Luego de un arduo peregrinar, los trabajadores de la cooperativa JJ Gómez lograron un punto de inflexión en la política de Estado Provincial. El gobernador, Miguel Saiz, y el intendente de General Roca, Carlos Soria, acordaron declarar de utilidad pública al ex frigorífico Fricader y se lo cederán a la cooperativa para su explotación. Historia […]
Luego de un arduo peregrinar, los trabajadores de la cooperativa JJ Gómez lograron un punto de inflexión en la política de Estado Provincial. El gobernador, Miguel Saiz, y el intendente de General Roca, Carlos Soria, acordaron declarar de utilidad pública al ex frigorífico Fricader y se lo cederán a la cooperativa para su explotación. Historia de una garrapata que chupó sangre sin cesar.
Tras un largo proceso de lucha y reclamo por la expropiación del Fricader, los trabajadores de la Cooperativa Juan José Gómez conquistaron la atención de los legisladores. Concejales de diversos partidos políticos, funcionarios y autoridades municipales y provinciales avalaron el pedido y proyecto de expropiación del frigorífico, presentado por el legislador Carlos Peralta, a nombre de la cooperativa.
Tras la quiebra de Fricader, la cooperativa comenzó a reactivar el funcionamiento de la planta en el marco de un comodato otorgado por el municipio tras la declaración de utilidad pública de parte de los concejales y un decreto firmado por el gobernador Miguel Saiz.
En tal oportunidad, los concejales se valieron de la ordenanza 3.57. El artículo 81 de la carta orgánica municipal establece que en casos de urgencia, la expropiación puede concretarse.
La medida fue ejecutada por el anterior Concejo Deliberante por «razones de interés público». Sin embargo tal instrumentación pende de un hilo si no se tiene en cuenta el proceso de quiebra dado que la «Justicia» puede ejecutar el remate de los bienes.
Por tal motivo es necesario que la expropiación adquiera carácter provincial. En vistas al cruce de poderes, el proyecto de expropiación será «pulido» al tiempo que la asesoría letrada revisará los pasos legales de cara a la obtención de un crédito que se destinará al pago de los dos millones de pesos que llevaron a la empresa a la quiebra.
El análisis responde a que una vez concretada la expropiación se contemplaría la donación de las maquinarias de parte de la provincia y la venta de los bienes a través de un crédito blando para que la cooperativa pueda convertirse en dueña de la planta.
Fricader Patagonia S.A fue construido en la década del 50 en Juan José Gómez, una localidad a 6 kilómetros de la ciudad de General Roca en la Provincia de Río Negro. Especializado en faena de lanares y porcinos despostes, llegó a ser el frigorífico más importante de Río Negro.
Prácticamente no tuvo competencia, fue el único abastecedor de carnes en la región y en sus mejores épocas llegó a exportar a Grecia.
Luego de sucesivas crisis,la firma privada que lo explotaba cerró sus puertas en 1999 pero en el 2002 las instalaciones fueron ocupadas por sus ex obreros, quienes conformaron una cooperativa y reiniciaron el faenado.
Tras un largo peregrinar ante las autoridades de los sucesivos gobiernos municipales y provinciales, los trabajadores del ex frigorífico Fricader lograron recuperar sus fuentes de trabajo.
En 2004 el Ministerio de Producción de Río Negro le otorgó a la cooperativa una habilitación parcial de las instalaciones de la industria y la Dirección de Ganadería los autorizó a funcionar inicialmente como fábrica de chacinados-cerdos-. Al momento la cooperativa solo tiene autorización para comercializar dentro de la provincia pero están inmersos en lograr que los poderes de la provincia efectúen mecanismos para acelerar la certificación del SENASA, (Servicio Nacional de Sanidad Animal)y de esta manera poder extender la cartera comercial.
José Mancini, representante de la cooperativa, expresó que la finalidad es alcanzar el servicio de faena en un 9 por ciento en el mercado; obtener un crecimiento anual de 3 por ciento, y un precio de inserción a nivel de faena a un 22 por ciento más bajo para poder captar a sectores del mercado que hoy no está abastecido.
Esperanzas difíciles de torcer
Como si fuera fiel reflejo al paisaje pueblerino, el abandono, el endeudamiento y el cierre de Fricader fueron los motores que hicieron reaccionar a sus trabajadores para que comenzaran a transitar el camino de la recuperación de la planta frigorífica.
El vaciamiento, no solo del frigorífico sino del poblado, no lo concretaron solo empresas estatales, sino que también cerraron todas las fábricas que estaban instaladas. Las viviendas dibujan, aún, en el paisaje fastuoso del sur, la destrucción económica que sumergió a la localidad en la miseria.
Las casas, aún, respiran a barro y hambre. Hoy el pueblo de J.J. Gómez depende prácticamente de la existencia de Fricader. Es la única fuente de trabajo estable y rentable que le queda. Sin el frigorífico, JJ Gómez podría convertirse en un pueblo fantasma como tantos otros.
La reactivación ya permitió la producción de chacinados, faena de ovinos y en los últimos tiempos se incorporaron la matanza de vacunos. A fuerza de voluntad y convicción, el año pasado,la cooperativa faenó 40 mil ovinos.
Fricader reflejó, como tantas otras empresas recuperadas, la historia de un país vaciado. J.J. Gómez es un pueblo que trasluce la desolación patagónica. Es un pueblo sin vacas ni corderos, ni ovejas, ni conejos para carnear.
El frigorífico, es el segundo caso de quiebra y cierre de una empresa de la zona. Algunos años atrás, Canale S.A. cerró sus puertas y dejó a la deriva a 1.000 trabajadores. Hoy. sus instalaciones son parte del engranaje de un paisaje de abandono y miseria.
Como si fuera el carbónico de una hoja en blanco, acosada por deudas y reducida en su capacidad operativa, Fricader, victima del modelo económico y el manejo de sus dueños, cerró sus puertas, el 22 de febrero de 2001 dejando a 180 personas en la miseria con varios sueldos adeudados y sin ningún tipo de indemnización.
Los acreedores pedían a gritos la quiebra mientras que para JJ Gómez era su última tragedia. En aquel entonces el ferrocarril se había convertido en un cuerpo extraño que pasaba una vez por día desde y hacia rumbos desconocidos. La fábrica de Canale se había cerrado hace tiempo, y Fricader, en proceso de disolución, era su última bocanda de aire.
Sin pensarlo,los trabajadores formaron la cooperativa en aquel convulsionado diciembre de 2001. Estaban allí, con sus 30 familias, desde hacía 70 días evitando su remate y exigiendo que se lo entregaran. Una charla con los obreros de Zanon les hizo ver que lo legal no siempre es legítimo.
La cooperativa de trabajo iba por el rescate de su comunidad. Algo hasta el momento impensable, dada la cultura de humildad, la carencia educativa y la falta de acceso a la formación de un poblado que vive en las contradicciones de la magnificencia de la naturaleza del sur.
Muchos no terminaron el primario y algunos otros no saben mas que el oficio de la carne pero la fuerza de voluntad hicieron que hoy del frigorífico, un sustento económico de JJ Gómez. En 2002 el poder judicial trató de subastar los bienes de Fricader, pero los obreros lo impidieron ocupando las instalaciones el 21 de mayo de ese año, casi una semana previa a la fecha de subasta.
En junio de ese año, presentaron a la Justicia un proyecto para recuperar el frigorífico y ponerlo a trabajar titulado como «Cooperativa de trabajo y provisión de servicios para productores ganaderos J.J.Gómez Ltda» pero no obtuvieron respuesta alguna. Mientras que por otro lado las acreencias presionaban a la Jueza para que frenara el proyecto cooperativo.
Su acreedor privilegiado, el Banco de la Nación, asentó el pedido en el Juzgado Civil de General Roca a cargo de Susana Burgos. La deuda que demandaba la entidad crediticia ascendía en 1994 a 837.000 pesos, por lo que, hoy, se suma los intereses acumulados desde entonces.
Entre otros acreedores se encuentra la DGI con 516.000 pesos, Rentas de Río Negro con 309.000 y la obra social de la carne 370.000 pesos, entre otros.
Fricader: la historia de una garrapata que chupó sangre sin cesar
Fricader Patagonia S.A. se fundó en 1958. En 1973 el estado la compró y se convirtió en el frigorífico más importante a 500 kilómetros a la redonda. El poblado de JJ Gómez se construyó alrededor de Fricader y de la planta de conservas de Canale. Para la década del 80 se considerada al frigorífico un modelo por su complejidad.
Sin embargo en 1990 fue privatizada y el gobernador radical de aquel entonces, Horacio Masaccessi lo vendió a tres constructoras de Viedma. Desde 1993 hasta su quiebra, Guillermo García fue la cara visible de Fricader a partir de su nombramiento como gerente general de la empresa. Funcionó como testaferro y comenzó el vaciamiento de la empresa hasta llevarla a la quiebra.
La evasión impositiva era una constante.La firma tampoco cumplía con las medidas de seguridad e higiene, ni proveía a sus empleados la indumentaria de trabajo.
Pero lo peor de todo fue el trato con los empleados. Los trabajadores recibían maltratos psicológicos y amenazas físicas.Eran concebidos como un engranaje vivo dentro de un mecanismo muerto en el proceso de producción. Uno de los delegados fue despedido, mientras se llevaban a cabo las inspecciones, porque trató de demostrar que 25 operarios estaban escondidos, porque trabajaban completamente en negro. Lo mismo sucedió con la ex jefa administrativa por haber denunciado el manejo corrupto de los sueldos. Hoy ambos integran la cooperativa.
El sindicato fue parte del desagüe. Fue cómplice cuando efectuó acuerdos para despedir masivamente al tiempo que los delegados de los trabajadores eran perseguidos y extorsionados.
Los sueldos se pagaban a cuenta gotas, confundiendo a los trabajadores con recibos que no llegaban a comprender y ante el pedido de una explicación las amenazas florecían dejando al descubierto la prepotencia y la violencia que vivían los trabajadores ante el desamparo total.
El abuso de autoridad de García se construyó con la utilización de armas de fuego dentro de la planta. Un ex policía exonerado personificaba un guardia externo y un matón interno. Sin mas García mismo, los recibía con un revolver en el escritorio. Las huelgas eran quebradas amenazando a los trabajadores con armas.
Extrañamente García es el tercer acreedor en el proceso de la quiebra alegando que la compañía no le había pagado sueldos.
Sin embargo la historia tiene reveces y los trabajadores, hoy, serán dueños de su propia fuente de trabajo y lo que no es poco, recuperarán sus subjetividades, sus vidas y sus acciones.
Para más información:
Cooperativa de Trabajo Frigorífico JJ Gómez Ltda.
Teléfono/fax:(02941)-428899
[email protected]
General Roca, Río Negro.