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Trump contra los BRICS

Fuentes: Rebelión

La próxima guerra contra China”. Este es el título aterrador del documental del periodista australiano John Pilger, quien analizó rigurosamente la estrategia militar estadounidense, dando la palabra a analistas del Pentágono. Y desde hace unos años lo estamos viendo a diario. El objetivo hacia el que se dirige el militarismo estadounidense no es otro que la confrontación con el gigante asiático. Y para evitar su pérdida de hegemonía ante esa gran potencia que es China, Estados Unidos parece obsesionado en desestabilizar a Rusia.

Para ello, no solo ha recurrido al arma del bloqueo y las “sanciones”, sino que está avanzando sus peones hacia una confrontación militar mundial, en la que el uso del armamento nuclear ya no es un tabú. Pero ¿de quién viene la amenaza de una guerra mundial nuclear, según la idea más extendida? Curiosamente, es raro que se apunte como origen a Estados Unidos de América. Y ¿por qué, a pesar de pretender ocupar el lugar de “faro de la democracia” mundial, resulta que a EE.UU. siempre le aparecen “enemigos de la libertad” de debajo de las piedras? ¿Será que su modelo de “civilización” debe imponérsele al resto del mundo por medio de las bombas?

Los medios hegemónicos presentan al presidente de Rusia Vladimir Putin como un loco de atar peligroso. Pero si así fuera, la Cumbre de los BRICS de Kazan realizada en octubre, habría sido un monólogo de Putin hablando a Putin. Nada está más lejos de la verdad. En realidad, los países del llamado “Sur Global” han respondido a esa cita porque comparten la idea fundamental de que Rusia está defendiendo su soberanía ante una guerra que ha sido ampliamente fomentada por Occidente, y que en esta nueva “Guerra Fría” es vital para ellos unirse en un bloque geopolítico que represente un peso en el equilibrio de fuerzas surgido de este nuevo momento histórico.

Esta nueva fase de declive del imperialismo occidental ha sido definida por el escritor suizo Nils Andersson como el “mundo posKabul”, haciendo referencia a la salida con el rabo entre las patas del ejército estadounidense del conflicto en Afganistán. El diagnóstico entre las fuerzas progresistas en el mundo siempre ha estado sujeto a debate. El economista egipcio Samir Amin consideraba que el nuevo sujeto revolucionario en el mundo debía surgir necesariamente de los países del Sur, en el seno de procesos nacionales populares que cuestionasen el modelo económico y social impuesto por las potencias imperialistas.

Es un hecho que los pueblos de los países industrialmente avanzados están sometidos a una intensa campaña de propaganda mediática que les distrae y manipula constantemente, les oculta las verdaderas causas de los conflictos y les impide avanzar hacia la conformación de una fuerza política capaz de poner en jaque al sistema capitalista. El escritor húngaro Itsvan Mészaros planteaba que es necesario que los pueblos no deleguen exclusivamente su potencial transformador hacia los representantes electos, ya que las fuerzas del capital tampoco se despliegan exclusivamente en el ámbito parlamentario.

Los hechos demuestran que hoy los poderes económicos se manifiestan a través de una guerra mediática y también judicial. En la fase previa al primer gran conflicto mundial, las fuerzas revolucionarias habían alertado sobre la masacre a gran escala que se gestaba, y lanzaron consignas de rechazo hacia el chovinismo. Sin lugar a dudas, las elites occidentales en el poder necesitan reforzar el discurso sobre la identidad nacional, con el objetivo de endoctrinar a los pueblos en la defensa de otro interés que el de las mayorías. Es así como la creación de enemigos no occidentales sirve para legitimar un occidentalismo en horas bajas…

Es de esperar que la batalla a venir de Trump será contra los BRICS. Estos representan una resistencia de los países del Sur global a los métodos de la guerra no convencional, o guerra híbrida, de los cuales las sanciones o el bloqueo son solo una muestra. Cuando Trump dice que va a detener las guerras, están escuchando a un jugador que no muestra todas sus cartas. Trump es el nuevo César del imperio USA. Tomar por sorpresa al enemigo es la regla número uno de toda guerra.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.