Con el átomo no se juega. Pero el armamento nuclear es un vestigio peligrosísimo de la carrera armamentista orquestada durante la guerra fría, entre Estados Unidos de América (EUA) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a la cual se sumarían otros países en el camino. Y ahí está. Al grado que el número de […]
Con el átomo no se juega. Pero el armamento nuclear es un vestigio peligrosísimo de la carrera armamentista orquestada durante la guerra fría, entre Estados Unidos de América (EUA) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a la cual se sumarían otros países en el camino. Y ahí está. Al grado que el número de ojivas nucleares existentes hoy, representa uno de los más graves problemas de la humanidad que amenazan su extinción -planeta incluido- con presionar un botón.
El problema está latente. Entonces, ¿por qué, por ejemplo, en lugar de un acuerdo parcial, del llamado «sexteto» (5 + 1) -EUA, Reino Unido, Francia, Rusia, China, Alemania- con Irán, los citados países no se sientan a la mesa a definir los términos del desmantelamiento de sus respectivos arsenales nucleares, asunto pendiente tiempo atrás? ¿De qué se cuidan unos de otros, si nadie sobreviviría a una conflagración nuclear? Aquí ya no vale el viejo precepto romano: Si vis pacem para bellum (si quieres paz prepárate para la guerra). Por si no se han dado cuenta, eso se acabó sobre todo con la energía nuclear; bueno sería exterminar la guerra como instrumento de dominio imperial.
Lo que las potencias nucleares demuestran, actuando todos contra el país cuya ubicación estratégica comparte el Oriente Medio y Asia Central, son otras cosas. Pese a que en opinión de la derecha republicana es un mal tratado, porque significa la «muerte para Israel» y a Irán se le puede utilizar para otros fines como la desestabilización del mercado petrolero en la región. Negociado bajo principios de «gradualidad y reciprocidad», y para el retiro de las sanciones al país del corazón del antiguo imperio persa, en el fondo es un acuerdo del miedo, la traición y el sometimiento, desde Occidente medido con visión de largo plazo:
1.- El miedo porque la simple sospecha de que Irán desarrollará el arma nuclear sacude el temor de los judíos; no obstante, bajo Netanyahu, su poderoso ejército se ha enfocado arrasar al pueblo palestino en la Franja de Gaza, como lo hacen los israelíes desde que se instalaron en ese territorio en 1947 bajo decreto de la ONU como Estado de Israel. Sin embargo, el acuerdo para Netanyahu se trata de «error histórico», «un regalo a los ayatolás», puesto que Teherán recibirá millones de dólares que permitirán hacer funcionar su máquina del terror, agresión y expansión en Oriente Medio y en el mundo.
2.- Traición a la humanidad porque el peligro de las armas nucleares sigue vigente por el número de países que las poseen. Y no solo por la cantidad y variedad desarrollada hasta ahora de ese tipo de armas, sino por los riesgos que exige el manejo incluso con «fines pacíficos». ¿Quién no recuerda las grandes catástrofes por las fallas en los reactores nucleares, por las pruebas nucleares, o los desechos radioactivos? Solo citemos ahora Chernóbil, Fukushima, Atolón de Mururoa. Pero están los accidentes en Nuevo México (1945), Chalk River, Canadá (1952), Windscale, Reino Unido (1957), Tybee Island B-47 (1958), Montes Urales, URSS (1958), Checoslovaquia (1977), The Mile Island (1979), Tokaimura, Japón (1999). Los ejemplos de la guerra fría sobran.
3.- Y sometimiento, puesto que todo apunta a poner el pie en el cuello a Irán, obligándolo a emplear la energía nuclear solo para fines de investigación y pacíficos. Cuando las grandes potencias la usan para su «debida protección». Así, el «Acuerdo final sobre el programa nuclear de la República Islámica», conseguido luego de 21 meses de negociación en Viena, entre Teherán y Occidente, desde el Ministerio de asuntos Exteriores encabezado por Mohamad Javad Zarif -hoy el hombre más popular en su país- comprende, 16 puntos, como un plan de acción y un mecanismo de resolución de disputas.
Destacan las condicionantes, como: no desarrollar o adquirir armas nucleares; limitaciones a todas las actividades relacionadas con el enriquecimiento de uranio; eliminación progresiva de las centrífugas IR-1 (tiene 17 mil de las llamadas de primera generación); no acumular uranio enriquecido; mantener un nivel de enriquecimiento de hasta 3.67%; las reservas de uranio no pasarán de 300 kilos de hexafluoruro de uranio; construcción de un reactor de agua pesada para la investigación nuclear pacífica y producción de radioisótopos con fines médicos e industriales; en los próximos 15 años no habrá reactores adicionales de agua pesada, entre otros puntos (muy técnicos). Todo bajo la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Luego, las sanciones de ambas partes en el acuerdo. Así, la Unión Europea (UE) suprimirá lo económico-financiero relativo al programa nuclear conforma la AIEA; lo mismo la ONU, no obstante podrán «regresar en caso de incumplimiento» por parte de Irán; la UE levantará todas las sanciones relativas a la «no proliferación», ocho años después que la AIEA concluya que todo el material nuclear se usa con fines pacíficos; EUA igualmente suprimirá sanciones sobre adquisiciones relativos a la energía nuclear; EUA las sanciones enumeradas en el acuerdo, verificados por la AIEA; la UE no volverá a imponer las sanciones ya levantadas, no habrá sanciones nuevas por la ONU, EUA tampoco volverá a imponer sanciones suprimidas por el plan de acción o nuevas relacionadas con la energía nuclear. Cualquier señal en contra Irán la tomará como base para incumplir total o parcialmente el compromiso. Irán, país acotado.
Pretextos todos posibles de violar en todo momento, sobre todo tendientes al control nuclear iraní sin poner en jaque el poderío de las potencias nucleares, sexteto incluido. Más, ¿por qué dejar vigentes los peligros reales? ¿Por qué no insistir en que las grandes potencias nucleares desmantelen su armamento y dejen de crear nuevo? ¿No se ve que el gran problema no es solo un país sino los demás que tienen potencial para destruir el planeta tantas veces?
La bomba atómica -desarrollada bajo el principio de Einstein: E=mc2- fue creada por científicos como Oppenheimer, Böhr, Fermi, Lawrence, etc., pagados en el Proyecto Manhattan por EUA, Reino Unido y Canadá, en tiempos de la Segunda Guerra, para finalmente en un acto de cobardía y exterminio -genocidio similar al Holocausto nazi- asesinar civiles japoneses en Hiroshima y Nagashaki, impacto que sirvió también a Harry Truman para encriptar a José Stalin y la URSS, los principales vencedores del nazismo hitleriano y su maquinaria de guerra.
Es decir, que el desarrollo de la energía nuclear surgió y se ha empleado más como expresión de fuerza, de poderío militar que con fines pacíficos. Los ejemplos de accidentes en los reactores nucleares accidentados, junto a la suma del impacto en el medio natural, la vida animal y humana están a la vista. No hay que darle tantas vueltas al asunto. Irán no es una potencia como el sexteto. La exigencia ahora es para ellos. No sea que un arrebato convierta el escenario mundial en un desierto radioactivo. Hay que cuidarle las manos a los EUA, pues ellos son los más peligrosos, ahora que están en plena decadencia en muchos terrenos de la geopolítica global, y se niegan a reconocer la supremacía de los países de la competencia.
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