El ejército de Myanmar tiene graves problemas. El golpista general en jefe Min Aung Hlaing se enfrenta cada vez más a peticiones de dimisión, no solo por parte de sus oponentes, sino también de sus aliados.
Disidencia interna, deserciones y ruptura de la cadena de mando. Y ahora, ¿qué?
¿Un golpe interno?
Los intentos del General Min Aung Hlaing de dirigir el ejército y administrar el país en los tres años transcurridos desde el golpe de estado se consideran totalmente incompetentes.
Pero si se produjera un golpe contra él, entonces, ¿qué? ¿Conduciría un golpe a una verdadera transición, o simplemente sería sustituido por una facción de linea dura?
Analistas afirman que no basta con destituir a Min Aung Hlaing, sino que hay que echar a toda su banda. Entonces, ¿quién le pediría cuentas a él y a su régimen por los crímenes cometidos hasta ahora?
En cualquier caso, la tensión se acumula en torno al régimen y su líder.
La derrota humillante en el norte del estado Shan y las graves pérdidas sufridas por el ejército han provocado un descontento profundo entre los soldados rasos. Ex-oficiales militares, en sus comentarios en redes sociales, insisten en castigos ejemplares para los comandantes que se rinden a las fuerzas armadas de las minorías étnicas.
En Naypyitaw, seis generales de brigada que se rindieron en el norte del estado Shan fueron condenados a cadena perpetua. Las familias de oficiales y soldados viven bajo una grave tensión, ya que se enfrentan a la intimidación y a la amenaza de castigo por parte de sus superiores.
En el frente de los estados Rakhine, Karen y Karenni (Kayah), las tropas están divididas sobre si luchar, permanecer neutrales o transigir.
En los últimos meses, muchos oficiales se han trasladado discretamente a países vecinos como Tailandia y la India.
Ante los repetidos fracasos del ejército en varios frentes, figuras favorables al régimen piden la dimisión de Min Aung Hlaing.
La semana pasada, un monje budista ultra-nacionalista, quien había ayudado a crear milicias pro-junta, fue detenido e interrogado por las autoridades por sumarse a los llamamientos para que Min Aung Hlaing dimitiera y mostrara su responsabilidad en la cadena de humillantes derrotas militares.
Ante una multitud congregada en un mitin pro-militar en la ciudad de Pyin Oo Lwin, en la región de Mandalay, el monje declaró que Min Aung Hlaing debía abandonar su cargo y ceder el mando a su adjunto, el Vice General Jefe Soe Win.
El monje, Ashin Ariawuntha, también conocido como Pauk Ko Taw, fue puesto en libertad tras ser interrogado por la mañana.
Los partidarios del régimen han expresado públicamente su ira contra Min Aung Hlaing en YouTube y Facebook.
Dicen que es incompetente, egoísta y que carece de espina dorsal, y le acusan de haber conducido a un ejército, antes considerado invencible, a un estado de vergüenza y desesperación.
La frase “tres años son suficientes para U Min Aung Hlaing” se ha convertido en estribillo. La linea temporal se refiere al golpe de estado que el general lideró en 2021.
Está en serios problemas. ¿Renunciará? ¿Permitirá que Soe Win tome el poder?
Numerosas personas expertas afirman que el dúo no tiene buena química. Se rumorea que ambos han mantenido intercambios acalorados sobre pérdidas y fracasos a medida que el régimen, enormemente impopular, se ha ido enfrentando a crisis y derrotas en el frente. La corrupción en Min Aung Hlaing y su familia es bien conocida. A Soe Win se le considera menos corrupto, aunque su familia, por parte de su esposa, esta implicada en negocios de construcción y hostelería en Mandalay y Pyin Oo Lwin y en negocios mineros en el estado Kachin. Dejando a un lado la cuestión de la corrupción, se deberían celebrar amplias audiencias públicas para debatir quién ordenó a las tropas cometer crímenes de guerra en los últimos tres años.
Los crecientes llamamientos a la dimisión de Min Aung Hlaing se producen cuando está a punto de expirar, el 31 de enero, la prórroga de seis meses del estatuto jurídico del órgano de gobierno del régimen, el Consejo de Administración del Estado (SAC, por sus siglas en inglés).
Para prorrogar el periodo de seis meses, el régimen tendrá que convocar al Consejo Nacional de Defensa y Seguridad. El presidente en funciones Myint Swe está gravemente enfermo, pero por las buenas o por las malas, Min Aung Hlaing hará lo que sea necesario para convocar la reunión del Consejo Nacional.
Según analistas, hay varias opciones o escenarios posibles. La primera es que la junta apruebe otra prórroga. Las fuerzas de la oposición reaccionarán con nuevas ofensivas y el país continuará su pronunciado declive.
De acuerdo con analistas próximos al régimen, la segunda opción sería una gran remodelación. Min Aung Hlaing cedería su cargo actual de primer ministro a uno de los dos vice-primeros ministros, Tin Aung San o Mya Tun Oo, y seguiría siendo comandante en jefe de las fuerzas armadas y presidente del régimen. Sin embargo, esta remodelación no complacerá a nadie.
El viceministro Tin Aung San es almirante y ministro de Defensa del régimen, mientras que el vice-primer ministro Mya Tun Oo es ex-ministro de Defensa y actual ministro de Transportes y Comunicaciones. Este último es conocido por ser uno de los oficiales favoritos del ex-dictador Than Shwe.
El tercer escenario es que el régimen permita que políticos civiles respetables formen un gobierno provisional. Recientemente, algunas de las organizaciones armadas de las minorías étnicas que han firmado un alto el fuego con el régimen han sugerido que la junta permita la formación de un gobierno de coalición.
¿Qué opina China y los demás países vecinos de Myanmar?
Entre las fuerzas de la oposición se ha especulado con que China quiere la destitución de Min Aung Hlaing y el establecimiento de un gobierno de transición.
Durante su reciente visita, el vice-ministro de Asuntos Exteriores chino, Sun Weidong, se habría reunido con el ex-dictador Than Shwe en su residencia. China también habría solicitado ver a la detenida consejera de Estado Aung San Suu Kyi, pero la petición fue denegada. No es la primera vez desde el golpe que un funcionario chino intenta reunirse con Than Shwe. Otros altos funcionarios se han reunido con él en los últimos tres años, lo que ha suscitado rumores y especulaciones sobre su continua influencia sobre el líder golpista y el SAC.
La pregunta ahora es ¿quién quiere que Min Aung Hlaing siga en el poder?
Fuente original en inglés – https://www.irrawaddy.com/opinion/analysis/will-the-myanmar-junta-boss-step-down-all-sides-now-want-him-gone.html