El 21-10-2005 con motivo de la cumbre Iberoamericana en Salamanca, escribí para Rebelión un artículo que tuvo más resonancia de la que esperaba, dado que lo encontré luego en varios sitios Web. En él hablaba de que la avalancha de inmigrantes que estaba recibiendo España era un reflujo histórico de sus aventuras de descubrimiento de […]
El 21-10-2005 con motivo de la cumbre Iberoamericana en Salamanca, escribí para Rebelión un artículo que tuvo más resonancia de la que esperaba, dado que lo encontré luego en varios sitios Web. En él hablaba de que la avalancha de inmigrantes que estaba recibiendo España era un reflujo histórico de sus aventuras de descubrimiento de las Américas y posterior emigración.
Decía utilizando el conocido título del escritor uruguayo Galeano, que «las venas abiertas de América Latina» podrían perfectamente ser vehículo de una segunda cruzada, esta vez una de humanidad que llevando salud, educación y ayuda para la soberanía alimentaria, cicatrizara aquellas heridas que dejaron abierta la primera y poco afortunada incursión.
Escribí eso porque en aquella oportunidad, leyendo los acuerdos apoyados por España a que se había llegado, vi como si la tuviera ante mis ojos, una ola de solidaridad que se abría camino incontenible en Iberoamérica desbordando hacia el mundo.
No puedo afirmar que participación tenga España en todo esto, ojala que mucha, pero sé que Cuba y Venezuela ya han llevado la misión «Milagro», que recupera gratuitamente la visión para personas de bajos recursos que no pueden costeársela, a veinticinco países. En menos de año y medio han operado a más de doscientos mil pacientes. Ambos gobiernos se han comprometido a formar cien mil médicos y operar seis millones de personas en diez años, solo en este rubro.
En Venezuela se inaugura en estos días una universidad Iberoamericana para los deportes y está en construcción otra para medicina, en que participarán como en Cuba, estudiantes y deportistas de limitados recursos de todo el mundo, que de otro modo no podrían acceder a tal educación.
De Venezuela y Cuba están saliendo para distintas partes del mundo que lo solicitan, personal capacitado para facilitar el aprendizaje del método de alfabetización «Yo si puedo». Luego de que en Venezuela en año y medio se alfabetizaron con ese método millón y medio de personas, que en gran mayoría han pasado al siguiente nivel de educación. Habiendo sido declarada libre de analfabetismo por la UNESCO.
En la última reunión de los presidentes Chávez, Kirchner y Da Silva en Brasil, se acordó dar asistencia conjunta a Bolivia para ayudarla a salir de la situación crítica de pobreza en que se encuentra. Y una vez más, tanto Cuba como Venezuela ya están allá cumpliendo con su compromiso humanitario, además de ayudar con las inundaciones que produjeron miles de damnificados.
Soy conciente de que en estos momentos nuestro querido mundo parece ser un escenario bastante caótico. De que fruto de las últimas décadas la gran mayoría de nosotros hemos sido fácil presa del escepticismo. Sin embargo no puedo dejar de contemplar maravillado el nacimiento de esta hermosa flor en medio del yerto desierto de desesperanza.
Pese a no estar presente, no puedo dejar de ver el brillo en las miradas y la cálida esperanza en los corazones de quienes tal vez por primera vez, sean escuchados en su silencioso abandono, en su desesperado grito y tratados como seres humanos.
No puedo dejar de sentir que finalmente lo humano trascendió el reino de la imaginación y los sueños, para nacer al mundo de la carne, sangre y huesos, de las simples penas y alegrías de cada día, para reconfortarlas, para que sepan que cada lágrima será enjugada.
Cuando escribo todo esto viene a mi recuerdo ese mito o alegoría utilizada en la mayoría de las religiones, sobre los niños elegidos que vienen a traer dones al mundo y a heredar su reino. Los reyes terrenales o temporales viendo en peligro su reinado y el de sus herederos, mandan a matar todos los niños nacidos en esa época.
Pero los elegidos ven siempre allanados sus caminos por los designios de los dioses. ¿No es un modo hermoso de ilustrar el alumbramiento de una nueva calidad de vida en los corazones humanos? ¿No es una forma maravillosa de decirnos que un nuevo brote de la raíz y tronco humano, que se hunde en las profundidades insondables de los tiempos, no por tierno es menos invencible?
Junto a este tierno brote que se abre alegremente camino hacia la superficie, hacia la endurecida conciencia, casi puedo ver la densa y penumbral atmósfera que hasta hoy hemos respirado, acorralada ante la mirada fija de todos y sin posible escondite, replegarse avergonzada sobre si misma para irse y ya no volver.
Y no me cabe duda que este brote de humana solidaridad crecerá fuerte y sano. De hecho ya el mundo ha cambiado, aunque tal vez estemos enfocados en la dirección equivocada, y aún mirando no veamos lo evidente. Tal vez por estar hipnotizados con lo que muere no logramos ver lo que nace. Imaginen solamente una educación universalizada en que jóvenes de todas partes acuden a estudiar y confraternizar con todas las razas y culturas.
Piensen por un momento que una parte de la humanidad esté dedicada a capacitarse para llevar todo tipo de ayuda oportunamente allá donde sea necesaria. Traten de visualizar que diferente educación recibiríamos, y qué diferente imagen del ser humano y su función en el mundo y hasta en el universo, nos haríamos.
Cuando veo lo que en tan corto tiempo ha sido posible, cuando noto con que pequeño giro de la voluntad se puede cambiar de un solo plumazo todo un pasado sufriente, frustrante, me doy cuenta que ya estábamos hartos de discursos y promesas incumplidas. Lo que nos hacía falta eran alternativas concretas y posibles.
Y llegó la hora de los hechos, de la realización. Llegó el momento de lo sustancial, de lo palpable. Llegó la esperada primavera del alma y ya está ante la mirada de quien quiera verla. ¿Creen uds. que aún puedan convencernos con discursos de que no sabemos lo que es bueno para nosotros y necesitamos quien nos lo diga?
¿Creen que aún siga teniendo vigencia el discurso de que no hay suficiente para todos y que están haciendo lo mejor que pueden? ¿O tal vez la culpa es de la herencia genética, la lucha por la supervivencia del más fuerte, los superiores y los inferiores, los proscriptos sociales que nacieron así por voluntad divina o malditos porque no conocen al Dios de turno?
A mi me parece que el mundo lo hacemos a imagen y semejanza nuestra y que no hay excusa válida para justificar lo injustificable; la pobreza interna resultante del temor a la vida, que la convierte en acumulación de pertrechos para el temido futuro y en defensa de aquellos que en consecuencia no disponen de lo necesario.
Cuando la visión de este posible y ya en marcha futuro se abre ante nuestro corazón y mirada, cuando lo sentimos tan cerca como al alcance de la mano, ya no hay modo de contener la fuerza de la vida que pese a los destemplados gritos para asustarnos y retenernos en el viejo sueño o pesadilla, se abre paso camino del futuro elegido.
Estamos despertando de un largo y oscuro letargo invernal. Ya la tibieza del nuevo sol que amanece se deja sentir cual entusiasmo y confianza de que un nuevo mundo es posible, en las primeras oleadas o punta de lanza de la humanidad.
Tal vez a muchos nos parezca un sueño hermoso pero difícil, y en el mejor de los casos lejano. Tal vez para nuestros hijos o nietos, pero para nosotros… Y aunque fuera así, ¿no valdría la pena darle un motivo digno a la vida en lugar de verla apagarse en el sinsentido?
Pero no es así. Ya hace rato que Einstein nos dejó matemáticamente demostrada la relatividad del tiempo, espacio, materia y energía. Cuando el entusiasmo es quien motoriza el camino se hace corto. Cuando la felicidad es compañera el tiempo pasa volando. Cuando el futuro se oscurece y la vida se convierte en una obligación su peso se hace difícilmente sobrellevable.
De ti, de mi, de nuestra decisión depende cuan lejano o cercano esté ese futuro. La decisión y el primer paso son aquí y ahora. Relatividad, significa que toda fuerza es reversible, que la desesperanza paralizante es repolarizable en entusiasmo incontenible. Lo que se experimentaba como una montaña inaccesible o inamovible, al calor de la fe puede convertirse en estimulante reto para nuestras fuerzas y capacidades creativas, transformadoras.
Relatividad es sino hermana, al menos familia de probabilidad. Probabilidad significa que no hay ningún futuro escrito, ningún futuro que temer. Ese futuro será únicamente resultado de la elección que hagamos tú y yo hoy, de los hechos con que la ratifiquemos. Mañana puede ser una amplia avenida de encuentro o un estrecho callejón de soledades. Eso lo decidimos tu y yo aquí. Si tememos darnos la mano ahora, seguramente será el temor quien nos aceche luego.
Yo no se uds., pero yo renuncio a mi atmósfera de escepticismo, me bajo de mi nube de observador abstracto, renuncio a mi sensación de lejanía, de estar expatriado en un mundo ajeno e inhóspito.
Yo acepto la invitación para volver a la calidez y la cercanía de la vida, permitiendo que mi soledad se disuelva en un afectuoso abrazo de reencuentro con la humanidad. Yo acepto que la pasión por la vida circule por mi aletargado cuerpo otra vez y me sumo a cantar y bailar el colorido y alegre carnaval que hoy recorre el mundo.
¡Estoy loco por ti América!