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Cronopiando

Santo Domingo, la ciudad de los ex presidentes

Fuentes: Rebelión

Hace algunos años se desató una fiebre urbanística sin parangones en la historia nacional de República Dominicana. Desde el intento del que fuera síndico, Corporán de los Santos, que prentendió construir la «Ciudad de los Niños»; pasando por Leonel Fernández, que prometió en Estados Unidos la Ciudad del Inmigrante; y acabando con la Ciudad Cibernética, […]

Hace algunos años se desató una fiebre urbanística sin parangones en la historia nacional de República Dominicana. Desde el intento del que fuera síndico, Corporán de los Santos, que prentendió construir la «Ciudad de los Niños»; pasando por Leonel Fernández, que prometió en Estados Unidos la Ciudad del Inmigrante; y acabando con la Ciudad Cibernética, no había día en que no nos enterásemos de algún nuevo proyecto de ciudad.
Se hablaba de transformar Santo Domingo en una réplica de Nueva York, en una nueva Miami, de edificar la Ciudad de los Juegos, la de los Bancos, la de las Yipetas…

Todas fracasaron, en muchos casos sin llegar siquiera a construirse. Sin embargo, la idea de levantar una ciudad a la carta para cierta clase de ciudadanos, según el gremio, la edad o el color, no era tan descabellada. El fallo de tan genial idea consistió en que no se supo elegir bien el motivo. 

Pero ahí está, para el primer empresario con visión de futuro que se aventure, un negocio redondo e inagotable: la Ciudad de los Ex Presidentes.

Una ciudad, obviamente, fastuosa, en la que se acoja a todos los ex presidentes que andan errantes por el mundo, desperdigados y, con frecuencia, con las arcas repletas de argumentos. 

Para que se hagan una idea de las posibilidades del negocio les informo que sólo ecuatorianos hay, hasta el día de hoy, tres ex presidentes asilados: Noboa en nuestro país, Abdalá Bucaram en Panamá y Alberto Dahik en Costa Rica.
Aquí también contamos con el ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez. Otro efímero ex presidente venezolano, el empresario Carmona, aquel que usurpó la presidencia de Chávez por 24 horas, se encuentra exiliado en Colombia. Fujimori, el ex mandatario peruano, sigue en Japón, sopesando sus posibilidades de retornar. Hay países, como Argentina, que años atrás llegó a producir cuatro ex presidentes en tan sólo siete días. 

Oviedo, de Paraguay, si bien no llegó a ser presidente, bien podría calificar desde que se encuentre su rastro perdido en Brasil; Noriega, ex presidente panameño, sigue preso en Estados Unidos, y hay un surtido grupo de ex presidentes, algunos libres y otros detenidos que podrían encontrar hospedaje en la ciudad de los ex mandatarios en cualquier momento: el nicaragüense Arnoldo Alemán, el mejicano Salinas de Cortari, el peruano Alan García, el brasileño Collor de Mello, el ínclito Carlitos Menem, amén de Pinochet, su esposa e hijos…
Si a esta fascinante realidad de ex presidentes huyendo por el mundo le agregamos, como país, la ventaja de ser el único que no va a tener ex presidentes propios presos o fugitivos, gracias a un proyecto de ley que, así sea por la tradicional impunidad o la impune tradición, exonera de culpas a los ex mandatarios dominicanos, tendremos que convenir en que ningún país más adecuado que el nuestro para dar cabida y forma a la Ciudad de los Ex Presidentes de los que ya sumamos dos, sin contar a los haitianos.

Así que, ojalá algún empresario considere la posibilidad de esa ciudad en la que albergar a todos los ex presidentes que no encuentren su lugar en el mundo, porque esa ciudad, aquí, sería un absoluto éxito, lo empieza a ser.

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