los negocios, si bien presentado una cara amable y aceptable para las potencias occidentales susceptibles de realizar inversiones en el país. Ahora bien, la transición de una dictadura militar a una democracia (de fachada) no es sencilla. El presidente Thein Sein ha firmado un acuerdo con Suu Kyi para realizar las reformas de una forma controlada y trata de dar garantías a las potencias occidentales, que solo esperan el levantamiento de las sanciones para poder invertir en el país. Ahora bien, el movimiento social que se ha desarrollado en oposición a la construcción del embalse de Myistone parece indicar que el proceso puede resultar más complicado.

29/01/2012

http://daniellesabai.wordpress.com/

Traducción: VIENTO SUR

Notas:

1/ Aung Zaw. The Eye of the Storm. The Irrawaddy Magazine. Vol 3. Sept. 2011 http://issuu.com/irrawaddy/docs/irr_vol.19no.3_sep2011_issuu/19?viewMode=magazine&mode=embed

2/ Internatonal Crisis Group. Briefing n°127 – Major Reform Underway. p.3

3/ Update : Amnistía del 12/01/2012. Info Birmanie. http://www.crisisgroup.org/~/media/Files/asia/south-east-asia/burma-myanmar/214%20Myanmar%20-%20A%20New%20Peace%20Initiative.pdf