Durante los días 7 y 8 de septiembre próximo pasado se realizó en Washington un evento de singular importancia que congregó a líderes y pastores de muy variadas confesiones religiosas, así como a laicos de iguales tendencias llegados de casi la totalidad de los países del Continente Americano, al que concurrieron representantes del Banco Interamericano […]
Durante los días 7 y 8 de septiembre próximo pasado se realizó en Washington un evento de singular importancia que congregó a líderes y pastores de muy variadas confesiones religiosas, así como a laicos de iguales tendencias llegados de casi la totalidad de los países del Continente Americano, al que concurrieron representantes del Banco Interamericano de Desarrollo, en donde se examinó el plan de integración comercial regional que propugna el gobierno norteamericano conocido como ALCA, habiendo llagado dicho cónclave a las siguientes conclusiones que estimamos útil divulgarlas, no obstante que allí no fue condenado el tratado por su inviabilidad debido a que atenta de manera flagrante contra la soberanía de los pueblos, al imponer condiciones que les impiden a los países diversificar sus relaciones comerciales con quienes lo consideren conveniente, hace una serie de consideraciones bien importantes que, al menos, para la feligresía que en número apreciable sigue a esas confesiones y credos religiosos variopintos, los pone en alerta acerca de los graves peligros que se ocasionarían de aceptarse una propuesta de integración regional de esa factura «made in usa», donde la hegemonía de la nación más poderosa de la tierra arrasaría con nuestras débiles pero crecientes economías en provecho de las grandes corporaciones transnacionales que históricamente han hecho en nuestro Continente todo cuanto han querido.
Dicha «Reunión Ecuménica Sobre Integración de las Américas: comercio, crecimiento y reducción de la pobreza; políticas públicas, aspectos morales y justicia social» fue el resultado de un acuerdo conjunto para la discusión del tema por parte del Banco Interamericano de Desarrollo y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
El extracto del documento final del evento que se incluye en lo que sigue, lo hemos tomado del portal digital del CELAM:
AGRICULTURA
Los TLC podrían dejar más vulnerables a los pequeños productores de nuestros países. Dada la enorme asimetría entre la economía del agro de los Estados Unidos y la de los pequeños agricultores de nuestros países, agravada por los enormes subsidios recibidos por los agro-negocios en los Estados Unidos, los plazos de desgravación y otras medidas propuestas para reemplazar el sistema actual de bandas de precios, dichos tratados pueden resultar insuficientes. También los programas actuales para sustituir la coca y otros cultivos ilícitos podrían ser afectados por los TLC. Se requiere, por tanto, de una voluminosa agenda de cooperación orientada al desarrollo rural que permita a los productores locales competir en condiciones favorables en plazos proporcionales a las transformaciones que se logren. Por su parte, cada uno de nuestros países tendría que adoptar políticas que permitan a los agricultores y trabajadores rurales producir alimentos para sus pueblos, mantener un ingreso e stable y ser actores de un auténtico desarrollo sostenible.
PROPIEDAD INTELECTUAL
Aunque la protección de la propiedad intelectual es un aspecto fundamental del estado de derecho, las condiciones actuales de la economía internacional favorecen el control monopólico de las grandes empresas transnacionales sobre el conocimiento, con especial repercusión en los campos de la salud y la agricultura. De ahí la urgencia de salvaguardar, en los tratados de libre comercio, el carácter de bien público del conocimiento, y sus posibilidades de creación, diseminación y uso en nuestros países, si se quiere permitir realmente su acceso a la nueva sociedad de conocimiento. Además debe considerarse en particular que los TLC permitirían patentar semillas y seres vivos, así como la proliferación de productos transgénicos, además de la ampliación del período actual del monopolio que las empresas farmacéuticas tienen para la venta de medicamentos. Estas medidas pueden poner en peligro la biodiversidad, el acceso de los productores agrícolas a recursos que son necesarios y la p osibilidad de que los pobres adquieran medicinas a bajo precio.
CUESTIONES LABORALES
Los TLC deberían ofrecer una oportunidad para fortalecer la protección de los trabajadores y trabajadoras. Pero en ausencia de compromisos vinculantes para respetar sus derechos, la mayoría de los (las) trabajadores (as) pobres o sin organizaciones que les defiendan, no podrían gozar de los beneficios potenciales de un aumento en el comercio. Hay que tener en cuenta, además, el peligro de un aumento de la explotación de amplios sectores de trabajadores -en especial de las mujeres- en los ámbitos del comercio informal y las maquiladoras. También se debe considerar la posible pérdida del empleo rural y la migración resultante hacia las ciudades o fuera de la región, debido a la falta de suficientes salvaguardas para proteger a los agricultores pequeños y medianos.(1)
MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS DE LAS COMUNIDADES
Un aumento en el intercambio comercial podría significar un mayor consumo irresponsable de productos nocivos a la salud, inútiles para la vida, depredadores del medio ambiente y generadores de desechos de todo tipo . Sin protecciones adecuadas vinculantes para el medio ambiente, los TLC no van a estar a la altura de contribuir realmente al uso racional de recursos tales como el agua, el aire, la tierra y los bosques, especialmente por la importancia que los ecosistemas y la biodiversidad tienen para muchos de nuestros países. Nos preocupa de manera particular la vida de las personas y grupos humanos más vulnerables, como son las comunidades indígenas; en este caso, es necesario defender sus derechos fundamentales, como el derecho a su identidad cultural, tan fuertemente marcada por los valores espirituales como el respeto a la vida en todas sus formas.
PARTICIPACION CIUDADANA
Los Tratados de Libre Comercio que están en proceso de negociación ofrecen una oportunidad única a los pueblos de la región para expresar y fortalecer una efectiva participación ciudadana que podría garantizar una mayor seguridad para todos. Pedimos que no se firme un TLC mientras no se llegue a un acuerdo satisfactorio y equitativo entre las partes QUE SEA compatible con la vigencia plena de los derechos humanos. Las negociaciones sobre el TLC deben permitir un proceso participativo e inclusivo de diálogo regional y en cada país, de acuerdo a su propia realidad. sugerimos que en los países donde tales acuerdos ya fueron ratificados, se abra paso a una auténtica vigilancia ciudadana a fin de controlar su implementación, denunciar los efectos negativos y proponer medidas en favor de las mayorías. De esta manera los sectores potencialmente afectados podrían presentar sus propuestas y que éstas se tengan en cuenta. En este proceso es necesario hablar con la verdad: «conocerán la verdad y la verdad les hará libres» (Jn, 8,32).
INTEGRACION DE LOS PUEBLOS DE AMERICA
En este proceso deben ser reforzados los mecanismos de integración regional y subregional que ya están en curso, que van más allá de los aspectos puramente comerciales. Necesitamos una integración que incorpore las dimensiones culturales, sociales, políticas, éticas en las relaciones equitativas entre los pueblos y que tenga siempre conciencia de sus vinculaciones históricas profundas.
UNA AGENDA INTEGRAL
En términos mas amplios, cualquier tratado de comercio debería formar parte de una agenda de desarrollo humano integral que se sustente en los recursos financieros suficientes que permitan a los países de la región no sólo invertir en su capacidad comercial sino también y muy especialmente en un desarrollo humano integral.
EL INDICADOR MORAL…
El indicador moral de los acuerdos debería ser el cómo se logra un efecto positivo en la vida y dignidad de las familias y de los trabajadores pobres y vulnerables, cuya voz dentro de esta discusión debería recibir una atención especial.
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(1) Nota de IOR: Como ejemplo patético de los efectos del TLC, lo tenemos en México, que de gran productor de maíz, uno de sus ancestrales y más importantes recursos alimentarios, luego de casi diez años de vigencia de un tratado similar suscrito entre ese país, Estados Unidos y Canadá, ha pasado a ser importador de ese rubro alimenticio, trayendo consigo que los campesinos por oleadas han tenido que abandonar los campos mexicanos e ir a vivir en tugurios y rancherías hacia las áreas urbanas, generando con ello graves problemas sociales irresolubles.