Al medio centenar de colectivos participantes en las jornadas, este año también se suma el movimiento contra los parquímetros de los vecinos de Madrid.
La puerta del Sol, frente a la estatua del Oso y el madroño, ha sido el punto elegido por Rompamos el silencio para presentar los siete días de lucha social. Rompamos el silencio es un espacio de encuentro de colectivos sociales de muy variada índole. En total, cerca de medio centenar de colectivos, entre grupos feministas, ecologistas, organizaciones y centros sociales, antimilitaristas y antifascistas, etcétera. Se trata de una iniciativa que pretende poner en marcha una serie de acciones de protesta en la calle destinadas a cuestionar la supuesta normalidad de nuestras sociedades. La semana denuncia así los problemas cotidianos y también señala sus causas, al enfocar toda una serie de puntos (patriarcado, globalización, especulación) que se hallan en la raíz de la exclusión social.
Frente a ello, las actividades, si bien de muy diferente tipo, comparten un mismo tronco y poseen unos mismos objetivos: visibilizar los conflictos y luchas e intentar quebrar el mutismo mediático. En esta ocasión son nueve los temas que sirven como ejes a las jornadas. Cada uno de ellos aborda aspectos que marcan la vida cotidiana y plantea a su vez formas de resistencia. De lo global a lo local. Desde las luchas a la mundialización hasta el problema de la vivienda y la alternativa de la okupación; pasando al mismo tiempo por el antimilitarismo y la respuesta al control social, contra la marginación social. Es una semana donde se pretende dar voz a los excluidos. Donde el feminismo y el antipatriarcado suponen también uno de los ejes. Al igual que la cultura libre o el antifascismo, así como los excluidos a lo largo de décadas que ahora reivindican la memoria história.
Voces contra la exclusión
Sara Nieto, de Madres contra la droga, aplaudió durante la rueda de prensa la juventud de los participantes. «Me alegro de que alguien coja el testigo de nuestra lucha», aseguró, no sin antes advertir que eso no significa «que nosotros no sigamos dando guerra». A su juicio, lo más importante de estas jornadas será la confluencia de «voces que no quieren ser ahogadas por la alienación». «Voces», señaló, «para romper el falso escenario de ensueño de la publicidad y mostrar que bajo ella se esconde la miseria de los oprimidos». Otro histórico del movimiento vecinal en Madrid, el párroco de Entrevías Enrique de Castro, dibujó una trayectoria de esta iniciativa, recordando los motivos que llevaron a organizarla por primera vez en 1998. «El lema inicial era Rompamos el Silencio, basta ya de tanto mamoneo». Y su objetivo, tanto entonces como ahora, el de «poner en evidencia un poder grosero que nos engaña». Un intento de remar contracorriente, al margen de partidos o de grandes sindicatos, en un mundo «donde se criminaliza a la pobreza y al emigrante».
«Un lugar para la contestación»
La importancia y la necesidad social de este tipo de actividades se encargó de resaltarlas Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid. Para Taibo, acontecimientos como la semana de lucha recuerden «que sigue habiendo lugar para la contestación». El profesor fue escueto y contundente al definir las causas que hacen necesaria esta semana de lucha. Primero, porque apenas existen «iniciativas que permiten desvelar lo que tenemos delante pero que no vemos». En segundo lugar, añadió, porque se trata de una actividad que nace «desde abajo», y con «una clara conciencia de problemas sociales que afectan a todos». Y en tercero, por tratarse de «una semana de lucha social no violenta», si bien especificó que tal vez no sea así vista por quienes nunca se fijan en «la violencia ingente y premeditada del empresario frente a los trabajadores, de muchos varones frente a sus mujeres, de todos sobre el medio ambiente o de la sociedad sobre los inmigrantes».
La práctica de la desobediencia civil ya se empleó con éxito el año pasado. En 2005, la Semana de Lucha rompió el silencio al okupar un edficio junto al ministerio de Justicia. También lo hizo, entre otras muchas acciones, al subir al mástil de la bandera de Colón y teñir de rojo las fuentes de la Castellana. Y en esta ocasión, incluso desde antes del inicio formal de las jornadas, ya la semana pasada se irrumpía en la Junta de Accionisas de Repsol YPF para recordar las violaciones de Derechos Humanos cometidas por la petrolera en América Latina.
Y desde las grandes empresas a las pequeñas luchas. Entre quienes apoyan este año la iniciativa de Rompamos el silencio también se encuentra el movimiento contra los parquímetros. A juicio de Juan Fernández, representante vecinal de Carabanchel y miembro activo de esta protesta ciudadana, después de la «rebelión ciudadana» contra las máquinas recaudatorias instaladas por el Ayuntamiento, los movimientos en Madrid pueden plantearse retos más ambiciosos. Según dijo: «si nosotros estamos luchando de esta manera por los parquímetros y ya hemos logrado algo, todos juntos podemos conseguir mucho más».
Centro de Medios. Rompamos el silencio.
Este artículo está publicado en la web de Rompamos el Silencio:
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Las fotografías de la rueda de prensa están publicadas en la web de Rompamos el Silencio:
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