Durante los últimos cuatro años hemos periódicamente llamado la atención sobre documentos de la jefatura de la lucha revolucionaria en Nepal, junto con nuestros comentarios que intentan resumir el contexto. El primero de tales documentos y comentarios fue publicado en junio del 2001 http://www.monthlyreview.org/0601letter.htm, con motivo de la masacre del Rey Birendra y su familia […]
Durante los últimos cuatro años hemos periódicamente llamado la atención sobre documentos de la jefatura de la lucha revolucionaria en Nepal, junto con nuestros comentarios que intentan resumir el contexto. El primero de tales documentos y comentarios fue publicado en junio del 2001 http://www.monthlyreview.org/0601letter.htm, con motivo de la masacre del Rey Birendra y su familia en el palacio Narayanhiti en Katmandú. Este fue seguido en enero de 2002 http://www.monthlyreview.org/0102bhattarai.htm por una discusión sobre el reinicio de la guerra civil que siguió una vez el nuevo Rey Gyanendra hubiera establecido su control personal sobre el ejercito. El creciente éxito de las fuerzas revolucionarias, en traer rápidamente al gobierno real a la mesa de negociaciones con una nueva tregua a principios del 2003, fue marcado por un documento de febrero del 2003 http://www.monthlyreview.org/0203parvati.htm sobre el papel del liderazgo de las mujeres en la lucha. El rompimiento de la tregua, causado por una masacre de trabajadores políticos desarmados llevada a cabo por Ejercito Real Nepalí (ERN) con asesoría de EU en agosto 19 del 2003, fue analizado en septiembre http://www.monthlyreview.org/0903bhattarai.htm
Desde septiembre del 2003 las fuerzas revolucionarias han establecido un nuevo régimen que ejerce poder sobre la mayor parte del país fuera del valle central de Nepal, limitando al ERN a sus bases fortificadas. El partido guía de la revolución, el PCN (Maoísta) durante este periodo tuvo éxito en establecer una fácilmente asequible página de Internet www.cpnm.org que provee traducciones en ingles de documentos relevantes, disponibles poco después de que han sido elaborados. Bajo esas circunstancias nosotros descontinuamos la publicación de traducciones de documentos disponibles en una versión autorizada en esa página. Pero ahora parece que fuerzas hostiles, posiblemente servicios de inteligencia de EU y el viejo régimen de Nepal, han tenido éxito (esperamos que temporalmente) en cerrar esa útil pagina. Dado que un nuevo documento que evalúa la situación actual ha sido recientemente publicado por la dirección del PCN (Maoísta), y dado que su página de Internet no esta disponible por el momento, nosotros lo proveemos su traducción en ingles. Para los lectores que no están familiarizados con la historia reciente de Nepal, sugerimos echar una mirada primero a los documentos sobre Nepal mencionados arriba.
En el último año el viejo régimen trabajó para continuar su guerra contra el campo liberado con la asistencia militar de EU e India. Un gobierno civil establecido en el verano del 2004 incluía los menos izquierdistas de los varios partidos comunistas de Nepal, el PCN (UML) y una facción del Partido del Congreso de Nepal, Pero este gobierno nunca tuvo éxito en ganar control sobre el ejercito (el ERN). Un más o menos constitucional régimen persistió, permitiendo un grado de libertad de prensa y el gobierno de la ley, limitados por el ERN (con «consejeros» de EU) torturando sospechosos llevando a cabo asesinatos selectivos con total impunidad. Pero esto fue insuficiente para detener la expansión del nuevo régimen en el campo, y en febrero primero del 2005, el Rey Gyanendra dio por terminada la existencia de ese grado de libertad de prensa y gobierno de la ley e impuso una dictadura militar.
En marzo 15 de 2005, Dr. Baburam Bhattarai, miembro del politburó del PCN (Maoísta) y una de las figuras dirigentes en el partido, elaboró el siguiente documento analizando la nueva situación. Su mensaje, un llamado por una republica democrática, es uno que el cada vez mas desesperado viejo régimen no desea que sea escuchado. Respetuosamente creemos que merece toda su atención.
La Regresión Real y la Cuestión de la Republica Democrática
En su famoso trabajo El Dieciocho Primario de Luis Bonaparte, Carlos Marx dijo: «Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa» Marx estaba trazando un paralelo entre el golpe de 1851 por el sobrino de Napoleón, Louis Bonaparte, quien se había coronado recientemente como Napoleón III, y el golpe napoleónico original de 1799. Desde luego, lo hacia en un sentido satírico.
Una ley similar de la dialéctica hegeliana parece estar en operación en la historia de Nepal. En tanto que el padre, Rey Mahendra, protagonizó un golpe militar en septiembre 16 de 1960 para centralizar todo el poder contra la primera democracia parlamentaria establecida después de 1950, ahora el hijo, Rey Gyanendra, ha protagonizado otro golpe militar en febrero de 2005 contra la segunda democracia parlamentaria restablecida después de 1990 y ha centralizado todo el poder. Sin embargo, para los políticamente educados no es difícil ver bajo la superficie que este episodio de febrero 1 es solamente una continuación o una culminación del episodio de junio 1 de 2001, cuando el relativamente débil y liberal Rey Birendra, junto con toda su familia, fue asesinado y una nueva dinastía fue introducida por Gyanendra. De esta forma, el «Primero de Febrero» de la historia nepalí parece ser un calco del «Dieciocho Brumario» de la historia francesa; pero las proporciones de la tragedia y de la farsa aun están por verse.
La Esencia de la Regresión Real
En todas sus declaraciones públicas después del golpe, incluida la «proclamación real» de febrero 1, Gyanendra ha trabajado fuerte para vender la teoría de que su presente movimiento esta diseñado para restablecer la «paz» y consolidar una «democracia multi-partidaria» exorcizando el fantasma del terrorismo [la actual guerra revolucionaria del pueblo dirigida por el PCN (Maoísta)], y esto es valido solo por el periodo definido de los próximos tres años. Hablando a un grupo seleccionado de personas de los medios en febrero 24, ha puesto particular atención para proyectarse como el verdadero mesías de la «democracia» y el exorcista del «terrorismo» y ha demandado que los partidos políticos parlamentarios y todos los miembros de la comunidad cooperen con él en esta gran empresa contra el «terrorismo». De esta forma, ha buscado presentarse como el verdadero seguidor del presidente de EU George W. Bush en la cruzada internacional contra el «terrorismo» y ha rogado a todos garantizar legitimidad a su régimen autocrático militar al menos en ese aspecto. Por supuesto, parece haber aprendido algunas lecciones del general Musharraf de Pakistán.
Sin embargo, los artilugios políticos de Gyanendra no cortan mucho hielo entre las masas, puesto que él tiene una imagen manchada como un autócrata de línea dura, incluso en palacio, desde los días de su padre y de su hermano, y es particularmente odiado entre el público como el fratricida real y el regicida culpable de la masacre en palacio en junio del 2001. Particularmente después de la introducción de viejos peleles de palacio de conocidas posiciones anti-democráticas tales como Tulsi Giri y Kirthi Nidhi Bista como sus principales asociados políticos y la violación de todos los derechos fundamentales y democráticos del pueblo con la declaración de emergencia para todo el país, la naturaleza esencial de su gobierno despótico militar ha sido completamente desenmascarada. A pesar del constante parloteo sobre su compromiso con una «democracia multipartidaria» y una «monarquía constitucional» toda su practica real hasta el momento, incluyendo las medidas contra de los partidos políticos y sus lideres, contra los medios independientes y los activistas de derechos humanos, y el descarado pisoteo de las provisiones democráticas limitadas de la vieja constitución, lo deja a uno sin duda de que el inerte sistema democrático parlamentario ha sido suprimido y la monarquía autocrática restaurada en el país.
Por lo tanto aparecen las preguntas: Como puede un sistema democrático burgués limitado establecido después de 1990 ser abolido y la monarquía autocrática restaurada tan fácilmente? No debe la rueda de la historia moverse hacia adelante en vez de hacia atrás? Para responder correctamente a estas preguntas uno tiene que entender las leyes del desarrollo social de una forma científica y objetiva y correctamente evaluar las debilidades y limitaciones de un sistema parlamentario crónicamente inestable desde 1990.
Primero, debe ser reconocido que la lucha entre clases sociales provee las fuerzas motoras básicas del desarrollo social. La sociedad nepalí actual es una sociedad multiclasista en una etapa semifeudal y semicolonial, y la lucha principal es entre la clase feudal, la burguesía, y el proletariado. Las tres principales clases contendientes también tienen sus aliados. La clase feudal tradicionalmente dominante tiene a la burguesía compradora y burocrática; la burguesía, pequeña y débil, tiene una sección de la pequeña burguesía rural y urbana; y el proletariado tiene el vasto numero de campesinos pobres y el semi-proletariado. Este conflicto básicamente triangular esta convirtiéndose mas y mas en un conflicto bipolar después del inicio y desarrollo de la Guerra Popular revolucionaria bajo liderazgo del proletariado desde 1996. En otras palabras, de acuerdo a las leyes de la lucha de clases y el desarrollo social, las clases parasitarias y reaccionarias están polarizadas en un lado bajo el liderazgo de la clase mas fuerte y capaz entre ellas, y en el otro lado están agrupadas las clases trabajadoras y progresistas bajo el liderazgo de la clase mas avanzada, el proletariado. Como la monarquía que representa la clase feudal y la burguesía compradora y burocrática es históricamente la más fuerte representante de las clases reaccionarias en Nepal, las clases parasitarias mas negativamente afectadas por la guerra popular revolucionaria han estado agrupándose progresivamente bajo la jefatura de la monarquía. Esta es la esencia y la razón de ser de la actual regresión real o la restauración de la monarquía autocrática en términos de clases sociales. La marcha regresiva de las clases reaccionarias en oposición a la marcha progresiva de las clases trabajadoras es perfectamente compatible con la ley dialéctica de desarrollo social.
Segundo, visto desde un punto de vista político adicional, tiene que ser reconocido que los defectos y debilidades inherentes a la democracia parlamentaria burguesa establecida después de 1990 y la incapacidad y fragilidad general de las fuerzas y estratos medios también proveyeron una base objetiva para la regresión feudal autocrática definitiva. Históricamente, las mayores fuerzas políticas parlamentarias como el Congreso Nepalí y posteriormente la revisionista UML, no disfrutan de una base de clase propia, y tienden a representar una mezcolanza de fuerzas de clase que van desde la clase feudal y la burguesía compradora y burocrática hasta la pequeña burguesía y constantemente toma posiciones políticas vacilantes y conciliatorias. Por el contrario, la monarquía tradicionalmente obtiene su fuerza de la propiedad y las relaciones culturales feudales prevalecientes, y principalmente de su monopolio sobre el Ejercito Real de Nepal (ERN). Para ser mas especifico, el cambio político y la constitución de 1990 no resolvió apropiadamente la cuestión de la «soberanía nacional» tradicionalmente reclamada por la monarquía y dejó la «autoridad estatal» final y el control estratégico sobre el ERN en manos de la monarquía. Este «error histórico» (para parafrasear a Jyoti Basu de India!) pavimentó el camino para que la monarquía gradualmente demuela el parlamento y la constitución y lleve a cabo la actual regresión real. Mas aun, las fuerzas parlamentarias durante sus doce años de gobierno entre 1990 y 2002 no hicieron nada para dar lugar a transformaciones progresistas en la tradicionalmente feudal y crecientemente compradora y burocrática base socio-económica y cultural de la sociedad. En su último periodo, particularmente junto con el rápido desarrollo de la Guerra Popular revolucionaria, su base política y de clase se erosionó aun más. Como resultado, los estratos altos de la sociedad que habían apoyado las fuerzas parlamentarias después del cambio político de 1990 gradualmente volvieron al redil de la monarquía y los estratos bajos (y secciones de los medios) naturalmente se polarizaron en torno a la Guerra Popular revolucionaria. Este dilema de las fuerzas parlamentarias reformistas ha sido resumido por el presidente camarada Prachanda en su declaración con motivo del aniversario de la guerra popular así: «En ultimas, la así llamada proclamación real de febrero 1 no solo ha expuesto la irrelevancia del reformismo en la política nepalí, sino que también ha pulverizado la letárgia colectiva de las fuerzas políticas parlamentarias.»
Tercero, desde un punto de vista militar, esta acción de centralización total de la vieja autoridad del estado en el monarca absoluto puede ser vista como un intento de las moribundas clases reaccionarias de librar una batalla final con las fuerzas revolucionarias en la siempre creciente guerra de clase en el país. En vista de la reciente declaración del PCN (Maoísta) de llevar la guerra popular revolucionaria de nueve años a una etapa final y decisiva de ofensiva estratégica, no es sobrenatural, aunque estupido, para las asustadas clases reaccionarias intentar una batalla final de vida o muerte bajo la dirección de la monarquía, la cual ha tenido comando supremo del ERN desde su fundación. En el pasado reciente el patético desempeño del ERN en casi todas las batallas reales con el Ejercito de Liberación del Pueblo (ELP) ha sido atribuido por ciertos sectores a la contradicción entre la dirección política de jure de las fuerzas parlamentarias y la dirección militar de facto de la monarquía al comando del ERN. Igualmente, no es difícil entender las ambiciones supra-militares de Gyanendra, quien adquirió el trono asesinando toda la familia de su hermano, Birendra, para proyectarse a si mismo como el gran salvador de su tambaleante clase feudal y burguesa compradora-burocrática. Sin embargo, como cualquier estudiante ordinario de ciencia militar sabrá, la victoria o derrota de un ejercito particular depende en ultima instancia mas de su base de clase social y de su objetivo político que de la habilidad de liderazgo de su comandante, y en ese sentido la derrota final del reaccionario ERN debe ser una conclusión inevitable y el sueño de Gyanendra una mera quimera.
El Papel de las Fuerzas Internacionales
Baburam Bhattarai
En el mundo actual de globalización imperialista cualquier evento político interno tiene más ramificaciones internacionales que nunca. Así, la regresión real de febrero 1 ha generado reacciones en todo el mundo, y todos los mas importantes poderes y organizaciones mundiales o regionales, incluyendo la ONU, los EU, el Reino Unido, la Unión Europea, India, China y otros, han hecho declaraciones públicas sobre el asunto. Sorpresivamente, ninguno de los mayores jugadores internacionales ha apoyado los pasos regresivos de Gyanendra hasta ahora. No solo se han opuesto públicamente a los actuales sucesos los mas importantes poderes como EU, el RU, la UE e India (que han sido los principales apoyos de los regimenes reaccionarios en Nepal en el pasado) sino que otros como Rusia, China, Pakistán, Bangla Desh, etc., han solo comentado que los acontecimientos son «asuntos internos de Nepal». El desarrollo internacional mas significativo ha sido la suspensión de ayuda militar por India y el Reino Unido (EU también parece estar apuntando en la misma línea) y la suspensión de la «ayuda para el desarrollo» por un numero de países europeos. Organizaciones internacionales de derechos humanos tales como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, etc., han denunciado públicamente al régimen real por su rampante violación de los derechos humanos y democráticos del pueblo. Así, el régimen real autocrático ha sido totalmente aislado de la comunidad internacional, lo que constituye una buena señal para el movimiento democrático.
Sin embargo, el régimen despótico esta buscando desesperadamente explotar dos áreas para ganar respaldo internacional. La primera es la carta «anti-terrorista», y la segunda, la cata «geo-política». La trillada carta «anti-terrorista», muy explotada después del once de septiembre por todos los diferentes dictadores y regimenes reaccionarios del mundo, ha perdido mucha de su fuerza original y esta por verse como funciona en el caso de Gyanendra. Pero uno puede estar medianamente seguro de que la opinión publica mundial progresista no será fácilmente engañada por los reclamos «anti-terroristas» de una persona como Gyanendra, cuyas manos están manchadas de sangre por la infame masare de palacio y quien ahora a lanzado un reino de terror militar contra el pueblo en el campo, suspendiendo todos los derechos políticos y fundamentales. Sin embargo, como todas las normas y valores en una sociedad dividida en clases están regidas por intereses de clase, no seria sorpresivo que algunos de los gobernantes reaccionarios del mundo eventualmente respaldaran al régimen real regresivo, de forma abierta o encubierta.
En cuanto a la carta «geo-política» de la posición estratégica del país en medio de los dos súper-estados de China e India, los intentos de Gyanendra de repetir la habilidosa maniobra diplomática de poner un vecino contra el otro tal como lo practico su padre, Mahendra, en el contexto especifico de la guerra fría del ultimo siglo no puede esperarse que produzca muchos resultados en la cambiada situación del balance internacional de fuerzas en general y de las relaciones India-China en particular. La reciente asociación de EU e India y su poética coordinada contra la regresión real puede tentar a Gyanendra a jugar la carta china. Él ha dado suficientes indicios de esto al nombrar al antiguo realista Nidhi Bista, conocido por su inclinación pro-China, como uno de sus principales asociados en el gobierno. Similarmente Pakistán y Bangla Desh, que tradicionalmente tiene contradicciones con India, pueden proveer algún respiro para el régimen real; algunas indicaciones de esto ya han venido del embajador de Pakistán en Katmandú. Sin embargo, dada la extremadamente inestable posición de Gyanendra y su futuro incierto, es difícil creer que alguno de los vecinos ira mas allá de las sutilezas diplomáticas para extenderle alguna ayuda material sustancial. Similarmente, de parte de los revolucionarios proletarios ellos deben ser suficientemente prudentes para practicar firmeza estratégica y flexibilidad táctica en los asuntos de las relaciones diplomáticas particularmente con los vecinos inmediatos.
Otro factor en los últimos días digno de mención es la indicación de algún cambio positivo en la actitud de los mayores poderes internacionales y regionales hacia las fuerzas revolucionarias en Nepal. Debido a su propia visión distorsionada e intereses de clase, en el pasado estos poderes consideraban la monarquía y las fuerzas parlamentarias como los así llamados «dos pilares de estabilidad», y eran vistos trabajando fuerte para dar lugar a una alianza entre los dos contra las fuerzas democráticas revolucionarias. Ahora esos poderes parecen estar girando cada vez mas alrededor de la teoria de «los tres pilares», incluyendo las fuerzas revolucionarias; lo que es desde luego un paso adelante. Pero la necesidad histórica y la nueva realidad objetiva del país es que los nuevos «dos pilares» de las fuerzas parlamentarias y democráticas revolucionarias necesitan unir sus manos para arrancar de raíz el caduco y podrido tercer «pilar», la monarquía. El PCN (Maoísta) ha elaborado una política para este efecto que se refleja en la reciente declaración hecha con motivo del aniversario por el Presidente camarada Prachandra.
La Cuestión de la Republica Democrática
Después de la regresión real de febrero 1, se han visto algunos desarrollos importantes en la situación política interna. Mientras que anteriormente la política nacional estaba dividida en tres corrientes, la monarquía, la democracia parlamentaria y la democracia revolucionaria del pueblo, ahora se esta polarizando en dos amplias corrientes, la monarquía y la democracia. Particularmente los lideres, cuadros y partidarios de la democracia parlamentaria han visto la manipulación antidemocrática y la política de divide y vencerás de la monarquía en el pasado y su ira colectiva contra la monarquía se ha agudizado mas que nunca antes. Aunque hay algunas concentraciones públicas patrocinadas y declaraciones a favor de la monarquía autocrática diariamente, ninguno de los partidos políticos conocidos o sus líderes han abiertamente aprobado el movimiento real hasta ahora. Mientras el régimen real ha trabajado duro para propagar la idea de que las severas medidas autocráticas están dirigidas solo contra los «terroristas» (los Maoístas Revolucionarios), el pueblo se ha ido dando cuenta de que ellas están dirigidas contra todas las fuerzas democráticas. Igualmente, casi todos los miembros de la «sociedad civil», las personas de los medios, las organizaciones de derechos humanos, las organizaciones profesionales, etc., se han pronunciado abiertamente contra el golpe real. Este es obviamente una buena señal pare el futuro de la democracia en el país.
Sin embargo, es un asunto de seria preocupación que aun después de mas de un mes desde el golpe las fuerzas democráticas no han podido alcanzar un plan, programa o mecanismo de resistencia contra la monarquía autocrática efectivo y coordinado. El PCN (Maoísta) intento proveer un ritmo inicial al movimiento de resistencia organizando un»Nepal Bandh» (apagón eléctrico) de tres días y un bloqueo en los transportes de quina días en febrero, y esta planeando mas programas de movilización e masas y de acción militar en los meses venideros. Las fuerzas parlamentarias organizaron algunas actividades de propaganda desde India y algunas demostraciones públicas simbólicas al interior del país, y están planeando programas pacíficos de paro de masas (mass-arrest) para el futuro. Pero los deseados ataques resueltos contra la monarquía, primero por las fuerzas parlamentarias en una forma unificada y, segundo, por las fuerzas parlamentarias y democrático revolucionarias en una forma unificada, no se han materializado hasta el momento. Mientras que el Congreso Nepalí se ha manifestado mas claramente contra la monarquía, la así llamada «izquierdista» UML ha dado una respuesta relativamente muda al golpe real. Esto naturalmente ha levantado algunos temores entre las masas de si una nueva tendencia «Rayamajhi» (La capitulación a la monarquía en 1960 del entonces secretario general del PCN, Keshar Jang Rayamajhi) esta en la perspectiva. Sin embargo, desde ese entonces ha sido derramada tanta sangre que la situación ha atravesado un enorme cambio. Así, aun si unos pocos «Ramayajhi» en el campo de la izquierda y algunos Tulsi Giris en el Congreso Nepalí pueden aparecer, es probable que la abrumadora mayoría de los líderes y cuadros de los partidos políticos y de las masas del pueblo en general luche contra la monarquía autocrática hasta el final. Más aun, con la presencia del revolucionario ELP para encargarse del monarquista ERN, y una situación internacional más favorable que nunca para luchar contra la monarquía absoluta, una nueva base objetiva esta preparada para que las fuerzas políticas democráticas lancen un asalto unificado contra la monarquía de forma que la barra para siempre.
Precisamente en este contexto la cuestión de unas consignas y un programa mínimo común anti-monárquicos aceptables para todas las fuerzas democráticas, incluyendo las fuerzas parlamentarias y democrático revolucionarias y la comunidad internacional, se ha vuelto pertinente. La visión del PCN (Maoísta) ha sido que el programa de elección a una Asamblea Constituyente representativa y la institucionalización de la republica democrática es el más adecuado para tal propósito. La vieja consigna de restauración del parlamento o la reactivación y enmienda de la constitución de 1990, defendida por las fuerzas parlamentarias y la comunidad internacional, ha pasado a ser totalmente caduca e inadecuada para el nuevo contexto. Una breve recapitulación de la incesante lucha entre la monarquía y la democracia desde los 50s no debe dejar a nadie con dudas de que sin la completa abolición de la arcaica institución de la monarquía feudal y su cachorro el ERN ninguna forma de democracia puede ser segura e institucional en Nepal. Ha sido probado muchas veces que la llamada «monarquía constitucional» vista en operación en algunos de los más desarrollados países capitalistas no puede ser reproducida en una sociedad semi-feudal y semi-colonial. Por lo tanto, cualquier intento de los partidos políticos parlamentarios y las fuerzas internacionales de preservar la completamente podrida y desacreditada institución de la monarquía, con uno u otro pretexto, no corresponde con la necesidad histórica y la realidad terrenal del balance de fuerzas en el país, y que la agenda de la «republica democrática» ha entrado en la política nepalí.
En cuanto a lo que concierne al compromiso sincero de las fuerzas democrático revolucionarias, que aspiran a alcanzar el socialismo y el comunismo por la vía de una republica de nueva democracia, con una republica democrático burguesa, el PCN (Maoísta) ha aclarado una y otra vez su posición de principio alrededor de la necesidad histórica de pasar a través de una etapa de republica democrática en las condiciones especificas de Nepal. Particularmente, en «Resumen Ejecutivo de la Propuesta Presentada por el PCN (Maoísta) para las Negociaciones» publicado durante las negociaciones en abril del 2003 [ver, Some Important Documents of Communist Party of Nepal (Maoist), 2004] el contenido mínimo y el proceso de realización de esta republica democrática a través de una Asamblea Constituyente ha sido expresado en términos concretos. El hecho de que la republica democrática sea concebida para ser institucionalizada a través de una Asamblea Constituyente libremente elegida, debe descartar cualquier ilusión sobre las credenciales democráticas de las fuerzas revolucionarias. Otros asuntos concretos coma la creación de un nuevo ejercito nacional después de la disolución del mercenario ERN pueden ser discutidos durante el proceso de negociaciones.
La necesidad del momento es la unidad de todas las fuerzas democráticas en el país sobre un programa mínimo común de republica democrática. Si algo esta faltando hasta ahora es una verdadera visión democrática y voluntad de poder de parte de los dirigentes de los mayores partidos políticos [parlamentarios]. Así mismo, es tiempo de ganar confianza en las masas del pueblo a través de una proyección correcta de las credenciales democráticas de los partidos políticos, y para esto la práctica correcta de democracia interna de partido será un componente importante.
Al final, puede ser útil recordar a Engels para entender porque un partido proletario necesita apoyar el programa de la republica burguesa en las condiciones históricas particulares de un país como el Nepal de hoy. Arremetiendo contra los anarquistas Bakuninistas que se habían opuesto al programa inmediato de una republica en la España del siglo diecinueve, Engels dijo:
«Al proclamarse la República, en febrero de 1873, los aliancistas españoles [la ‘internacional’ Bakuninista] se vieron en un trance muy difícil. España es un país muy atrasado industrialmente, y, por lo tanto, no puede hablarse aún de una emancipación inmediata y completa de la clase obrera. Antes de esto, España tiene que pasar por varias etapas previas de desarrollo y quitar de en medio toda una serie de obstáculos.
La República brindaba la ocasión para acortar en lo posible esas etapas y para barrer rápidamente estos obstáculos. Pero esta ocasión sólo podía aprovecharse mediante la intervención política activa de la clase obrera española.» (de «The Bakuninist at Work»)