En los últimos meses, con motivo de la pésima gestión por parte de la UE de los refugiados de la guerra de Siria, se ha venido hablando sin descanso de geo política o de la situación de los refugiados Sirios. Sobre lo primero y el comportamiento de los Estados Unidos con aquellos países que estaban […]
En los últimos meses, con motivo de la pésima gestión por parte de la UE de los refugiados de la guerra de Siria, se ha venido hablando sin descanso de geo política o de la situación de los refugiados Sirios. Sobre lo primero y el comportamiento de los Estados Unidos con aquellos países que estaban al otro lado del telón de acero en el tercer mundo durante los años 80, ya comenté en otro artículo de opinión con el ejemplo de Siria, país donde el nivel de educación, sanidad y acceso a la vivienda era bastante superior a la media del resto de países árabes antes de iniciarse el conflicto armado.
Quizás en estos momentos, donde tantas personas sirias están sufriendo los problemas de acceso al estatus de refugiado, cabe recordar también, el número de conflictos armados por el mundo cuyos refugiados no están teniendo la repercusión mediática del caso sirio por no estar a las puertas de Europa.
Este mapa nos muestra todos estos conflictos que a mayor o menor escala producen refugiados. Visto esto, podría parecer que los países occidentales, España incluida, no tendrían ninguna responsabilidad en cuanto a la gestión de los mismos. Nada más lejos de la realidad. No solo el ya clásico origen económico, motivado principalmente por el control de las materias primas, los recursos naturales y el acceso a mercados más amplios, también la venta directa o indirecta de armas o simplemente la constitución de mayorías geo políticas para tratados internacionales de libre comercio o de control de cámaras supra gubernamentales como el consejo de seguridad de la ONU, los distintos organismos asociados a esta o tribunales que controlan parcialmente el concepto de justicia universal.
Así pues, no estamos ante un guerra local de oriente medio ligada a un éxodo masivo de población, estamos pues, ante un caso más, de la lucha entre el control político de los pueblos a través de los diversos modos de coacción que ostenta el poder, en organismos con una democracia, como mínimo deficitaria. La geo política va de eso, de control, de poder y de gestión económica de los recursos que emanan del mismo y ahí el estado español debe tener un papel diferente al jugado hasta ahora.
El papel del estado Español a nivel internacional
La foto de las Azores, obligó al eje mediterráneo y al franco alemán de la UE a moverse, al sentirse atacado por la propia retaguardia de su mal llamada unión. Ya había habido un conflicto similar con el tema de los Balcanes, donde las sucesivas intervenciones de la OTAN para soslayar el apoyo de países satélites a Rusia, llevaron a los países del mar Adriático y alrededores a un sinfín de escenarios de guerras, odio y rencor eterno que en la actualidad, se sigue observando con estupefacción en el mundo del deporte como coletazo colateral.
Por el mundo, no solo en Europa, se habían producido también otros conflictos denominados «menores» como el de Malí o la partición de Sudán en «busca del petróleo perdido», Sierra Leona, el Chad o Yemen. También diversos conflictos en Asia y centro América, manipulados por la extrema derecha hacia el tema de la inmigración obviando las razones económicas, geo políticas y sobre todo de implantación de políticas austericidas que dejan casi siempre a los países en manos de las grandes empresas trans nacionales a través de los diversos tratados mal llamados de «rescate».
En todos ellos, España tuvo un papel menor de acompañamiento al país colonial foco o colaborador en el conflicto (Estados Unidos, Francia o Reino Unido principalmente). Con el espíritu de no mojarse, el señor Aznar primero y Rajoy y su equipo después, trataron de esperar atentos las indicaciones del todopoderoso Bush y/o Obama para, con suerte, obtener al final de su mandato una reunión informal con una palmadita en el hombro que certificara el «We did it well» de Clinton en versión socarrona gallega.
Y España se quedó sin personalidad. El estado español, solo conocido internacionalmente por lidiar sus conflictos internos a base de imposición, en doce años del PP se quedó sin sitio para ejercer un papel digno al lado de sus socios europeos y pasó a ser la vedete de Merkel a nivel económico y el mayordomo de Obama a nivel internacional.
El próximo papel internacional si se produce un cambio en el estado y en Euskal Herria
El Estado debe encontrar su lugar de nuevo entre los posibles aliados de un eje internacional social. Este nuevo eje no estará exento de contradicciones históricas ni de dificultades, pero es innegociable su puesta en marcha para poder volver a ocupar un lugar entre la dignidad de las personas, entre los valores europeos exportados en otro tiempo a algunos lugares del mundo por personas de buena fe.
Estados Unidos nunca podrá ser el referente del estado, pues jamás colaborará para que la Unión Europea tenga un papel preponderante a nivel internacional. Su papel es que cuanto menos Unión, mayor control del escenario y menor competencia. Además el eje de los países en desarrollo y los emergentes tendrá que definir cuál va a ser su papel en el desarrollo de Africa, para lo cual, también el estado deberá adoptar algunos posicionamientos conjuntos.
Y Euskal Herria y Catalunya tendrán que opinar y decidir quiénes son sus posibles aliados y si acompañan a las fuerzas del cambio a decisiones políticamente incorrectas ante coyunturas constructivas de un mundo mejor. Estamos ante un año de cambios importantes a nivel internacional. Los equilibrios y las balanzas se pueden ver gravemente afectados y por eso debemos ser firmes ante la posibilidad de volver a funcionar como agentes secundarios. El eje del estado, debe estar siempre en torno al compromiso de desarrollo y de lucha contra la pobreza y contra la privatización global de la economía, independientemente de la repercusión mediática que esto pudiera tener.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.