Desde ahora el movimiento cooperativo forma parte, de manera oficial, del patrimonio mundial común, lo que debe traducirse en una mayor protección y salvaguarda, por parte de gobiernos y agencias mundiales, de las cooperativas y las organizaciones que velan por su continuidad. La UNESCO ha añadido a las cooperativas a su lista de bienes culturales […]
Desde ahora el movimiento cooperativo forma parte, de manera oficial, del patrimonio mundial común, lo que debe traducirse en una mayor protección y salvaguarda, por parte de gobiernos y agencias mundiales, de las cooperativas y las organizaciones que velan por su continuidad.
La UNESCO ha añadido a las cooperativas a su lista de bienes culturales inmateriales. Así, las cooperativas se encuentran dentro de las dieciséis nuevas entradas añadidas al Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La decisión fue adoptada por parte del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que tuvo lugar el día 2 de diciembre en Etiopía. El Comité se reúne anualmente para examinar las nominaciones propuestas por los Estados Partes a la Convención del 2003.
La lista del patrimonio inmaterial ahora incluye la idea y práctica de la organización de intereses compartidos en cooperativas. Dicha lista describe a las cooperativas como entidades que «permiten el desarrollo comunitario mediante intereses y valores compartidos, creando soluciones innovadoras a problemas sociales, desde la generación de empleo y la asistencia a ancianos hasta la revitalización urbana y los proyectos de energía renovable».
A principios de este año, la colección de correspondencia de Robert Owen, fundador del movimiento cooperativo, también se añadió a la Memoria del Mundo de la UNESCO.
La UNESCO estableció el Programa de la Memoria del Mundo en el año 1992, sobre el principio de que el patrimonio documental del mundo pertenece a todos y debería preservarse y ser permanentemente accesible por parte de todo el mundo.