Los viajeros con pasaporte pakistaní o afgano deben soportar un procedimiento de inmigración inusualmente largo cuando arriban a Sri Lanka. Es que las autoridades se han vuelto sumamente cuidadosas tras confirmar que este país sirve de escala para el tráfico de personas hacia Australia. «Tenemos medidas de seguridad específicas para interrogar a afganos y pakistaníes», […]
Los viajeros con pasaporte pakistaní o afgano deben soportar un procedimiento de inmigración inusualmente largo cuando arriban a Sri Lanka. Es que las autoridades se han vuelto sumamente cuidadosas tras confirmar que este país sirve de escala para el tráfico de personas hacia Australia.
«Tenemos medidas de seguridad específicas para interrogar a afganos y pakistaníes», dijo a IPS el director de la división contra la trata de personas del Departamento de Inmigración, Prabath Aluthge.
En una reunión sobre trata y tráfico humano, el Instituto de Prensa de Sri Lanka reveló que 25 personas con pasaporte afgano habían sido deportadas en los últimos tiempos, y que 250 habían infringido en los pasados cinco meses los derechos de visa de ingreso.
Son raros los casos de extranjeros con pasaporte srilankés falso para ingresar y solicitar asilo, pero existen. Varias de las 970 personas deportadas de Gran Bretaña a Sri Lanka desde 2009 resultaron ser ciudadanos indios que, luego, fueron enviados a su país. Pero la actual tendencia de cientos de personas haciendo escala en Sri Lanka es nueva, dijeron a IPS miembros de las fuerzas de seguridad locales.
Una embarcación con 200 afganos e iraníes que volcó el 21 de junio a la altura de la Isla de Navidad, a unos 2.600 kilómetros de la costa australiana, dejó 90 personas muertas.
Se sospecha que el barco procedía de Sri Lanka, aunque son raras las travesías desde este país hacia Australia, más de 8.000 kilómetros.
Antes, los solicitantes de asilo iban a Tailandia e Indonesia como lugar de tránsito. Eso parece haber cambiado.
Ahora, «Sri Lanka fue identificado como lugar de tránsito por traficantes de personas», indicó Aluthge.
El aumento de incidentes con extranjeros que llegan a Sri Lanka para embarcarse a otro país coincide con la identificación de las autoridades de seguridad nacional de ciudadanos srilankeses que siguen por el mismo camino peligroso.
La policía realizó una serie de detenciones en los últimos meses.
El 12 de mayo, 113 personas fueron detenidas en Colombo cuando eran trasladadas a un puerto para embarcarse. Un mes después, la Marina detuvo a 53 personas en un barco a 60 millas náuticas de la costa de este país. Entremedio, grupos más pequeños también fueron atrapados.
En la última semana de junio, cinco personas fueron detenidas cerca de la sureña ciudad de Kataragama.
«En estos días estamos registrando muchos episodios de tráfico humano», dijo a IPS el portavoz de la policía Ajith Rohana. «Noventa por ciento de los solicitantes de asilo srilankeses pertenecen a la minoría tamil y a las comunidades musulmanas», añadió.
Las autoridades de migraciones australianas se negaron a aportar datos sobre la cantidad de embarcaciones llegadas este año de Sri Lanka por razones de seguridad, según dijeron. Pero fuentes no oficiales indican que a fines de junio, 72 barcos fueron detectados o llegaron a Australia. Hubo 5.242 arribos.
Estadísticas del Departamento de Inmigración y Ciudadanía de Australia revelan que a fines de mayo había 682 srilankeses en centros de detención de ese país, 14 por ciento del total de 4.906 personas.
Pero el mayor grupo de personas en esa situación son de origen afgano, y representan 41 por ciento del total, seguido de los srilankeses.
La información australiana también revela un inusual aumento de los solicitantes de asilo que llegan por mar a partir de enero de 2010. De las menos de 500 personas que habían en enero de 2009 se incrementó a 6.500 en el mismo mes de 2011.
La prolongada guerra civil de Sri Lanka terminó en mayo de 2009.
El modus operandi, según Rohana, es que los que están por embarcarse esperen al resto cerca de la costa en grupos pequeños de a cinco o seis personas.
Luego los transfieren en tandas a un puerto pesquero, aunque lo más probable es que los lleven hasta un barco anclado en alta mar.
Rohana señaló que los ciudadanos detenidos por organizar esos barcos parecen ser intermediarios entre quienes aspiran a embarcarse y quienes controlan las redes de tráfico humano.
«Los sospechosos resultaron estar operando desde países europeos y de Australia», indicó.
El policía citó el caso de más de 200 srilankeses que quedaron varados en Togo, en octubre de 2011, abandonados en ese país por traficantes que les habían prometido llevarlos a Canadá.
«Los cuatro principales sospechosos del caso se encuentran en Francia», indicó Rohana. Las víctimas fueron trasladadas a ese país de África occidental en avión a través de Mumbai y de la capital de Etiopía con visas de visita verdaderas.
Los detalles de cómo la gente se embarca son muy pocos. La mayoría de quienes esperan una oportunidad o fracasaron en su intento permanecen callados.
Ese es el caso de Akilan (nombre ficticio), un veinteañero de la costa oriental que ahora está preso tras fracasar en su intento de embarcarse rumbo a Australia.
«No sabíamos nada hasta que fue detenido», dijo su madre a IPS. Según ella, el muchacho tenía previsto dar por tercera vez el examen de ingreso a la universidad, pero trabajaba en secreto para su viaje clandestino.
Se detectó que los barcos salen desde Puttalam, en la provincia Noroeste hasta puertos pesqueros del este como Valechchennei. La mayoría de estas embarcaciones son remolcadores con cascos de madera. Quienes se embarcan deben abonar el equivalente a unos 9.000 dólares en moneda local en dos pagos.
Según información de la policía, pagan 2.500 dólares antes de embarcarse, y los familiares y amigos se hacen cargo del resto cuando, y si, llegan a su destino.
La madre de Akilan no cree que el muchacho pueda resistir la tentación de volver a tratar de emigrar. «Quería irse porque éramos pobres y estábamos desesperados, y seguimos igual», señaló.