El ex presidente Mijail Saakashvili resultó vencedor en las elecciones en Georgia con el 52,8% de los votos, según los datos oficiales. La oposición consideró un fraude el resultado pese a que los observadores internacionales han dado validez a los comicios. «La victoria es nuestra, pero no quieren reconocerlo y tratan de falsificar los resultados», […]
El ex presidente Mijail Saakashvili resultó vencedor en las elecciones en Georgia con el 52,8% de los votos, según los datos oficiales. La oposición consideró un fraude el resultado pese a que los observadores internacionales han dado validez a los comicios. «La victoria es nuestra, pero no quieren reconocerlo y tratan de falsificar los resultados», denunció Levan Gatchetchiladze durante la manifestación que ayer recorrió las calles de la capital.
Los primeros datos ofrecidos por la Comisión Electoral Central (CEC) otorgaban más del 53% de los votos a Saakashvili, suficientes para alzarse con la victoria en la primera vuelta, porcentaje que fue reduciéndose a medida que el escrutinio avanzaba hasta situarse por debajo del 50%, lo que auguraba una segunda vuelta.
No obstante, sobre las 21.30 horas (hora de Euskal Herria) la CEC anunció la victoria de Saakashvili con el 52,8% de los sufragios, a falta de contabilizar algunos votos del exterior que no se esperaba tuvieran algún impacto sobre ese resultado. Según los datos oficiales, Gatchetchiladze obtuvo el 27% de los votos.
La CEC admitió que Gatchetchiladze se impuso al ex presidente Saakashvili en la capital del país, lo que le llevó a proclamar su victoria.
La oposición georgiana volvió a acusar ayer a las autoridades de falsificar los resultados de las elecciones presidenciales celebradas de forma anticipada el sábado durante la manifestación que recorrió el centro de la capital, Tbilisi, mientras se daban a conocer los primeros resultados del escrutinio que otorgaban la victoria al ex presidente Mijal Saakashvili.
«La victoria es nuestra, pero las autoridades no quieren reconocerlo e intentan falsificar los resultados. Mijail Saakashvili, no puede ganar al pueblo georgiano», señaló el candidato de la oposición unificada, Levan Gatchetchiladze, ante los varios miles de sus seguidores congregados en la plaza Rike.
El principal líder opositor denunciaba así lo que, a su juicio, ha sido una manipulación de los datos. El resto de candidatos opositores se negaron también a reconocer el resultado, restaron legitimidad a los comicios o exigieron a la CEC que admita la necesidad de una segunda vuelta.
Sin embargo, las elecciones recibieron el visto bueno de los observadores internacionales, lo que hace más difícil para la oposición hacer frente al resultado. Éstos señalaron que los comicios estuvieron a la altura de los estándares internacionales de la OSCE y de los «compromisos democráticos», aunque apuntaron la necesidad de corregir algunos «defectos».
La oposición pretendía ayer reunir en la manifestación de Tbilisi a 100.000 personas, pero en la movilización sólo participaron entre 5.000 y 10.000 georgianos, según diversas fuentes, en parte debido a las bajas temperaturas, que no superaron los cuatro grados bajo cero.
Saakashvili había denunciado los planes de la oposición para provocar una revuelta popular contra su persona.
El ex presidente Mijail Saakashvili accedió al poder en Georgia en 2003 de la mano de un movimiento de protesta con abiertos apoyos de Occidente que fue bautizado como la Revolución de las Rosas e imitado, con posterioridad, en otras repúblicas ex soviéticas como Ucrania y Kirguizistán. Cuatro años más tarde, en noviembre de 2007, reprimió duramente las protestas de la oposición, que lo acusa de corrupción y autoritarismo y exigía democracia, y decretó el estado de excepción. Las presiones de sus opositores le obligaron a renunciar al cargo de presidente para presentarse a la reelección en las elecciones que convocó de forma anticipada.