El movimiento prodemocracia liderado por los jóvenes que estalló en agosto ha sido inspirador. Ha logrado grandes avances para deshacerse de la conservadora y corrupta sociedad tailandesa, dominada por los militares. Pero es hora de analizar honestamente lo que se ha logrado y evaluar las fortalezas y debilidades del movimiento.
Fortalezas
Las movilizaciones han reconstruido con éxito el movimiento pro-democrático en las calles de Bangkok y otros lugares del país, después de la sangrienta represión del movimiento de los Camisas Rojas en 2010 y las pequeñas protestas simbólicas posteriores. En su apogeo, más de 100.000 personas han salido a las calles en los últimos meses. Este es un logro notable.
El
movimiento de protesta se ha visto fortalecido por jóvenes que no
temen desafiar al Viejo Régimen. Aparte de las exigencias de la
dimisión del general Prayut como primer ministro, y la redacción de
una nueva constitución del “pueblo”, los manifestantes se han
atrevido a exigir la reforma de la monarquía. Hace mucho tiempo que
se debería haber hecho y responde a una larga historia de sofocante
propaganda monárquica y a las leyes draconianas utilizadas para
proteger a la monarquía.
Las mujeres jóvenes han desempeñado
un papel clave en el movimiento y activistas de muy variadas campañas
se han unido a las protestas. Se han planteado cuestiones como los
derechos LGBTI y el derecho al aborto. También se ha defendido el
derecho a la autodeterminación del pueblo de Patani. Y la urgente
necesidad de reformar un sistema educativo conservador y atrasado
también ha sido un aspecto de las protestas de los estudiantes de
enseñanza media.
La organización desde la base de las
protestas bajo el lema “todos somos líderes” ha significado que
las manifestaciones han continuado aún cuando los líderes iniciales
han sido arrestados. Los flash mobs están claramente bien
organizados y continuamente se utilizan estilos innovadores de
protesta.
Pero
hay debilidades
Los símbolos durante las protestas, por ejemplo el uso de patitos de goma, puede ser muy fotogénico y emocionar a los periodistas extranjeros, pero no puede ocultar el hecho de que hasta ahora el movimiento de protesta no ha logrado hacer ingobernable el país.
Sin que ocurra, la dictadura parlamentaria de Prayut no puede ser derrocada. Los patitos de goma no pueden sustituir el poder de protesta auténtico que proviene de las huelgas y las manifestaciones desde las fábricas. Desafortunadamente, poco se está haciendo para visitar a los activistas obreros en sus oficinas, bancos, hospitales y fábricas para proponer y defender las huelgas. Se debe principalmente a la espantosa debilidad de la izquierda y la falta de voluntad de los activistas en reconstruir una organización política de izquierda que pueda defender dentro del movimiento una orientación como las huelgas.
La estrategia de “todos somos líderes” significa que es difícil tener discusiones serias y democráticas sobre la táctica a seguir, porque no existen estructuras democráticas dentro del movimiento que puedan fomentar la participación en la toma de decisiones. Los principales líderes de la protesta se convierten en líderes no electos de facto. No porque sean autoritarios, sino como resultado involuntario de la estrategia de «todos somos líderes». En cambio, podría haber habido reuniones de discusión masiva y elecciones a un comité de dirección del frente único. El movimiento tailandés no es el único en tener este problema. Lo mismo ocurrió con Podemos en el Estado español.
Si el movimiento no logra promover la huelga, terminaremos con un compromiso miserable, negociado en un parlamento dominado por la Junta. Algunos artículos de la constitución podrían ser enmendados, pero Prayut y la Junta no dimitirán y no se reformará la monarquía. [Ver https://bit.ly/3qol8Bl].
Una
docena de dirigentes de la protesta han sido acusados de “lesa
majestad” y se enfrentan a procesos judiciales prolongados que
terminarán en penas de prisión draconianas. No parece haber ninguna
estrategia para defender a estos dirigentes y poder presionar al
régimen para que retire los cargos.
Dados los grandes avances
del movimiento de protesta, sería una tragedia terrible si al final
se lograra muy poco y los dirigentes terminasen aislados.
Giles Ji Ungpakorn politólogo tailandés exiliado actualmente en Reino Unido, fue profesor en la Chulalongkorn University de Bangkok. Es editor de la página web https://uglytruththailand.wordpress.com, varios de sus artículos han sido traducidos por Sin Permiso.
Fuente: https://uglytruththailand.wordpress.com/2020/12/02/rubber-ducks-cant-defeat-the-military/
Traducción: https://www.sinpermiso.info/textos/tailandia-los-patos-de-goma-no-pueden-derrotar-a-los-militares