La tercera y última ronda de los comicios en Egipto, celebrada este jueves, quedó ensombrecida por una serie de enfrentamientos entre votantes y fuerzas de seguridad, así como por denuncias de intimidación. «Cese del fuego», rezaba un titular del periódico independiente Al-Masry Al-Youm. «Nueve muertos y docenas de heridos en el día final de las […]
La tercera y última ronda de los comicios en Egipto, celebrada este jueves, quedó ensombrecida por una serie de enfrentamientos entre votantes y fuerzas de seguridad, así como por denuncias de intimidación.
«Cese del fuego», rezaba un titular del periódico independiente Al-Masry Al-Youm. «Nueve muertos y docenas de heridos en el día final de las elecciones; ‘guerras callejeras’ en las ciudades», agregaba.
Fuerzas de seguridad y agentes vestidos de civil impidieron en numerosas oportunidades a los sufragantes acceder a los centros de votación, según diversos informes. Áreas donde los candidatos de la oposición eran probables ganadores fueron acordonadas para evitar el paso del público.
La violencia sobrevino luego del buen papel de la oposición en las primeras dos vueltas electorales, que tuvieron lugar los días 9 y 20 de noviembree.
Teniendo en cuenta los resultados de la ronda final, los representantes de la oposición controlarán casi 100 de los 444 escaños de la Asamblea del Pueblo, superando los apenas 40 que ocuparon en la última legislatura.
En el último día, los votantes a quienes se les denegó la oportunidad de sufragar organizaron fuertes protestas. La policía disparó gases lacrimógenos y balas de goma a las multitudes.
Dos personas resultaron muertas en enfrentamientos en la gobernación de Daqahliya y tres en la de Sharqiya, ambas en el delta del Nilo. Otras tres fueron muertas en circunstancias similares en el septentrional pueblo de Damietta.
Al-Masry Al-Youm informó que unos 3.000 soldados fueron desplegados en la aldea de Bedway, en la gobernación de Daqahliya, donde un candidato de la Hermandad Musulmana se aprestaba a cantar victoria.
Estas matanzas hacen que las muertes vinculadas con los comicios se eleven a 12 desde que comenzó el proceso electoral.
Muchas irregularidades se registraron en las primeras dos vueltas, pero los observadores dijeron que el día de la tercera y última vieron a las fuerzas de seguridad estatales recurrir a tácticas excepcionalmente duras para impedir que numerosos ciudadanos ejercieran el derecho al voto.
«La presión alcanzó su momento culminante», dijo Abdel Moneim Abul Futouh, prominente miembro de la Hermandad Musulmana. «Las fuerzas de seguridad dispararon a los votantes, usaron gases lacrimógenos e impidieron a los votantes ingresar a los centros de votación».
El Instituto de El Cairo para los Estudios sobre Derechos Humanos lamentó en una declaración «los serios fenómenos observados y documentados por organizaciones de la sociedad civil en el área, que juntos confirman la falta de integridad y libertad en estas elecciones y sus resultados».
El gobierno culpó a partidarios de la Hermandad Musulmana por incitar a la violencia, pero muchos manifiestan sus dudas al respecto. Varios testigos dijeron que los disturbios fueron provocados por agentes de seguridad del Estado en áreas favorables a la oposición, particularmente bastiones de la Hermandad.
«No creo que la Hermandad sea responsable de ninguna violencia», opinó Tamer Saeed, habitante de un distrito electoral de bajos ingresos de la capital, donde los candidatos de la Hermandad derrotaron a sus rivales en las rondas anteriores. «Los responsables son quienes impidieron votar a la gente», afirmó.
Observadores sugieren que el gobierno comenzó a emplear tácticas más duras tras los sorpresivos éxitos de la Hermandad en las primeras dos rondas electorales, en las que la organización obtuvo 76 escaños.
La Hermandad Musulmana fue oficialmente prohibida a mediados de los años 50. Algunos de sus miembros habían sido acusados de intentar asesinar al entonces ministro del Interior, Gamal Abdel Nasser, quien poco después se convirtió en presidente (1956-1970).
En los años 70, la organización renunció oficialmente a la violencia, y desde entonces sus actividades se limitaron al terreno político. Sin embargo aún se le niega estatuto de partido, lo que obligó a sus candidatos a presentarse en carácter de independientes en estos comicios.
«Luego de la primera vuelta, el gobierno empezó a intensificar la presión para asegurarse de que los candidatos de la Hermandad fueran derrotados», dijo Abul Futouh. «Las acciones del gobierno explican la derrota de varios candidatos de la Hermandad en las elecciones.»
Pese a la presunta intimidación, las estimaciones preliminares sugieren que la organización se aseguró 12 escaños en la tercera vuelta, lo que le otorga un total de 88 en la Asamblea del Pueblo, casi un quinto del total.
El gobernante Partido Democrático Nacional, liderado por el presidente Hosni Mubarak (en el poder desde 1981), tendrá entre 300 y 330 escaños, según la prensa estatal.
Aunque son menos que los 388 en la legislatura saliente, el oficialismo aún posee más de los dos tercios necesarios para asegurar el respaldo parlamentario al gobierno.
Otros partidos opositores, la mayoría seculares, obtuvieron en total 14 escaños. Entre ellos figura el neoliberal Partido Wafd, tradicionalmente considerado el partido de oposición más fuerte de Egipto.
Se espera que los resultados finales sean anunciados pronto. Pero debido a lo que el tribunal administrativo del gobierno denominó «problemas legales» en ciertos distritos, también se espera que en las próximas semanas haya comicios adicionales por los 19 escaños restantes.
Tal establece la constitución, otros 10 parlamentarios serán designados entonces por el presidente Mubarak.
Según datos oficiales, acudieron a las urnas 34 por ciento de los aproximadamente 32 millones de ciudadanos habilitados para sufragar. Pero la mayoría de los observadores independientes calcularon que fueron menos de 25 por ciento.