Un jet privado que se desplomó cerca de Cancún el lunes 24 de septiembre con un cargamento de seis toneladas de cocaína y de heroína fue utilizado durante los últimos meses, en distintas ocasiones, por la CIA para el traslado de prisioneros hacia y desde el campo de interrogatorio norteamericano de Guantánamo. El aparato modelo […]
Un jet privado que se desplomó cerca de Cancún el lunes 24 de septiembre con un cargamento de seis toneladas de cocaína y de heroína fue utilizado durante los últimos meses, en distintas ocasiones, por la CIA para el traslado de prisioneros hacia y desde el campo de interrogatorio norteamericano de Guantánamo. El aparato modelo Grumman Gulf Stream II, con matrícula estadounidense N987SA, pertenece oficialmente a una firma del sur de la Florida que lo compró a penas 8 días antes del presunto accidente, en circunstancias nebulosas.
El misterioso suceso que no es sin recordar las grandes operaciones de tráfico atribuidas a la CIA en los años 80, surge en el momento de una sangrienta guerra entre narcotraficantes cubanoamericano que se apoderaron del jugoso negocio de la emigración ilegal de cubanos, en Yucatán. La ola de violencia que dura desde unos meses ha alcanzado un nivel alarmante este mismo fin de semana del crash aéreo con el asesinato de otro cubano emigrado, en un conocido lugar público de la zona turística.
Órganos de prensa de Cancún y de Miami reportan cómo el lujoso Gulf Stream II fue comprado en agosto último a una firma de Nueva York, propiedad de un tal William Achenbaum, por una firma de la Florida llamada Donna Blue Aircraft, en mano de dos brasileños, Joao Luiz Malago y Eduardo Dias Guimaraes.
Empleados de Achenbaum se negaron a contestar preguntas. Malago y Dias Guimaraes afirmaron haber vendido el aparato el 16 de septiembre a dos pilotos de la Florida, Clyde O’Connor, y Greg Smith quienes les pagaron, no se sabe de qué forma, dos millones de dólares cash.
La Federal Aviation Administration afirma ahora que nunca fue informada de la venta y que, en consecuencia, nunca emitió certificado alguno. En la empresa de O’Connor, Execstar Aviation de Fort Lauderdale , no se contesta al teléfono, afirma la prensa miamense.
Dos días después de la compra, el avión salía de Fort Lauderdale, Florida, hacia Cancún, México, y luego hacia el aeropuerto José María Córdoba, de Río Negro, Colombia, ubicado a 40 kilómetros de Medellín, en pleno reino de los narcos colombianos, para entonces regresar a Cancún.
LA MANO DE LA CIA
El mismo aparato aparece en listas de vuelos secretos de la CIA establecidas por una comisión de la Unión Europea, del 2003 hasta el 2005, en el intenso movimiento de aeronaves manejados por la inteligencia norteamericana para el traslado de presos, a menudo secuestrados ilegalmente, entre varios países complacientes.
Sin embargo, el diario mexicano ¡Por Esto! afirma en su edición de este sábado que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos utilizó el avión en cuatro ocasiones, en los últimos meses.
La prensa local señala que todos los archivos relativos a la poderosa aeronave fueron bloqueados en el sistema informático del aeropuerto de Cancún por las propias autoridades aeroportuarias.
En el medio de reportes contradictorios, se publicó que el piloto, un mexicano llamado Edick Muñoz Sánchez, había sido trasladado a la capital para ser interrogado.
Sin embargo, ¡Por Esto! revelaba este domingo que «en la Asociación de Pilotos de Aviación (ASPA) y en varias escuelas de aviación de la Ciudad de México NO conocen a Edick o Eric Muñoz Sánchez.
Precisaba el periódico, famoso por sus investigaciones: «Hasta hoy, la Procuraduría General de la República NO ha presentado ante la Opinión Pública al joven que primero fue identificado como sudamericano, luego como originario del Distrito Federal, «de tez blanca y rasgos finos».
Mientras tanto, dos otros tripulantes de la aeronave, un hombre y una mujer, lograron escapar del sitio del accidente a bordo de una camioneta robada en Cancún que reapareció, horas más tarde, en Mérida.
El incidente ilustra el nivel de narcotráfico que se desarrolla en esa parte de la Península de Yucatán, con la complicidad de mafiosos miamenses que, desde ya varios años, han escogido a Cancún como terreno de juego.
No es por nada que los cómplices de Luis Posada Carriles seleccionaron a Isla Mujeres, en el vecindario de Cancún, para rescatar al terrorista internacional, prófugo de la justicia venezolana.
LOS INDICIOS APUNTAN HACIA MIAMI
El aterrizaje forzado del Grumman en una zona selvática de Yucatán, en circunstancias que quedan por esclarecer, ha ocurrido horas después de la ejecución de un delincuente de origen cubano en pleno corazón de la zona hotelera de Cancún. El hombre de 43 años, Maximiliano Rey Mota, era vinculado a la mafia cubana que opera en Quintana Roo.
Rey Mota fue ejecutado de un solo proyectil calibre R-15 en presencia de su pareja, en el complejo comercial artesanal Coral Negro.
Varios indicios relativos a asesinatos anteriores apuntan hacia miembros de la mafia cubana que opera en Miami. Los cubanoamericanos asesinados en las últimas semanas son Manuel ‘El Many’ Duarte Díaz, Luis Lázaro Lara Morejón, su amiga María Elena Carrillo Sáenz, Jesús Aguilar Aguilar y Edwin Park Gómez.
La situación es tan grave que la cónsul de Estados Unidos en Mérida en Yucatán, Karen Martin, se manifestó repentinamente, horas después del último crimen, buscando involucrarse en la investigación.
Karen Martin afirmó que su país está «en la mejor disposición de colaborar» para esclarecer las ejecuciones.
Mientras que el FBI de Miami se ha distinguido desde el inicio de los sangrientos acontecimientos por su característica inercia ante las actividades de la mafia cubanoamericana, la diplomática insistió en que, «si lograra confirmarse que estos crímenes tienen alguna conexión con el crimen organizado que opera en Estados Unidos», su gobierno «estaría en disposición de colaborar para esclarecer los hechos y castigar a los culpables».
Veintisiete personas han perdido la vida desde enero en esta ola de violencia.