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Sales y soles

Televisores Sin Fronteras

Fuentes: Gara

Es la leche. Definitivamente nos hemos vuelto todos vacas locas. A partir del próximo mes de setiembre, los colegios británicos no podrán incluir leche entera en sus menús escolares ni en sus máquinas expendedoras. Con esta medida, el Gobierno inglés pretende evitar la obesidad infantil. Los refrescos de mil colores, la bollería industrial y las […]

Es la leche. Definitivamente nos hemos vuelto todos vacas locas. A partir del próximo mes de setiembre, los colegios británicos no podrán incluir leche entera en sus menús escolares ni en sus máquinas expendedoras. Con esta medida, el Gobierno inglés pretende evitar la obesidad infantil. Los refrescos de mil colores, la bollería industrial y las nutritivas bolsas de patatas fritas seguirán inundando los centros escolares. El mundo del revés. Para limpiar las aulas de drogas, ilegalizamos el pegamento Imedio. Para prevenir la adicción a los móviles y a los videojuegos, prohibimos cambiar cromos en el patio y jugar a las canicas.

En India, las vacas son sagradas y la leche divina. Manjar de «dioses». El pueblo no tiene ni una nata que llevarse a la boca. El 35% de sus más de 1.000 millones de habitantes sobrevive por debajo del umbral de la pobreza. Por suerte, no sólo de productos lácteos vive el hombre. En Tamil Nadu, el estado indio más devastado por el tsunami (10.000 personas muertas, 650.000 desplazadas y 200.000 casas destruidas), han descubierto que la televisión también engorda.

Tamil Nadu ha celebrado en febrero sus primeras elecciones legislativas tras el maremoto. El vencedor, Karunanidhi, un político de 83 años, prometió durante la campaña electoral que el precio del kilo de arroz no superaría las dos rupias (0.33 euros). El martes anunciaba que otro de sus compromisos verá muy pronto la luz: decenas de miles de pobres recibirán, gratis, una televisión en color. Los aparatos, de 14 pulgadas, comenzarán a distribuirse en septiembre. El arroz continúa por las nubes.

La tele llena. En 2005, en el Estado español se compraron 2.3 millones de televisiones de tubo, 900.000 LCD y 150.000 de plasma. Este año, por primera vez, las planas (esperan vender dos millones) van a superar a las tubulares. La televisión estrella hoy es cara -1.500 euros-, alargada -32 pulgadas- y, por supuesto, plana. Las curvas, esos inmensos cuartos traseros catódicos, han pasado de moda. Miles de televisores terminarán arrojados en la basura. Un desperdicio. Toneladas de «comida» desaprovechada.

«Seis o siete helicópteros o aviones y una decena de embarcaciones rápidas» patrullarán en breve las costas españolas. El gobierno contratará incluso satélites para localizar a las pateras que intenten asaltar la Unión Europea. Sólo en mayo han desembarcado en las Islas Canarias 5.000 inmigrantes «sin papeles». Cerca de 1.000 acaban de ser devueltos esta semana a su tierra. Peor de lo que llegaron. Sin esperanza, sin un futuro en el horizonte. Con un sólo sueño, volver pronto a Europa.

Abajo las fronteras. Televisores para todos. ¿Por qué no regalamos una tele a cada inmigrante repatriado? Acompaña, entretiene y alimenta. A veces, también persuade. ¿Y si emitimos por el canal internacional un reality show educativo con imágenes exclusivas de la caza de cayucos desde nuestros satélites espías? El Conquistador del Primer Mundo: Misión Imposible.

Según crece el tiempo que la televisión dedica a enseñar recetas de cocina, disminuyen los minutos que la gente emplea en cocinar. Es la conclusión de un estudio realizado por Taylor Nelson Sofres, una firma británica de investigación de mercados. Ni un africano hambriento sin su tele. Cooperación de calidad y programación con fundamento para Africa. Arguiñano a todas horas. La leche desnatada. La tele entera.