A finales de 2006 había en el mundo unos 25 millones de desplazados internos, una cifra que es «dos veces el número de refugiados que han cruzado fronteras y son susceptibles de recibir asistencia y protección según la Convención de Refugiados de 1951», según informó ayer el Consejo Noruego para los Refugiados, una agencia humanitaria […]
A finales de 2006 había en el mundo unos 25 millones de desplazados internos, una cifra que es «dos veces el número de refugiados que han cruzado fronteras y son susceptibles de recibir asistencia y protección según la Convención de Refugiados de 1951», según informó ayer el Consejo Noruego para los Refugiados, una agencia humanitaria internacional con sede en Ginebra. El pasado año se produjeron 4 millones de nuevos desplazados.
El número de nuevos desplazados en el mundo por conflictos armados aumentó en cuatro millones durante 2006, un año en el que casi 25 millones de personas se vieron en esa situación extrema, informó ayer el Consejo Noruego para los Refugiados (CNR). «Unos cuatro millones de personas fueron desplazados internos durante 2006, más del doble que en el año anterior», destacó Paul Nesse, representante del CNR, una agencia humanitaria internacional con sede en Ginebra.
En el caso de los desplazados internos son los gobiernos de sus propios países los que tienen que asumir su protección y asistencia, pero se da la paradoja de que, en la mayoría de las ocasiones, son esos mismos gobiernos los que fuerzan los desplazamientos, dijo, por su parte, Jens-Hagen Eschenbacher, también miembro del CNR.
Los países con más desplazados internos, originados por conflictos, son Sudán, Colombia, Irak, Uganda y República Democrática del Congo (RDC), seguidos por Turquía, Birmania e India.
La región de Oriente Medio se vio particularmente afectada por ese incremento en las cifras de los desplazados internos, en particular por el enfrentamiento entre Israel y Hizbulá en el Líbano, así como por el empeoramiento de la situación en Irak, que ya tiene 1,9 millones de desplazados internos. También aumentó el número de víctimas de los conflictos en Colombia, Darfur (Sudán), Sri Lanka y la RDC.
La situación que se vive en Irak es, según los expertos del CNR, uno de los motivos por los que más desplazamientos internos ha habido en Oriente Medio. Mientras libaneses e israelíes pudieron volver a sus hogares tan pronto como hubo un alto el fuego en agosto de 2006, «la crisis iraquí siguen sin controlarse y ha agravado espectacularmente una de las peores situaciones de desplazados internos en el mundo» dicen.
Pero además de los conflictos de Oriente Medio, Nesse se refirió también a los que se producen en otras partes del mundo, como Colombia o la región noroccidental sudanesa de Darfur, que también han dado lugar a un aumento de los desplazados internos.
«La falta de seguridad en algunas partes de Chad y de la RDC, vinculada a la expansión del conflicto de Darfur, ha forzado el desplazamiento de 100.000 personas más entre esos dos países», indica el documento, que subraya mejoras en el sur de Sudán, Nepal y el norte de Uganda.
Eschenbacher señaló que «con la proliferación de los grupos armados en muchos conflictos, la situación de los desplazados civiles no es sólo producto de la guerra, sino una estrategia deliberada utilizada tanto por los grupos rebeldes como por los gobiernos».
También se destaca que las reformas en el sistema humanitario internacional han mejorado las respuestas en varios países a la hora de proporcionar asistencia a las poblaciones afectadas por los conflictos armados, lo que se subraya debe de ser una prioridad, y que los países tienen la obligación de resolver esas situaciones que son de carácter político.
Colombia es el único país de la región en el que la ONU aborda la situación de los refugiados, pues los equipos de la organización multilateral presentes en México, Perú y Guatemala no cuentan con programas específicos en su favor. Así, el CNR señala el caso concreto de México, del que dice que como «las comunidades afectadas no reconocen la legitimidad del estado, ello supone un serio problema para que la ONU se involucre».
También, según la organización, hay dificultades para conocer las cifras exactas de los desplazados y así, «se estima que en Perú habría entre 60.000 y 600.000, y en México de 10.000 a 12.000».
En Guatemala, el Fondo de la ONU para la Población estima los desplazados internos en 242.000, pero algunas organizaciones nacionales lo hacen en un millón de personas, agrega el documento.
Los expertos del CNR califican de preocupante la situación de Centroamérica, donde «está emergiendo la violencia de las bandas callejeras, lo que repercute en que la gente abandona sus hogares huyendo de la extorsión y de la violencia».
«La escala de desplazamientos causados por las bandas en países como Honduras, Guatemala y Nicaragua es desconocida, ni siquiera hay estimaciones», indica el documento. Agrega que la mayor parte de los desplazados de esta región procede de áreas rurales y vive en áreas urbanas de manera irregular, coincidiendo ese tipo de desplazamientos forzados con movimientos migratorios hacia las ciudades, lo que complica los esfuerzos para promover el retorno a sus hogares y la reintegración.
Asimismo se señala que los desplazados internos latinoamericanos «están de manera general mejor organizados que en otros continentes, pero los resultados de sus acciones colectivas son escasos frente a la magnitud de sus problemas».
Los expertos de esta agencia apuntan también a que Latinoamérica es una de las regiones del mundo en que hay concentrada mayor riqueza entre sus elites y hay un mayor número de personas sin propiedades y desposeídos, muchos de ellos indígenas y desplazados.
El Consejo Noruego para los Refugiados señala que la situación de los desplazados civiles «no es sólo producto de la guerra, sino una estrategia deliberada utilizada tanto por los grupos rebeldes como por los gobiernos».
Los desplazados internos tienen que recibir protección de sus propios gobiernos, pero en muchas ocasiones son esos mismos gobiernos los que fuerzan los desplazamientos, según indicaron los representantes del CNR.
Asegura que las reformas en el sistema humanitario internacional han mejorado las respuestas en varios países a la hora de proporcionar asistencia a las poblaciones afectadas por conflictos, lo que «debe ser una prioridad».
El conflicto de Colombia ha causado la segunda mayor crisis de desplazados internos en el mundo después de la de Sudán, con 3,8 millones de personas en esa situación, sobre un total de 4,1 millones en toda Latinoamérica, indicó el Consejo Noruego para los Refugiados (CNR). «Es el país de la región en donde más civiles se ven obligados a dejar sus hogares por el conflicto armado interno», y que en 2006 se incrementaron en más de 200.000.
«Colombia tiene un buen funcionamiento estatal, una amplia sociedad civil, recursos y legislación, sin embargo su Gobierno no proporciona los recursos ni sigue sus propias leyes y sus garantías legales a sus desplazados internos. Si Colombia aplicara la legislación que tiene, mejoraría mucho la situación de los desplazados», indicó Paul Nesse, representante del CNR en Ginebra, en la presentación del informe.
Según datos del Gobierno de Bogotá, el número de nuevos desplazados habría pasado de 169.000 en 2005 a 109.000 en 2006, aunque también reconoce, según el CNR, que sin registrar hay entre un 30% y un 40% de los casos. En la región de Chocó (noroeste), fronteriza con Panamá, «los grupos paramilitares han desplazado a miles de indígenas y a comunidades afrocolombianas para allanar el camino a proyectos como el planeado canal transoceánico, la autopista interamericana o a plantaciones de palma africana», dice el estudio.
Desde la ONG Global Humanitaria alertaron de la situación que se vive en Nariño, donde el enfrentamiento armado entre la Infantería de Marina y la guerrillas de las FRAC, ha causado el desplazamiento de entre 5.000 y 6.000 personas, muchas de las cuáles se han refugiado en el municipio de El Charco, donde permanecen alojadas en albergues temporales.
Los expertos del CNR apuntan también a que Latinoamérica es una de las regiones del mundo en que hay concentrada mayor riqueza entre sus elites y mayor número de personas sin propiedades y desposeídos, muchos de ellos indígenas y desplazados.