El régimen de la presidenta filipina Gloria Macapagal Arroyo arremetió hoy contra líderes de izquierda y cerró un diario opositor, al profundizar sus medidas represivas tras la imposición del estado de emergencia -el viernes- para sofocar un presunto complot golpista en su contra. La policía arrestó en su domicilio al parlamentario opositor Crispín Beltrán, líder […]
El régimen de la presidenta filipina Gloria Macapagal Arroyo arremetió hoy contra líderes de izquierda y cerró un diario opositor, al profundizar sus medidas represivas tras la imposición del estado de emergencia -el viernes- para sofocar un presunto complot golpista en su contra.
La policía arrestó en su domicilio al parlamentario opositor Crispín Beltrán, líder de la coalición de izquierda Bayan Muna (la Nación Primero), bajo la acusación de «sedición», mientras otros cuatro diputados de ese partido suspendieron una conferencia de prensa ante el temor de ser detenidos.
Otro de los aprehendidos, en un clima de creciente tensión, fue el general retirado Ramón Montano, ex responsable de la seguridad en Manila en los años 80, quien en la víspera pidió la renuncia de la presidenta en una entrevista por televisión.
Beltrán y Montano «forman parte de un complot con miras a una rebelión», aseguró al confirmar ambas detenciones el director de la policía, Arturo Lomibao, al cumplirse hoy el 20 aniversario de la caída del dictador Ferdinand Marcos como consecuencia de una revuelta popular ocurrida el 25 de febrero de 1986.
Las autoridades también cerraron en horas de la madrugada el diario Daily Tribune, conocido por su oposición a Macapagal Arroyo, a cuya redacción ingresaron por la fuerza 15 policías que decomisaron la edición del sábado. Los agentes sellaron después las oficinas e impidieron el ingreso de los empleados.
Además, grupos de uniformados fueron apostados en las oficinas de otros dos periódicos, a la par que responsables de emisoras de radio y televisión recibieron advertencias desde el viernes por la noche de que se abstengan de emitir mensajes que pudieran «ayudar o respaldar» a los opositores políticos.
Tras los primeros arrestos del viernes, este sábado se habrían entregado unos 12 tenientes del ejército y la fuerza aérea a sus comandantes, lo que confirmaría la intentona, en tanto la policía buscaba a unos 200 «sospechosos» más.
Uno de los principales acusados de la intentona es el general de brigada Danilo Lim, ya bajo arresto desde ayer.
El ex jefe de Estado Fidel Ramos, quien fue figura clave en el levantamiento de 1986, lamentó que la declaración del estado de emergencia por el régimen de Macapagal Arroyo pueda convertirse en «el comienzo de la reducción de la democracia» en el país.
«Es una medida excesiva. Estuve sorprendido de que una orden semejante sea para toda la nación. Tal vez para Manila hubiera sido suficiente», añadió. No obstante, expresó su esperanza en que la mandataria «pueda revisar de inmediato la situación», pues, dijo, lo que hoy ocurre se asemeja a las prácticas del ex dictador Marcos.
Las duras críticas de la oposición también provienen de la ex presidenta Corazón Aquino, quien ha pedido la renuncia de la gobernante. Pero la comunidad internacional ha guardado silencio, a excepción de España, que dio su apoyo al gobierno filipino.
Manila insiste en que hubo «participación directa» en la intentona de miembros de la oposición, comunistas y «aventureros militares».