Hace unas semanas estuve revisando ediciones anteriores del periódico nicaragüense El Nuevo Diario en la búsqueda de las declaraciones de los líderes de la Alianza MRS luego de una de sus reuniones con representantes del Departamento de Estado del régimen de George W. Bush. De repente, me asusté al ver lo que parecía ser una […]
Hace unas semanas estuve revisando ediciones anteriores del periódico nicaragüense El Nuevo Diario en la búsqueda de las declaraciones de los líderes de la Alianza MRS luego de una de sus reuniones con representantes del Departamento de Estado del régimen de George W. Bush. De repente, me asusté al ver lo que parecía ser una foto de Margaret Beckett, persona clave del gobierno de Tony Blair. Y… ¿qué andaba haciendo Margaret Beckett en Managua? Pero me equivoqué. No era Margaret Beckett. Al leer la leyenda de la foto, me di cuenta de que se trataba de Mónica Baltodano.
Las carreras de estas dos mujeres presentan más coincidencias que diferencias. Hay una lógica de clase que dirige las trayectorias de estas dos personas talentosas que trasciende las fronteras geográficas, de cultura y de idioma. Porque a pesar de la clara diferencia en su estatus actual – Beckett encarna el poder imperialista como Canciller del Reino Unido, mientras que Baltodano actúa al margen del poder político en Nicaragua – las similitudes en su desarrollo político son muy relevantes. Así como también la tendencia de las dos de adelantar argumentos que ignoran hechos inconvenientes.
Beckett y New Labour
La comparación no es en balde. Beckett ha sido la beneficiaria de la transformación del laborismo británico dominado por sus lazos con el movimiento sindical, al «New Labour» – un movimiento de centro que se identifica fuertemente con las políticas de los Estados Unidos. Políticas plurales, porque «New Labour» promueve no sólo la política exterior del imperio estadounidense (que de todas maneras fue una característica del viejo laborismo) sino también sus políticas de «mercado libre» que significan intervenciones gubernamentales decididas a favor de las corporaciones transnacionales y la empresa privada en general. Tony Blair ha proyectado a Margaret Beckett como la cara confiable de la época de Harold Wilson y James Callaghan, cuando el laborismo britanico marchaba mucho mas de cerca con los sindicatos.
Empero, Margaret Beckett ya no convence a sus antiguos camaradas del movimiento sindical porque su actuación ha sido demasiado conformista con los preceptos autoritarios e imperialistas del «New Labour». Si uno analiza sus votaciones en el parlamento británico, puede observar que, votación tras votación, Margaret Beckett ha apoyado las medidas mas represivas y agresivas; votó para extender a 90 dias sin presentación de cargos el período de detención de personas acusadas de terrorismo; votó por la invasión a Iraq, y votó en contra de todas las enmiendas propuestas para mitigar los efectos de esa agresión criminal. Es decir, se ha alejado mucho de los tiempos en que servía como secretaria personal de Judith Hart, considerada como una de las ministras más radicales del gobierno de Harold Wilson en 1974.
Después de la caída del poder del laborismo británico en 1979, Beckett trabajaba en la investigación periodística con Granada, una empresa prestigiosa de la televisión independiente británica. Después volvió a la política sufriendo la larga y amarga experiencia de estar en la oposición por más de una década. A lo largo de los ochenta y durante los primeros años de los noventa, vivió las feroces batallas por el alma del socialismo en su partido emergiendo al final al lado de Tony Blair. De hecho, ha servido en todos los rangos importantes del sistema de poder político del Reino Unido sin jamás recibir suficiente apoyo para llegar a ser Primera Ministra.
Sin embargo es una persona que se considera como la mujer más exitosa en la vida política del Reino Unido después de Margaret Thatcher. Por supuesto, se trata de una persona capaz, ambiciosa, dura y necesariamente oportunista. Últimamente ha venido insistiendo, como papagayo de Tony Blair, en que no existe conexión alguna entre los atentados terroristas en Londres y las políticas sobre Iraq y Palestina del gobierno británico. El Observer del 13 de agosto la citó, con toda la razón, pero en sentido contrario al que ella propusiera, «Debemos culpar a quienes lo merecen, a las personas que por puro gusto quieren acabar con las vidas de la gente inocente.»
De Margaret a Mónica
Cuando se hace la comparación entre la trayectoria de Beckett y la de Baltodano, surgen varias semejanzas. Las dos han sido personas radicales que han ocupado altos cargos en gobiernos de izquierda antes de sufrir una derrota electoral devastadora que dio lugar a un largo periodo de gobiernos de la derecha. Durante su periodo de oposición Baltodano se acomodó en un puesto gerencial, al igual que Beckett – en el caso de Baltodano como dirigente de una ONG. También ha vivido los conflictos internos de su movimiento de izquierda y ha terminado optando por apoyar una fuerza política de centro. Como observó recientemente Dora Maria Tellez: «En la alianza MRS hay personas independientes, de centro, sin partido, otras que vienen del sandinismo, hay liberales, socialcristianos, conservadores y de la Resistencia (nicaragüense), de manera que la alianza es de centro».(1)
En la nota publicada por Rebelión el 12 de septiembre, Baltodano ofrece un análisis muy sesgado a favor del MRS en relación con los hechos políticos internos del FSLN durante los últimos quince años. En resumen ella manifiesta fundamentalmente tres cosas: que le cae mal Daniel Ortega; que ella luchó por sus ideas dentro del FSLN sin lograr hacerlas prevalecer, y finalmente, que ella y otra gente decidieron formar otro movimiento. Esa nota en Rebelión es como mínimo la tercera vez que aparece este mismo relato de Mónica Baltodano en ese medio. Ya es bien conocido por las personas que se interesan en estos temas. Por otra parte, quizá no es tan conocido el hecho de que Baltodano fue bloqueada en 2000 al tratar de lograr una diputación como candidata del FSLN. Aparentemente, ese fue el hecho decisivo que forzó su ruptura con ese movimiento político.
Lo que impacta es la semejanza entre el desarrollo de las posiciones políticas de Mónica Baltodano y el desarrollo de las posiciones políticas de Margaret Beckett. Baltodano apoya un movimiento en el cual los candidatos apoyan el tratado de libre comercio centroamericano, CAFTA; en junio, el entonces candidato presidencial de ese movimiento acordó un pacto de apoyo con los partidos derechistas libre-mercadistas en el caso de hubiera una segunda vuelta en las elecciones presidenciales de noviembre; sus lideres se han entendido con representantes del Departamento de Estado del régimen de los Estados Unidos e incluso con Sra Jean Kirkpatrick, compinche ideológica de Augusto Pinochet; hasta aceptaron financiamiento para sus actividades electorales del International Republican Institute (en el cual Kirkpatrick ocupa un cargo en la directiva) y también están claramente comprometidos a aceptar las políticas en pro de las empresas transnacionales, del Plan Puebla Panamá, y del Banco Inter-Americano de Desarrollo para cuyo organismo su candidato presidencial actual laboró fielmente a alto nivel durante diez años. Sin embargo, Mónica Baltodano aún habla de ese movimiento político como si representara una nueva opción de izquierda para Nicaragua.
Quizás el tema en el que ella tiende a confundir más a las personas es en lo del tratado CAFTA. Baltodano ha lanzado alegaciones insostenibles sugiriendo que el FSLN apoya ese tratado. De hecho, son la Alianza MRS, su movimiento político y su candidato presidencial, quienes se han comprometido a implementar el CAFTA tal como está. En cambio el FSLN propone renegociarlo. Cuando se hizo la votación sobre el tratado en la legislatura en 2005, cada uno de los 37 diputados del FSLN votó en contra de su aprobación. En cambio, durante los días antes de la votación, los líderes del MRS mantuvieron silencio. La experiencia de un escritor interesado en el asunto fue que Baltodano jamás devolvió llamadas; cuando se le preguntó sobre el tema a Víctor Tirado, éste no asistió a la cita programado para una entrevista; Herty Lewites rehusó discutir el tema por teléfono y Dora Maria Tellez no tuvo tiempo para hablar. En cambio la diputada sandinista Alba Palacios del FSLN concedió una entrevista detallada por teléfono de casi una hora para explicar el rechazo del tratado por parte del FSLN.
El legado de Herty Lewites
Sostener políticamente la enigma del gato de Schrödinger (3) es una tarea de magos – en eso Herty Lewites fue maestro. El era mucho más astuto que sus herederos políticos en la siembra de la confusión, el cuido y cultivo de las ambivalencias y en el lanzamiento de declaraciones inspirativas-abstractas. Si hubiese algún político en la región centroamericana capaz de llevar a cabo un proyecto político parecido al de Tony Blair y «New Labour», ese político sin duda hubiese sido Herty Lewites. Ese hecho ejerce sus efectos en la gente que quieren seguir impulsando lo que queda del proyecto político de Lewites luego de su lamentable fallecimiento en julio de este año.
Algo que no ha cambiado es que los líderes del MRS siguen proponiendo a Mónica Baltodano cuando quieren impresionar a la izquierda internacional. En Nicaragua lanzan al cantautor Carlos Mejía Godoy como la cara populista de su movimiento. Detrás de esas proyecciones, Edmundo Jarquin, de hecho el candidato preferido del Banco Inter-Americano de Desarrollo, junto con colegas como Luis Carrión y Víctor Tirado y otras personas destacadas de la Alianza MRS, laboran para amoldar su movimiento al esquema del imperialismo norteamericano y del europeo. Es un proyecto importante en la vida política más no únicamente de Nicaragua sino de toda la región centroamericana porque representa la lógica de cada proyecto de ese tipo, o sea, la negación de sus orígenes. El éxito de ese proyecto sepultaría la herencia anti-imperialista del siglo pasado.
El problema electoral insuperable para la Alianza MRS es que Nicaragua no es el Reino Unido. Un proyecto tipo «New Labour» funciona electoralmente en un país rico y tecnológicamente desarrollado -uno resiste la tentación de decir un país virtual- pero no en uno de los países más arruinados del mundo, como lo es Nicaragua. La Alianza MRS tiene el respaldo de Condoleezza Rice del Departamento de Estado, no porque puedan ganar las elecciones presidenciales en noviembre, sino porque pueden ayudar a impedir que gane la Alianza Unida Nicaragua Triunfa del FSLN y los políticos nacionalistas ya hartos de las políticas de miseria y muerte del imperio. En eso sí, la Alianza MRS llevará a cabo la negación de sus orígenes que es el objetivo de la renovación al estilo New Labour.
Dos mujeres una renovación
Para entender por qué Baltodano pretende negar lo innegable – que ella apoya un movimiento político en Nicaragua conformado de acuerdo a las políticas regionales de los Estados Unidos y de la Unión Europea, del BID, del Banco Mundial y del FMI es necesario considerar la carrera de esa otra mujer destacada de izquierda, Margaret Beckett. En el fondo se trata del poder y de los intereses de clase. Tanto a Beckett como a Baltodano les apetece el poder. ¿Por qué no, cuando son personas muy capaces con cualidades personales valiosas? De hecho, si no lo pueden conquistar por un rumbo, van a intentar por otro. Las dos mujeres se han integrado en sus diferentes modos a una clase politico-gerencial, en ambos casos acostumbrada a disfrutar de los beneficios de su estatus privilegiado.
Entonces, es normal para ellas realizar lo necesario para defender sus propios intereses como miembros de dicha clase. Pero quizás valga la pena recordar el poema del escritor alemán Erich Fried, «Los expertos»:
«Hay veces
cuando hasta los oportunistas
desprecian
el oportunismo
Créanlos
porque ellos saben
mejor que ninguno
de lo que hablan
No confíen en ellos
porque desprecian
el oportunismo
por motivos oportunistas.» (4)
Notas
1. Téllez: es una opción de centro, Nuevo Diario, 15-07-2006
2. Nicaragua: Del sandinismo al danielismo, Mónica Baltodano, Gara, Rebelión 12-09-2006
3. En la enigma del gato de Schrodinger no se puede decir si el gato va bien o va mal hasta se abre la caja, así que es imposible saber que apoyo tenga la Alianza MRS hasta abrir las urnas de votación.
4. 100 poems without a country, Erich Fried, traduccion al ingles. Stuart Hood, Calder, 1999
toni solo es un activista radicado en América Central, miembro de Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Se lo puede contactar por medio de www.tonisolo.net. Este texto es copyleft y se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a su autor y la fuente.