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Unión de pueblos para asaltar la hegemonía de los Estados

Fuentes: Altermundo/Rebelión

En el Foro Social Mundial (FSM) se habla poco de individuos y mucho de colectividades. Es un foro de hermanos y hermanas, de intereses comunes, y no de egoísmos e individualismos. De hecho, los pueblos indígenas latinoamericanos, mayoría entre los muchos pueblos que estos días construyen otro mundo posible en Belém do Pará, nunca hablan […]

En el Foro Social Mundial (FSM) se habla poco de individuos y mucho de colectividades. Es un foro de hermanos y hermanas, de intereses comunes, y no de egoísmos e individualismos.

De hecho, los pueblos indígenas latinoamericanos, mayoría entre los muchos pueblos que estos días construyen otro mundo posible en Belém do Pará, nunca hablan de villas, ni de aldeas o de ciudades, sino de «sus comunidades», lo que ya dice todo de su sentido colectivo de la vida. Las mujeres indígenas que este día 30 tenían un encuentro en la carpa de los derechos colectivos de los pueblos y naciones sin estado (http://autodeterminaciofsm2009.wordpress.com), para hablar de su papel en la autodeterminación de los pueblos, afirman que el neoliberalismo no nació, como normalmente decimos en Europa, en el Chile de Pinochet en 1973, ni con Reagan o Thatcher en los primeros 90, sino con una invasión el 12 de octubre de 1492 en la que, dicen ellas, comenzó un proceso que piensa sólo en el individuo y no en la colectividad. El resultado ya lo sabemos, indicaba la boliviana originaria, Viviana Lima, en la precumbre de mujeres indígenas (*) que se celebra en el foro: «analfabetismo, crisis económica, pobreza, hambre, explotación, pérdida de identidad, muerte».

Si coincidimos en que foros como el de Davos -que en Belém pasa tan desapercibido como el FSM en Suíza- son el soporte ideológico del neoliberalismo y, por lo tanto, de una de sus máximas características sociológicas, el individualismo; entonces seguramente el FSM, antítesis del Foro Económico Mundial, tiene que ser el foro de las colectividades, de los pueblos, de las naciones sin Estado, de las comunidades, de las sociedades. De la gente. Y claro que lo es. Los caminos y tiendas de la Universidad Rural del Pará son estos días un homenaje a la diversidad humana planetaria de cientos de pueblos, culturas y razas que conviven de igual la igual en el FSM. Y uno de los espacios que está teniendo un especial protagonismo es la ya citada carpa de los derechos colectivos de los pueblos, con un excelente programa organizado por el CIEMEN (Centre Internacional Escarré per la lees Minoires Ètniques i lees Nacions) y otros colectivos, como la Fundación Galiza Sempre y la CAOI (Coordinadora Andina de Organizaciones Indíxenas).

Si hacemos caso a uno de los grandes intelectuales -los brasileños tienen devoción por él- que estos días anda por Belém, el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, «la crisis de la democracia tiene una solución fácil: más democracia». ¿Y hay una expresión más fuerte de la democracia que la autodeterminación? Por primera vez en los nueve años de FSM este aspecto de los derechos colectivos y de las naciones sin Estado es uno de los ejes temáticos de este proceso que pretende cambiar la estructura del mundo. Muchos participantes indígenas insisten estos días en que no son sólo folclore, sino también pueblos. Y también naciones. Experimentan un cambio de actitud con respeto al pasado que les hace dar un paso político hacia su reconocimiento como naciones, es posible que gracias al ánimo ejercido por el carácter plurinacional de las nuevas constituciones de Ecuador y Bolivia, que son ejemplos más que presentes en el foro.

Es por esto por lo que kurdos, vascos, saharauius, palestinos, gallegos, catalanes, tamiles o corsos, como naciones sin Estado, se mezclan estos días con indíxenas amazónicos, mapuches, mayas y la práctica totalidad de pueblos originarios andinos en múltiples actividades conjuntas. Allí podemos ver en la misma platea al gallego Xosé Manuel Beiras, la mapuche Moira Millán, la maya kiché Lolita Chávez o el indígena ecuatoriano Humberto Cholango hablando sobre los estados nacionales y plurinacionais, sobre la autodeterminación o cuestionando las fronteras de los estados-nación. Esa sintonía es una de las novedades de este FSM y posíblemente tendrá más peso en los próximos.

Es cierto que existen diferencias. En Europa la mayor parte de naciones sin estado no buscan el estado plurinacional, sino el nacional, mientras que en el cono sur los pueblos que sienten la bandera whipala hablan de plurinacionalidad, como en Bolivia.

Realidades distintas pero objetivos similares. Al fin y a la postre poco importa, todos buscan identidades perdidas o cercenadas a causa del colonialismo, de la opresión, de la invasión cultural, de la negacon de los derechos colectivos, de la imposición de nacionalidades ajenas, del capitalismo. «El modelo de estado-nación fue construido para el desarrollo del capitalismo y del estado burgués, y está llegando a su límite», decía Xosé Manuel Beiras. De ahí que, probablemente, estemos asistiendo en este foro al nacimiento de una alianza global entre pueblos indígenas y naciones sin estado del planeta, que tendrá en el futuro muchas ideas y alternativas que aportar al parlamento de los ciudadanos de la tierra, como diría Ramonet.

Nota

(*) La precumbre celebrada en el FSM prepara la que será en mayo (27 y 28) la primera cumbre de mujeres indígenas, en Puno (Perú)