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Ecuador gira a la izquierda

Fuentes: Prensa Latina

La asunción a la presidencia de Ecuador de Rafael Correa denota hoy un giro a la izquierda en este país andino, agobiado por una década de creciente inestabilidad, de destitución y derrocamiento de tres dignatarios. Sus propuestas integracionistas, de rechazo a las recetas de los organismos financieros mundiales y de privilegiar al ser humano sobre […]

La asunción a la presidencia de Ecuador de Rafael Correa denota hoy un giro a la izquierda en este país andino, agobiado por una década de creciente inestabilidad, de destitución y derrocamiento de tres dignatarios.

Sus propuestas integracionistas, de rechazo a las recetas de los organismos financieros mundiales y de privilegiar al ser humano sobre el capital evidencian su inclinación hacia una corriente izquierdista que se extiende por Latinoamérica.

La llegada a la presidencia de Correa se registra precisamente en un año determinante para América Latina, donde sucesivos comicios completan el cuadro que comenzó a diseñarse en Bolivia con la asunción de Evo Morales en diciembre de 2005 y la reelección en Venezuela de Hugo Chávez.

A este proceso se suma el retorno al poder en Nicaragua del líder de Frente Sandinista de Liberación Nacional Daniel Ortega, quien se sumó a la Alternativa Bolivariana para la América (ALBA), que supone un comercio sin competencia y de beneficio mutuo.

El mandatario ecuatoriano, economista de 43 años, advirtió que su victoria el 26 de noviembre pasado fue un punto de partida para hacer cumplir el sueño ecuatoriano: acabar con el modelo económico y social vigente, que ha destruido la economía y la sociedad.

Para él, la lucha apenas comienza, pues el sistema caduco y decadente está herido, pero no derrotado, y se necesita la Asamblea Nacional Constituyente para dar la estocada final que facilite la transformación del país.

Por ello, la convocatoria a la consulta popular el 18 de marzo próximo para pedir al pueblo la instalación de la Constituyente con plenos poderse.

El nuevo gobierno precisa fortalecer las instituciones democráticas para que las funciones del Estado y las fuerzas productivas y sociales tengan posibilidades de resolver los problemas básicos del Ecuador.

La Asamblea se encargará de elaborar una nueva Constitución que permita superar el bloqueo político, económico y social en el que el país se encuentra.

Entre otros cambios, el flamante mandatario se propone despolitizar los organismos de control (tribunales Constitucional y Electoral), elegir una nueva ley electoral y redefinir el papel de la economía nacional.

A su juicio, «el nefasto ciclo neoliberal ha sido definitivamente superado por los pueblos de nuestra América, como lo demuestran los procesos de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Chile, Nicaragua y ahora Ecuador».

La planificación y la recuperación del papel de la acción colectiva para lograr el progreso; donde se preserven activos intangibles pero fundamentales como el capital social, constituyen cambios profundos en el actual sistema.

En el tema de la deuda externa, el dignatario abogó por vencer la cultura del endeudamiento adquirida a través de los años, que ha llevado a una situación de endeudamiento altamente costosa.

Anunció que redefinirá la política de endeudamiento con los organismos multilaterales y gobiernos y los préstamos externos se usarán fundamentalmente para inversiones productivas que generen flujo de divisas para pagar esos préstamos.

Los proyectos sociales se financiarían con recursos propios y los fondos de que logren de la renegociación del pago del débito.

Al igual que otras naciones, Correa refuta las recetas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, organismos a los cuales advirtió que no aceptará presiones, ni injerencia.

En el aspecto sur-regional, su asunción al poder representa una importante estocada al cuadro político que hoy presenta la franja sudamericana del Pacífico, en especial de Colombia a Perú.

Los estudiosos vaticinan una nueva correlación de fuerzas en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), de podría favorecer la política de unidad regional y el comercio bilateral.

En el plano interno, Correa deberá enfrentarse a un Congreso cuyos diputados no logran quitarse la manta de rechazo y falta de credibilidad ganada por el anterior cuerpo legislativo.

Se prevé que una vez instalada la Asamblea Constituyente, en un plazo de seis meses, esa institución resuelva liquidar al Parlamento, lo cual motiva desde ahora rechazo entre los congresistas de partidos de derecha.

Por ello es indispensable el apoyo de la ciudadanía a las propuestas de cambios, para que el jefe de Estado pueda cumplir con sus promesas y cambiar la historia de Ecuador.