Algo está cambiando en el régimen de Kim Jong Un. Desde la celebración de los Juegos Olímpicos de invierno en Pyeongchang este mismo año, las dos Coreas han estrechado sus lazos, especialmente en el ámbito cultural. Esta semana varios grupos surcoreanos ofrecieron dos conciertos en Corea del Norte en una cita que algunos artistas definieron […]
Algo está cambiando en el régimen de Kim Jong Un. Desde la celebración de los Juegos Olímpicos de invierno en Pyeongchang este mismo año, las dos Coreas han estrechado sus lazos, especialmente en el ámbito cultural. Esta semana varios grupos surcoreanos ofrecieron dos conciertos en Corea del Norte en una cita que algunos artistas definieron como «conmovedora», aunque no estuvo exenta de polémica. El encuentro estuvo marcado por una de las habituales exigencias del líder norcoreano.
El pasado domingo una delegación de artistas, entre los que encontraban autores o grupos de K-pop, ofrecieron un concierto en Pyonyang al que asistió Kim Jong Un. En el encuentro, el régimen prohibió el acceso a un grupo de periodistas surcoreanos, probablemente en el marco del protocolo habitual de proteger la privacidad del mandatario.
Cuando se les notificó que no podrían asistir al espectáculo, el Gobierno de Corea del Sur presentó una protesta oficial. La respuesta del régimen norcoreano, para sorpresa de todos, fue enviar al general y exjefe de espías Kim Yong-chol al hotel en el que se hospedaba la delegación surcoreana para presentar sus disculpas.
«Fue un error obstaculizar la cobertura gratuita de los medios y su grabación», expresó el oficial, según la agencia de noticias surcoreana Yonhap. «Nuestra obligación es ayudar a los resporteros del lado sur a participar en la cobertura gratuita y su grabación». Y concluyó: «Yo, en representación del Norte, ofrezco una disculpa y ruego comprensión por los errores cometidos».