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ONG denuncia la inscripción de 200 mil "votantes inexistentes" en el padrón

Triunfa el partido oficialista en las elecciones parlamentarias chechenas

Fuentes: La Jornada

En la capital chechena y en otras localidades de esta república norcaucásica prevalece la opinión mayoritaria de que las elecciones parlamentarias, celebradas el domingo anterior, nada van a cambiar en la vida cotidiana de la gente. En medio de un clima de creciente inseguridad y miedo, la población clama por que se ponga fin a […]

En la capital chechena y en otras localidades de esta república norcaucásica prevalece la opinión mayoritaria de que las elecciones parlamentarias, celebradas el domingo anterior, nada van a cambiar en la vida cotidiana de la gente.

En medio de un clima de creciente inseguridad y miedo, la población clama por que se ponga fin a los excesos en materia de violación de derechos humanos, secuestros, torturas y ejecuciones sumarias, que atribuyen por igual al ejército federal y a los miembros de la guardia pretoriana de Ramzán Kadyrov, el jefe del clan checheno que cuenta con el beneplácito del Kremlin para gobernar a la sombra del presidente nominal, Alu Aljanov.

La guerrilla separatista, que tan sólo en las dos últimas semanas mató a 40 militares rusos y «colaboracionistas» como denomina a los funcionarios del gobierno local, responde con nuevos atentados y ayer, aunque se redobló la vigilancia en los colegios electorales, fue asesinado a balazos el titular de una administración provincial.

De hecho, el día de la votación pudo haber acabado en magnicidio, si los servicios de seguridad no hubieran descubierto y desactivado tres minas teledirigidas colocadas en la ruta que debía seguir el convoy del presidente Aljanov.

La política del Kremlin de chechenizar el conflicto, resumida en la frase de que, textualmente, «igual no es mala idea que se maten entre ellos», escuchada varias veces en Grozny en conversaciones privadas con rusos, se está volviendo contraproducente.

La guardia de Kadyrov comienza a salirse de control, siendo cada vez más frecuentes los roces entres sus miembros y efectivos del ejército federal, muy peligrosos cuando unos y otros se sienten amparados por la impunidad.

«La política es un asco. Muchos de los integrantes de la guardia de Kadyrov eran combatientes separatistas y ahora nos quieren hacer creer que son nuestros aliados», comentó a La Jornada un oficial de una de las unidades de élite rusas estacionadas en Chechenia, que habló sólo a condición de no ser identificado.

Amnistía peculiar

En efecto, más de la mitad de los efectivos bajo el mando de Kadyrov -7 mil 500, aproximadamente- se han beneficiado de una peculiar amnistía que consiste, no en que abandonen las armas, sino en que cambien de bando.

Para lograrlo, según denuncian organismos no gubernamentales que hacen el seguimiento de la situación de los derechos humanos en Chechenia, es frecuente la práctica del secuestro de los familiares más cercanos, que se convierten en rehenes a la espera de la decisión que tome el candidato a ser indultado.

Quienes aceptan el trato, caen en la trampa de enfrentarse a sus antiguos compañeros de armas, ya como enemigos de sangre, lo cual representa cierta garantía de «lealtad» a las autoridades ante las opciones que dejan al amnistiado de ser matado por éstas o por aquellos.

Como compensación, a los miembros de la guardia de Kadyrov se les da la posibilidad de tener un ingreso fijo, algo nada secundario para una población que sufre los estragos del desempleo masivo, el cual afecta a más de dos terceras partes de la fuerza laboral.

Muchas familias subsisten con las remesas de la diáspora chechena, el cerca de un millón de personas que, en busca de cualquier trabajo, huyeron de la guerra hacia Moscú (casi cien mil) y muchas otras ciudades de Rusia.

No obstante este panorama desolador, de acuerdo con los resultados preliminares dados a conocer hoy aquí, el partido oficialista obtuvo una contundente victoria con 61 por ciento de los votos escrutados, lo que representa una ventaja de 50 puntos sobre el partido que quedó en segundo lugar, sin hablar ya de los otros dos que, tras el reparto de los escaños plurinominales, apenas podrán tener presencia en el Parlamento.

Cubierto el vacío institucional de formar Asamblea Popular y Senado, que por la guerra no se habían elegido desde 1997, el Kremlin pretende haber concluido el proceso de «normalización política» en Chechenia, cuyo gobierno pro-ruso -además- presenta estos comicios como un importante espaldarazo a su gestión.

Así lo interpretó este lunes el presidente Aljanov, en una rueda prensa para enviados de medios extranjeros y una nutrida representación de medios rusos, en la cual destacó el alto nivel de participación, superior a 60 por ciento del padrón, supuestamente.

Aparte de que el padrón está inflado con casi 200 mil votantes inexistentes, según reciente denuncia de cinco organizaciones no gubernamentales de derechos humanos de Rusia, La Jornada no pudo apreciar una votación febril, por decir lo menos, en ninguno de los seis colegios electorales que, tanto en Grozny como en distritos del norte de la república, las autoridades permitieron visitar a los periodistas extranjeros, bajo severa vigilancia de guardia armados, argumentando razones de seguridad.

Para Aljanov las elecciones fueron «transparentes y democráticas», dado que en cado uno de los colegios hubo observadores de cada partido.

Ciertamente, en uno de esos colegios modelo, la aparición de los periodistas extranjeros fue recibida con música estridente y danzas populares, pero el observador del partido oficialista no pudo responder ni siquiera cuántas personas estaban inscritas para votar ahí y cuántas ya lo habían hecho, además de los músicos y bailarines.

No es extraño que el relator de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre Chechenia, Andreas Gross, que vino al frente de una misión del Consejo, comentara a un grupo de medios extranjeros que era «ambivalente» su impresión de estos comicios.

En su opinión, en Chechenia «hay un poder democrático muy débil y un poder real muy fuerte, y este último escapa a todo control», afirmó Gross poco después de haberse reunido con Ramzán Kadyrov.