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Muerto Pinochet, hablemos de Castro

Fuentes: Il Manifesto

Il Corriere de la Sera de Paolo Mieli tiene dos obsesiones, Israel y Cuba. Pase lo que pase, siempre se defiende a Israel; pase lo que pase, siempre se ataca al régimen de Fidel Castro. Son dos cosas de obligado cumplimiento, a las que ni comentaristas ni cronistas pueden escapar. Jamás. Hasta los límites del […]

Il Corriere de la Sera de Paolo Mieli tiene dos obsesiones, Israel y Cuba. Pase lo que pase, siempre se defiende a Israel; pase lo que pase, siempre se ataca al régimen de Fidel Castro. Son dos cosas de obligado cumplimiento, a las que ni comentaristas ni cronistas pueden escapar. Jamás. Hasta los límites del ridículo, y más allá de ellos.

Ha muerto Pinochet, de quien ningún periódico democrático puede hablar bien. Pero en realidad, es la ocasión para hablar de Castro. Mucho peor que Pinochet. Ayer, la tarea recayó en el joven viejo filósofo Bernard-Henri Levi, que trata con denuedo volver a la «ecuación Castro-Pinochet». ¿Qué ecuación? Todos los números están a favor de Pinochet: 17 años de reinado de Pinochet, frente a los 50 de Castro, «15-17 mil personas fusiladas» en Cuba, contra las «3.200 asesinadas» en Chile. Igualdad, cuando mucho, en lo tocante a exilados: «centenares de miles, una cifra parangonable a la de Chile». De la ecuación al desafío final a las «almas bellas», a los «compañeros y amigos», para que se ocupen de que Fidel «comparezca a juicio por sus crímenes», sin consentirle sustraerse a la justicia terrena antes de que, también él, tenga que rendir cuentas ante la justicia divina. Porque «ser de izquierdas hoy, a comienzos del siglo XXI, significa tratar del mismo modo a Pinochet-el-pardo y a Castro-el-rojo». Y Levi lo es (de izquierdas).

Mas no sólo de opinantes ilustres vive el Corriere. También los cronistas saben de qué hay que escribir: de Kissinger, el alma negra del golpe: «no hay pruebas». Y de Nixon, encima: «no favoreció el golpe, pero tampoco hizo nada por evitarlo». Mieli, además de periodista, ¿no era también historiador?

Pero las amnesias no son sólo cosa de historiadores. Con ocasión de la muerte del asesino chileno, La Stampa ha reexhumado al cardenal Pio Laghi, el discutidísimo nuncio vaticano que, durante la matanza argentina, a la pregunta de si la iglesia chilena tuvo mártires bajo Pinochet, contestó textualmente en una entrevista: «No podría decir eso; pero desde luego, alguno que habrá levantado la voz… Me acuerdo que en Argentina tuve que intervenir porque algunos sacerdotes y religiosos fueron detenidos (…), para tratar de liberarles. Pero, en Chile, no creo». ¿No cree, su Eminencia? Antonio Llidó, desaparecido; Joan Alsina, fusilado;  Miguel Woodward, muerto en la sala de tortura; Gerardo Poblete, muerto en la sala de tortura; Esteban Pesle, desaparecido; Omar Venturelli, desaparecido; André Jarlan, asesinado… Tal vez el cardenal Laghi estaba demasiado atareado jugando al tenis con el almirante Massera, y el cardenal Angelo Sodano, nuncio vaticano en Chile entre el 77 y el 88, demasiado entretenido con el amigo Pinochet como para acordarse de ésos, sus sacerdotes.

Mauricio Matteuzzi es un periodista italiano que escribe regularmente en el cotidiano comunista Il Manifesto

Traducción para www.sinpermiso.info: Leonor Març