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El gobierno paquistaní cesa a un alto cargo próximo al Pentágono

Washington pierde uno de sus principales hombres en Pakistán

Fuentes: Asia Times

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Siguiendo una lista de requerimientos entregada recientemente por el Secretario Adjunto de Estado para Asia del Sur y Central, Richard Boucher, Pakistán debía lanzar el jueves una ofensiva contraLashkar-e-Toiba (LET) y otras organizaciones yihadistas.

Pero la operación, que debía ser coordinada por el Ministerio del Interior, la policía y el Buró de Inteligencia, fue detenida en el último momento por el establishment militar paquistaní, informaron contactos bien ubicados en los servicios de inteligencia de Pakistán a Asia Times Online.

Y, en su lugar, fue despedido el poderoso general en retiro, el Asesor de Seguridad Nacional, Mahmud Durrani. Él y otros altos habían admitido anteriormente que Ajmal Qasab, el único sobreviviente de los 10 terroristas que lanzaron un sangriento ataque contra la ciudad india de Mumbai el 27 de noviembre es paquistaní. Los hombres ya habían sido vinculados con LET, un grupo prohibido en Pakistán.

Durrani ha sido un eslabón crucial entre EE.UU., el gobierno de Pakistán y las fuerzas armadas paquistaníes.

El nuevo año comenzó con una nueva iniciativa en la «guerra contra el terror» dirigida por EE.UU. según la cual Boucher desplegó un enfoque sobre dos flancos. El presidente paquistaní Asif Ali Zardari debía buscar la reconciliación con India cumpliendo sus demandas después del ataque en Mumbai, y Zardari debía visitar Kabul para establecer una mejor coordinación con el presidente afgano Hamid Karzai.

El jefe del Comando Central de EE.UU., general David Petraeus, va a lanzar pronto una ‘oleada’ en Afganistán que duplicará la cantidad de soldados de EE.UU. de 30.000 a 60.000. Al mismo tiempo, las áreas tribales de Pakistán, donde los guerrilleros tienen amplias bases, se convertirán en terreno de libre caza para milicias tribales afganas y paquistaníes respaldadas por patrullas conjuntas de los ejércitos nacionales de los dos países, aparte de fuerzas de la OTAN.

El primer segmento del paquete estadounidense respecto a India ya ha sido, sin embargo, derribado por el despido de Durrani, poniendo en duda el resto. Esto deja al gobierno civil de Zardari atrapado incómodamente entre los deseos en competencia de EE.UU. y de su propio establishment militar.

Un enlace desaparecido

Después de la partida del ex presidente general Pervez Musharraf y la elección de un gobierno civil a comienzos del año pasado, el papel de Durrani como intermediario se hizo crucial mientras trataba de equilibrar las presiones sobre el gobierno.

Durrani tenía una relación estrecha con los responsables estadounidenses sobre asuntos de Asia del Sur y había estado involucrado en esfuerzos extraoficiales patrocinados por EE.UU. respecto a la disputada Cachemira y sobre Afganistán. Fue durante cierto tiempo embajador de Pakistán en Washington.

Después del ataque en Mumbai, se hizo un intento de establecer una Autoridad Nacional de Inteligencia como contrapeso para la poderosa Inteligencia Inter-Servicios, que ha sido permanentemente acusada de dar largas a la «guerra contra el terror». Se sugirió que un profesor paquistaní en Harvard, que solía trabajar como oficial de administración de Zardari y que una vez estuvo en el servicio policial, dirigiera este nuevo organismo, pero la idea fue archivada por intervención de los militares.

Antes, bajo presión de EE.UU., el gobierno paquistaní había logrado ganar la partida a los militares haciendo que Jamaatut Dawa, declarada por Naciones Unidas como organización de fachada de LET, fuera colocada en la lista de terroristas, junto a los talibanes y al Qaeda.

Esto dio al gobierno la justificación para arrestar a dirigentes de Jamaatut Dawa. Sin embargo, el establishment militar advirtió que a menos que India suministrara evidencia contra ellos, tendrían que ser liberados, y el gobierno dio su acuerdo.

El gobierno entonces se traicionó a sí mismo, afirmando incluso que el líder Masud Azhar estaba libre y que no lo podía encontrar en ninguna parte en Pakistán. Ni Washington ni Delhi se lo tragaron, y se ejerció presión para que agencias civiles como la policía y el Buró de Inteligencia entraran en acción.

Departamentos del Interior provinciales prepararon listas de militantes buscados y la acción iba a comenzar el jueves después que Durrani y otros habían preparado la escena al admitir que Qasab era paquistaní.

Esto fue demasiado para los dirigentes militares y expidieron una «nota de aviso» al presidente y al primer ministro Yousuf Gilani de que Durrani debía partir de inmediato.

El gobierno cedió, y Washington ha perdido una persona clave vital cuando se prepara para una nueva fase en Afganistán. El vicepresidente electo, Joe Biden, quien debe visitar pronto la región, tiene muchos motivos para estar preocupado.

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Syed Saleem Shahzad es jefe del Buró Pakistán de Asia Times Online. Para contactos: [email protected]

(Copyright 2009 Asia Times Online (Holdings) Ltd.

http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/KA10Df01.html