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Ucrania se prueba un nuevo yugo

Fuentes: Pravda

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín

En Kiev ha tenido lugar un acontecimiento a su manera relevante: ha tomado posesión de su cargo el nuevo embajador de los Estados Unidos en Ucrania, «especialista en territorios ocupados», capitán William Taylor.

El anterior embajador John Herbst, que prácticamente ha estado gobernando el país, era «especialista en instaurar regímenes títeres». Ha cumplido sobradamente con su cometido. Como resultado de la revolución naranja en Ucrania, fueron aupados al poder marionetas absolutamente serviles con el Departamento de Estado de los Estados Unidos: los Yushenko, Tarasiuk, Gritsenko y demás.

Ahora los objetivos han variado. Para los estadounidenses es absolutamente imprescindible convertir Ucrania en su colonia, en campamento base para futuras agresiones; desplegar aquí las bases de la OTAN y aplastar cualesquiera manifestaciones del movimiento de liberación. A pesar de que ha colocado a sus obedientes marionetas en todos los puestos clave y ha introducido agentes del Departamento de Estado en la Administración del Presidente, el final de su etapa se ha visto ensombrecido con la serie de notables errores de bulto. Para empezar, las marionetas se ha enzarzado entre sí, y la coalición pro-americana ha estado durante demasiado tiempo sin terminar de tomar forma. En segundo lugar, las fuerzas sanas de Ucrania han comenzado a reorganizarse y ofrecer una decidida resistencia ante los planes de los Estados Unidos de instalar bases estadounidenses en territorio ucraniano y forzar la entrada del país en la OTAN.

La expulsión del país de las tropas de la división de logística de las FF.AA. de los EE.UU. que habían sido enviadas al polígono a las afueras de Feodosia en Crimea, para preparar las maniobras «Sea Breeze 2006», ha supuesto un duro golpe para el orgullo de los «favoritos naranjas» y sus amos de Washington.

El relevo de Herbst por Taylor se ha producido justo a tiempo. El nuevo supervisor de las marionetas naranjas será a partir de ahora el famoso coordinador de operaciones en los «puntos calientes». Egresado de la academia militar de West Point y de Harvard, especialista en la «americanización» de Afganistán, Iraq y Palestina. Por cierto, el capitán nunca antes ha sido diplomático.

Fue tan efectivo en el reparto de la ayuda material americana a Iraq, que no pudo explicar el paradero de 100 millones de dólares. También se ha distinguido en su labor en el frente del Caucaso- Mar Negro, coordinando en nombre de los Estados Unidos, las relaciones con los países del bloque antirruso, pro-atlantista del «GUAM» (Georgia, Ucrania, Azerbaiyán, y Moldavia).

Pero donde más ha destacado el señor Taylor ha sido de la defensa de los intereses estadounidenses en Afganistán. Gracias a su actividad, la producción de narcóticos en dicho país, con la connivencia del régimen de ocupación, ha aumentado entre veinte y treinta veces.

Como consecuencia la siembra de cereales, se ha visto notablemente reducida. Las autoridades locales obligan a los campesinos afganos a sembrar opio en lugar de pan. Las bases americanas han sido convertidas en gigantescos puntos de distribución de la materia prima de la droga.

La tarea que le ha sido encomendada a Taylor es muy clara: Asegurar la entrada de Ucrania en la OTAN y el envío de tropas ucranianas a Afganistán. Siendo como es, uno de los principales especialistas de los Estados Unidos en cuestiones de «americanización» de Iraq y Afganistán, se marcará como objetivo establecer en Ucrania el correspondiente régimen de ocupación.

Así se entienden las primeras palabras de Taylor tras su nombramiento en Kiev, que dan fe del profundo interés del Departamento de Estado estadounidense en el debilitamiento de Rusia. El embajador se mostró confiado en la posible revisión de los acuerdos ruso- ucranianos sobre el suministro de gas. «Si los ucranianos quieren revisar los contratos, respaldaremos ese paso. Ya se lo hemos hecho saber. Ayudaremos a Ucrania en este tema»- declaró ante los congresistas en su despedida.

Después de esta declaración del gobierno de Estados Unidos, ahora cabe esperar cualquier cosa: desde la denuncia de los acuerdos de arrendamiento de las bases militares en Crimea a la flota del mar Negro, hasta el abandono definitivo de la CEI y el «EEU» (Espacio Económico Unido, en el que participa junto a Rusia, Bielorrusia y Kazajstán. N de la T)

El nuevo embajador no ha estado perdiendo el tiempo desde que asumió el cargo. Tan sólo una semana después de la toma de posesión, se ha formado por fin la coalición naranja en la Rada (parlamento ucraniano). El presidente Yushenko ha aceptado la candidatura de la imprevisible y rebelde Julia Timoshenko para el cargo de Primer Ministro. Seguidamente ambos hicieron declaraciones sobre la falta de perspectivas de la CEI. Todo esto, siendo que en la víspera, el Bloque de Yushenko, «Nuestra Ucrania» estaba decidido a aliarse en la Rada con el Partido de las Regiones de Yanukovich y no con el Bloque de Timoshenko.

Una de las publicaciones nacionalistas de derecha, al informar de los cambios en la embajada estadounidense, ensalzaba a sus amos de una manera muy ilustrativa: «en sustitución de Herbst, viene un profesional vestido de camuflaje, que no se no se andará con miramientos, cuando estén en juego los intereses de los Estados Unidos en Ucrania»·

En la primera rueda de prensa en Kiev, al comentar los motivos y los objetivos de su designación dijo: «Estoy aquí para ayudar a Ucrania a hacer aquello, que quiere hacer».

No respondió nada a la pregunta de la sala sobre qué «titiriteros» y con la ayuda de que hilos fijan los objetivos y deseos del Kiev oficial. Tan sólo bromeó: «Creo que en Washington han pensado que ya había cumplido mi misión en las zonas difíciles y por eso me han encomendado una tarea fácil».

Los ucranianos tendrán ahora la oportunidad de comprobar la «facilidad» con la que este intrépido hombre del otro lado del Atlántico, les coloca el nuevo yugo.

Victor Tolokin es corresponsal de «Pravda» en Kiev.