La visita de Trump a India fue presentada como de negocios, para arreglar el desequilibrio en la balanza comercial, decidir sobre una posible venta de equipo militar y discutir asuntos de seguridad nacional. En realidad se trata de presentar a Trump como un estadista de talla mundial, de cara a la elección presidencial de noviembre. […]
La visita de Trump a India fue presentada como de negocios, para arreglar el desequilibrio en la balanza comercial, decidir sobre una posible venta de equipo militar y discutir asuntos de seguridad nacional. En realidad se trata de presentar a Trump como un estadista de talla mundial, de cara a la elección presidencial de noviembre. En estos días para Modi, con una economía que cada vez huele más a aguas estancadas, la visita es una oportunidad para desencadenar su maligna retórica nacionalista y disfrazar el fracaso de su política económica neoliberal.
La visita estaba programada desde hace tiempo y se decidió que estos días eran los convenientes, porque Trump podría opacar toda la atención que tienen los posibles candidatos a la nominación demócrata. Al público estadunidense no le interesa demasiado la política exterior. Por eso, cuando a Estados Unidos se le ocurre embarcarse en una nueva guerra imperial, los ciudadanos de ese país tienen que ir corriendo a un mapa para ver dónde rayos queda Irak o Afganistán. De cualquier modo, en este tema, en el que Trump ha sufrido el descalabro de Corea del Norte, hoy busca posicionarse como un presidente que puede velar por los intereses de sus bases y la seguridad nacional.
El déficit de Estados Unidos con India en la balanza comercial bilateral es de apenas unos 25 mil millones de dólares (nada que ver con el desequilibrio con China, que supera 419 mil millones de dólares en 2018). Sin embargo, Trump quiere hacer aparecer a India como otro ejemplo de cómo la globalización continúa manteniendo efectos negativos sobre la economía estadunidense. De este modo también pretende presionar a Modi para negociar y firmar un tratado de libre comercio que pueda presentar al electorado estadunidense como otra promesa cumplida en ese terreno. La probabilidad de llegar a un acuerdo comercial con India es muy baja.
Sin duda Trump ha sabido vincular estos viajes con el tema del déficit comercial, que tantas veces ha prometido corregir y que sí llega al público en general y a sus bases en particular. Aunque no ha sido capaz de arreglar nada sustantivo en los acuerdos que ha renegociado, de todos modos puede presentarse como estadista responsable, lo que le permitirá esquivar algunos de los ataques de sus contrincantes.
En el caso de Modi sucede algo similar. Su popularidad está amenazada por diversas razones. Primero, la economía de India se encuentra fuertemente afectada por el síndrome del estancamiento, al igual que casi todas las economías del planeta. Ya el ritmo de actividad y sus efectos sobre el desempleo han dejado una marca negativa muy profunda en las principales ramas de actividad. Su intento por desmonetizar la economía de India hace dos años fracasó y contribuyó a frenar el crecimiento.