«Quien escucha lo que dicen y muestran los candidatos en la televisión, tiene que cerrar los ojos y preguntarse: ¿En que país vive esta gente». La pregunta que formula el teólogo Leonardo Boff para el Brasil, perfectamente puede aplicarse para Ecuador que ha entrado en la fase decisiva del proceso electoral en el que se […]
«Quien escucha lo que dicen y muestran los candidatos en la televisión, tiene que cerrar los ojos y preguntarse: ¿En que país vive esta gente». La pregunta que formula el teólogo Leonardo Boff para el Brasil, perfectamente puede aplicarse para Ecuador que ha entrado en la fase decisiva del proceso electoral en el que se elegirá, el próximo 15 de octubre, presidente y vicepresidente de la República, 100 diputados para el Congreso Nacional, consejeros, concejales y parlamentarios andinos.
Las maquinarias electorales de los distintos partidos y movimientos políticos afinan sus estrategias -más de marketing que de comunicación- para tratar de ganar las preferencias de los 9 millones 165 mil 125 ecuatorianos y ecuatorianas que constan en el padrón electoral, además de los residentes en el exterior que votan por primera vez.
El Tribunal Supremo Electoral ha calificado a once binomios para la Presidencia y Vicepresidencia y rechazado la inscripción de seis pertenecientes a movimientos independientes, principalmente por no reunir algunos requisitos exigidos por la Ley de Elecciones como la de presentar un número de firmas equivalente al uno por ciento del padrón electoral.
Indiferencia ciudadana
La campaña electoral ciertamente no logra despertar el entusiasmo de la gente de la calle que ve con indiferencia y hasta desconfianza a la mayoría de representantes de los partidos políticos que nuevamente vuelven a la carga con muchas promesas pero que en 27 años de vigencia de régimen democrático se han mostrado incapaces de aportar soluciones a los gravísimos problemas del país como la pobreza que afecta al 67 por ciento de la población, el desempleo que bordea el 10.2 %, el subempleo que se sitúa en el 47,8% , sin dejar de mencionar que poco o nada han hecho para enfrentar la calamitosa situación de la educación, la salud, la vivienda o la seguridad ciudadana, o por adoptar una posición soberana respecto al manejo de los recursos naturales, la deuda externa, la inequidad, etc. Esta apatía hacia el proceso electoral se refleja en algunas encuestas que indican que, a 50 días de las elecciones, un 56,1 por ciento de personas todavía no se ha decidido por quien votar. (/Diario Expreso/ 27-08-2006, p. 6)
Particularmente, el blanco de la crítica ciudadana se concentra en el Congreso, controlado por los partidos tradicionales como la Izquierda Democrática (socialdemócrata), el Partido Social Cristiano y otros, cuyos niveles de credibilidad apenas llegan al 4 por ciento en comparación con otras instituciones como la iglesia, los medios de comunicación, las fuerzas armadas, las universidades y los municipios. (1) La gente desaprueba casi en forma unánime el hecho de que un 60 por ciento de los actuales legisladores -de pobre desempeño- pretenda reelegirse y tampoco ve con buenos ojos que algunos partidos hayan puesto en sus listas de candidatos a personajes de la farándula, presentadores de televisión, deportistas, artistas, guardaespaldas, etc. que no reúnen las condiciones y los requisitos para efectuar un trabajo legislativo y de fiscalización mínimamente aceptable. Frente a este panorama, algunos sectores plantean la anulación del voto sobre todo para el caso de los diputados.
Los candidatos
Con excepción de León Roldós (del movimiento Red Etica y Democracia) que participan por segunda ocasión, y del magnate bananero Alvaro Noboa, que interviene por tercera ocasión, el resto de candidatos presidenciales se presenta por primera vez a esta lid, aunque ciertamente, en su mayoría, no se trate de personas desconocidas del ámbito político, académico o social. Ellos son Cynthia Viteri (por el Partido Social Cristiano, de derecha), Rafael Correa (de la Alianza Patria Altiva y Solidaria, PAIS), de izquierda nacionalista), Marco Proaño Maya (del Movimiento de Reivindicación Democrática, apoyado por el movimiento de la tercera edad), Fernando Rosero (del Partido Roldosista Ecuatoriano, liderado por ex Presidente Abdala Bucaram, prófugo en Panamá), Carlos Sagñay (del Partido Integración Nacional Alfarista), Gilmar Gutiérrez (del Partido Sociedad Patriótica, hermano del ex presidente Lucio Gutiérrez), Luis Macas (del movimiento Pachakutik), Jaime Damerval (Concentración de Fuerzas Populares) y Luis Villacís (del Movimiento Popular Democrático, de izquierda, cuya base social se ubica principalmente en los profesores de la enseñanza pública).
En las últimas semanas se han publicado varias encuestas que ubican como favoritos a León Roldós (que encabeza las encuestas), Alvaro Noboa, Rafael Correa y Cynthia Viteri. Menores o escasas posibilidades les otorgan al resto de candidatos.
Roldós fue electo vicepresidente de la República por el Congreso, cuando su hermano Jaime, Presidente del Ecuador (1979-1981), pereció en un accidente de aviación todavía no esclarecido. Luego de pasar por el Partido Socialista, formó su propio movimiento político y enfiló hacia un acercamiento con sectores empresariales, financieros y políticos en función de alcanzar el poder. En esta línea pragmática, estableció una alianza con la Izquierda Democrática, de tendencia socialdemócrata, a la que pertenece su candidato a la Vicepresidencia, Ramiro González. En términos generales, Roldós plantea el pago de la deuda externa (aunque no su incremento), negociar el TLC con Estados Unidos aunque señalando que la última decisión la «tomará el pueblo», crecimiento del PIB en un 6% anual, combate a la corrupción, la construcción de 200.000 viviendas. De la lectura de su programa y el carácter de las fuerzas que lo apoyan, se desprende que no habrá reformas fundamentales, pues no cuestiona el modelo neoliberal ni la relación con los organismos financieros internacionales. En este sentido, un gobierno de Roldós garantiza a las elites dominantes el mantenimiento del /statu quo. /
La candidata Cynthia Viteri, una abogada guayaquileña de 40 años se presenta como la cara amable del Partido Social Cristiano, agrupación controlada por el cacique autoritario León Febres Cordero, quien fue Presidente del país en el período 1984-1988. Durante su gobierno, se cometieron las peores violaciones a los derechos humanos que el Ecuador haya conocido en el último cuarto de siglo. Dados estos antecedentes, Cynthia Viteri pretende proyectar una imagen de independencia en relación a LFC, señalando que las decisiones las tomará ella, en caso de llegar a la Presidencia. Viteri encarna el discurso del orden, la estabilidad y la paz «para atraer la inversión extranjera y generar fuentes de trabajo».
El multimillonario bananero Alvaro Noboa, es dueño o accionista de 120 empresas ubicadas en Ecuador, Europa, Japón, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Argentina. Es considerado como uno de los hombres más ricos del país y de América Latina. Con una abultada chequera, pretende «comprar la Presidencia». Pero para ello necesita de votos, y los votos, según su criterio, se los gana mediante la filantropía y las dádivas. A través de la Fundación Cruzada Nueva Humanidad, que dirige su esposa Anabela Azin, actualmente candidata a diputada, Noboa presta atención médica y reparte medicinas en las zonas pobres del campo y la ciudad, donde, además, reparte sillas de ruedas, computadoras, prótesis ortopédicas, balones de fútbol. Sus publicistas siempre están atentos para filmarlo y difundir las imágenes de Noboa repartiendo cosas a los pobres, pero lo que no muestran es el empleo del trabajo infantil en sus haciendas bananeras y la prohibición absoluta de sindicalización a los trabajadores de sus empresas.
El candidato Rafael Correa no proviene de los ámbitos políticos sino académicos: fue decano de la Facultad de Economía de la Universidad privada San Francisco de Quito y analista económico destacado por sus posturas anti-neoliberales y nacionalistas. Luego de la revuelta ciudadana de abril del 2005, que dio al traste con el gobierno de Lucio Gutiérrez, fue designado por el nuevo presidente Alfredo Palacio como Ministro de Finanzas, cargo en el que duró apenas tres meses, manteniendo una política de cuestionamiento al Banco Mundial y al FMI y de priorización del gasto social. Unas encuestas lo sitúan en el tercer lugar y otras en el cuarto de las preferencias electorales. Su movimiento no lanzó candidatos a diputados y plantea que de ganar la Presidencia, uno de sus primeros decretos será la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para cambiar el país.
Para concluir esta síntesis electoral, unas palabras sobre Luis Macas. Fundador y actualmente presidente de la CONAIE, Macas ha sido parlamentario y ministro de Agricultura por seis meses en el gobierno de Lucio Gutiérrez. Por primera vez, el movimiento que lo auspicia, el Movimiento Pachakutik va a las elecciones sin alianzas, luego de la frustrante experiencia del 2002 en la que apoyó a Gutiérrez. Con escasos recursos económicos, sin que las encuestas le den mayores posibilidades, y disputando el mismo electorado de izquierda y progresista con otros candidatos como Correa y Villacís, la candidatura de Macas constituye una prueba de fuego para el movimiento indígena que este año se reactivó encabezando las luchas exitosas contra la firma del TLC con Estados Unidos y por la caducidad del contrato con la empresa petrolera estadounidense OXY.
(1) Sondeo de CEDATOS/Gallup Internacional 8-08-2006
(La versión completa de este artículo se publicará en la revista América Latina en Movimiento Nº 411 que entrará en circulación el próximo 31 de agosto).